La Ciudad baraja un circuito de tres kilómetros y medio para desviar los coches cargados de mercancía hacia el camino de la ITV, sacándolos después por el Príncipe hasta desviarlos, de nuevo, a la carretera nacional
Tienen que seguir un circuito, una especie de laberinto que los aleje de la concentración de los demás vehículos al objeto de evitar colas terribles y aglomeraciones que deriven en protestas ciudadanas. Esta es la teoría manejada por la Ciudad para ofrecer una alternativa al tránsito de los coches patera, que le llevará a presentar mañana un circuito alternativo que ya ha sido perfilado por la Policía Local pero al que la Guardia Civil y el CNP tienen que dar el visto bueno. Más si cabe porque a lo largo de los tres kilómetros y medio de circuito, se tendrá que contar con presencia de todas las fuerzas de seguridad.
Ese particular laberinto de recorridos, virajes y alternativas ya está escrito y esquematizado sobre el papel. Según los datos conocidos por El Faro, la idea por la que apuesta la Ciudad es que los coches patera que salgan cargados de mercancía de los polígonos o naves de carga no puedan seguir ruta hacia la carretera que pasa por delante del CEIP Príncipe Felipe, sino que emprendan marcha directamente hacia la carretera que conduce a la ITV. Antes de alcanzar este punto, serán desviados por componentes de la Policía Local hacia el camino que lleva al Puente Quemadero y que termina saliendo al Príncipe Alfonso, justo en la parte superior que conduce a la carretera que baja hacia el cementerio de Sidi Embarek. Por este tramo seguirán dirigidos hacia los terrenos en los que se encuentra la vía del doctor Abdelkrim pudiendo salir desde ahí a la carretera del Tarajal.
Un laberinto en el que se quiere contar con la implicación de las patrullas de todos los cuerpos y que solo persigue el desvío durante un tramo de tres kilómetros y medio de estos coches, evitando que se junten con los demás. A lo largo de este tramo se quiere contar con zonas de embolsamiento para ir reteniendo a estos vehículos.
Traducido al ‘lenguaje casero’ no se trata más que de ir ralentizando la llegada de estos coches a la carretera nacional, introduciéndolos en un circuito paralelo del que no saldrán hasta que se comunique que la presión en la vía que lleva a la frontera es menor. Si las fuerzas de seguridad del Estado dan el visto bueno, así como la Delegación del Gobierno, se tendría que hacer una encomienda a Tragsa para que asfalte de forma urgente un camino de unos 300 metros de longitud que hay en este circuito y que ahora resulta impracticable para los vehículos.