He leído con interés y agrado las 10 ideas para el desarrollo de la industria turística ceutí, presentadas por la coalición Caballas. Incluso cuantifican su coste en 2 millones de euros.
La verdad es que me han parecido unas propuestas realistas y dignas de tener en cuenta. Primero, porque van en la línea de lo que muchos expertos han sugerido ya para esta ciudad. Segundo, porque alguno de sus dirigentes ha expresado en más de una ocasión su pesimismo respecto a las posibilidades de desarrollo de este sector en una ciudad de funcionarios, acostumbrada a vivir de la subvención y del presupuesto público. Por tanto, que el principal partido de la oposición en Ceuta, que está llamado a gobernar en un corto periodo de tiempo, plantee estas líneas de actuación, es todo un ejercicio de realismo político, digno de tener en cuenta. Sobre todo, supone una bocanada de aire fresco en una ciudad presa del conformismo, la apatía y el pesimismo crónicos.
Como ya he escrito en otras ocasiones, una de las alternativas de desarrollo económico para Ceuta puede ser el turismo sostenible. La Organización Mundial del Turismo tiene claro que esta actividad, además de un importante motor de desarrollo económico, es un primordial vehículo de relación y de intercambio cultural entre los pueblos. Pero también, y esto es lo verdaderamente importante, nos llama la atención constantemente sobre el hecho de que el turismo no es algo que dependa sólo de las acciones que emprendan los gobiernos, los empresarios, o los trabajadores del sector. El turismo, nos dice, es algo más. Son un conjunto de acciones que se han de desarrollar de forma sostenida y conjunta por toda la sociedad. No es posible diseñar una estrategia de desarrollo turístico mínimamente eficaz, si no se hace con el consenso e implicación de toda la comunidad receptora de visitantes. Primera llamada de atención. Con ser trascendental que el principal partido de la oposición presente este plan, mucho más lo será si se consensua el mismo con el resto de partidos, primero, y con el resto de partes interesadas, después. Aunque para ello habrá que dejarse el habitual sectarismo al que estamos acostumbrados en casa y pensar en términos de interés general, no de interés electoral.
Abundando más en los consejos que nos dan los organismos internacionales especializados en la materia, la Alianza para los Criterios Mundiales de Turismo Sostenible (GSTC), fija algunos de los criterios globales a tener en cuenta en el desarrollo turístico. El más importante es que se maximicen los beneficios sociales y económicos de la comunidad local, utilizando para ello los recursos humanos y de cualquier tipo locales. También, que se utilicen adecuadamente los elementos del arte, la arquitectura o el patrimonio cultural local, o que se desarrollen prácticas respetuosas con el medio ambiente. A la luz de estas consideraciones, y de las recomendaciones que han dado algunos de los expertos que nos han visitado, en el marco de distintas actividades académicas que, sobre el sector turístico, se vienen realizando desde la Universidad de Granada en Ceuta, en su día se indicó que las posibles líneas de desarrollo turístico de la ciudad podrían girar en torno a las actividades subacuáticas, el turismo de congresos, el turismo militar, el de nuestro rico patrimonio histórico y cultural, y las visitas concertadas a ciudades marroquíes, o desde las mismas hasta Ceuta. En todos los casos se partía de la necesidad de acuerdos que abarataran el precio del transporte, así como en hacer atractiva la idea de viajar en barco, como un hecho diferencial, o la cercanía a Marruecos, y el asentamiento histórico de las cuatro grandes culturas de la humanidad. También de que el turismo de sol y playa no tenía encaje en esta ciudad. Lo que plantea la coalición no es incompatible con estas propuestas. Todo lo contrario.
Pero hay algo en lo que aciertan plenamente, cuando afirman que a los turistas hay que ir a buscarlos a los “grandes polos marroquíes y de la Costa del Sol”. Aunque yo añadiría algo más, quizás igual de importante. Buscarlos y ofrecerles algo interesante y diferente a lo que pueden obtener allí. Esta es la clave. Evidentemente, con una mentalidad conformista y pendiente de las subvenciones no se consigue esto. Lo que hace falta es espíritu emprendedor y aparcar las diferencias partidistas a un lado.