Lo que no se puede hacer por parte del comité de empresa de Trace es amenazar, cada dos por tres, con una convocatoria de huelga para que por parte de la Ciudad Autónoma se les arregle el problema y luego regresar a la normalidad. Existen mil métodos de diálogo o de presión sin llegar al más importante de todos ellos, como es el derecho de huelga, para intentar conseguir los objetivos. Pero el comité de empresa de Trace sigue utilizando las mismas fórmulas de hace décadas. Lo cierto es que les ha funcionado a lo largo de la historia, porque cada vez que ha existido una amenaza, en la Ciudad han temblado ante las posibles consecuencias de una huelga de limpieza y se han plegado a sus reivindicaciones.
Lo que sucede es que la última ya suena a chascarrillo. La queja en esta última ocasión, entre otras, es porque se sienten muy vigilados por parte de los empleados municipales que tienen como sacrosanta obligación el control de los servicios por parte de la empresa adjudicataria de la limpieza. El consejero Carreira, además de felicitarle por el trabajo realizado, también les advirtió de que continuarán con la labor de control, porque es una obligación de la Administración autonómica, al igual que se hace en todas las relaciones contractuales donde la Ciudad es una de las partes.