El Gobierno marroquí y la Unesco lanzaron este viernes un proyecto para mejorar los métodos de predicción y prevención de los riesgos de terremotos en el país magrebí que sufrió el pasado septiembre un fuerte seísmo en varias provincias montañosas del Atlas y causó la muerte de cerca de 3.000 personas.
El proyecto, que se pondrá en marcha en un año y que contará con una financiación de 9 millones de dirhams, es decir, 824.000 euros, aportada por Japón, tiene como objetivo ayudar a la comunidad científica a comprender mejor los riesgos sísmicos, concretamente en la zona de Al Haouz que sufrió el sismo del pasado septiembre, según indicaron los promotores del proyecto en un acto celebrado en Rabat.
El director representante de la Unesco para el Magreb, Eric Falt, señaló que esta iniciativa pretende reforzar la red marroquí de predicción y prevención de terremotos, "elevar el nivel de competencias de los profesionales marroquíes en sismología", así como implementar iniciativas de sensibilización y educación para preparar mejor a las poblaciones locales a los riesgos sísmicos.
La iniciativa abarca también la cooperación científica entre investigadores marroquíes y japoneses y la formación de doctorandos marroquíes en este ámbito en Japón.
Por su parte, el embajador de Japón en Marruecos Kuramitsu Hideaki, insistió en la "necesidad imperante" para Marruecos de reforzar sus métodos de prevención ante los riesgos sísmicos, al tiempo que felicitó al país magrebí por sus esfuerzos para la reconstrucción de la zona siniestrada.
El ministro de Educación Superior marroquí, Abdelatif Miraoui, subrayó que la colaboración con Japón "promete ser fructífera" para los científicos marroquíes del ámbito de sismología "gracias a la experiencia y excelencia de Japón, líder mundial en este ámbito", añadió.
Miraoui recordó que el país magrebí dispone de dos institutos públicos de investigación y 21 estructuras de investigación científicas que se dedican al ámbito de geofísica y geociencia.
El sismo del pasado 8 de septiembre, que tuvo una magnitud de entre 6,8 y 7, azotó las provincias sureñas de Marrakech, Al Haouz, Chichaoua, Taroudant, Ouarzazate y Azilal y causó casi 3.000 muertos, 5.000 heridos y miles de personas se quedaron sin hogar.