Después de la carta a Carcaño, nos enteramos de que sangre de María Piedad García Revuelta, fue hallada cerca del Guadarrama. Cierto que es de ella, a un año de desaparecida, pero cuando la perdió...¿ estaba viva o muerta?. Nos acordamos del crimen perfecto, de ese que no se encuentra el cuerpo y nos rastrillaron el cerebro con que era imposible, porque siempre se encuentra al culpable, por lo menos en las teleseries americanas, pero... ¿en verdad lo es?, ¿es imposible que alguien mate y se quede impune, porque no se encuentra el cuerpo? . Desde luego para los padres de Marta no, porque aún sin cometerlo y solo sufrirlo, permanecen en la tortura que es no poderse quitar- del alma- el peso del cuerpo de su hija.
Los niños de Córdoba, ahí están , sin estar , en la mente de su madre, en los afanes de la policía, que los busca como el cuerpo de Mari Piedad para dar paz a los suyos y en el secreto a voces que esgrime el padre, camaleónico y de ojos de visionario, que solo sabe decir, como Carcaño , que él no sabe nada. La ex pareja de Mari Piedad estuvo con ella y se mató, se ahorcó, como intentó, nefastamente, Carcaño, pero el primero acertando en el nudo y en la cuerda. Se mató y se llevó con él, el secreto de su paradero, porque tenía el poder, aún lo tiene , de hacer daño a los más cercanos a ella, a esos que llevarían su nombre y su estela para siempre con ellos.
Son secretos que llevarse a la tumba, como el de paradero de María Piedad, secretos que esconder tras la reja de una prisión, como el dónde está el cuerpo de Marta, Secretos de locura de amor no correspondido, como el del padre de los niños que dice saber el secreto de su paradero, secretos de Estado que hacen llorar lágrimas de mujer en sesiones de prensa, asustándonos a todos y secretos de arrugas alojadas en la faz sonriente de la Merkel ,toda estirada al lado de Rajoy , participes los dos de su futuro y el mío, sin que nosotros dolientes de hijos, de padres, de hermanas, de cuerpos buscados, de trabajos mal pagados y de emigración a la fuerza, sepamos nada. El mundo se tambalea, nuestro mundo, ese hecho de pequeñas compras y de árboles de navidad de plástico que nos queman la casa y nos llevan al hospital , con quemaduras por todo el cuerpo y la ruina total, para nuestros sueños de futuro. La realidad se nos impone porque nos hemos hecho mayores a la fuerza , a patadas en los costados, perdiendo el trabajo o mal pagándonos, visionando no dónde están los niños de Córdoba, que ojalá, sino los preca- sueldos de 420 euros sin cotizaciones, ni despidos, basu- sueldos que no nos darán de comer , ni nos quitaran el hambre, que lo único que harán será rebajar nuestra autoestima y separar más las clases sociales y convertimos en China-Now.
Cómo será la cosa que hasta la Casa Real se bambolea y se convierten en algo de ir por casa, de normalidad , como todas las familias, con los reality de los borbones de segunda categoría, chupando cámara y echándose las verdades a la cara en billetes de quinientos euros y fagocitando y ventoseando , a las diez de la noche en verbenas televisivas. No sé de qué se asustan de que un joven guapísimo de ojos azules nos pueda haber salido rana, cómo si en cada casa de vecino no tuviéramos uno así , u otro que nos deje por lo que sea o que nos agrie el carácter o que nos jorobe y nos descaremos –por todo ellos-con cualquiera que se nos cruce con el caballo. Es el chancleteo, la cotidianidad, los nuevos tiempos, el cambio, que juraba Rajoy , que lo mismo nos va a sentar como la fabada revenida o los sapos avinagrados , que solo sientan bien a los estómagos curtidos de los orcos y las brujas, nunca a los de los humanos y mucho menos a los de príncipes, infantas y otras realezas, que solo comen el foie de gras, a las finas hierbas.