Escuchar a un niño de hoy ha servido de inspiración para este artículo.
_ ¿Yaya por qué no podemos ir al parque?
_Hoy hace frío quedate jugando a los videojuegos.
_ Eso me lo dijiste ayer.
Las canas empezaron a darle a las células grises ya desgastadas pero con esa peculiaridad, la experiencia, que entra dentro del ‘bonus’ de lo ya vivido. Rápidamente se puso en la piel curiosa de un infante y cambio la pregunta.
_ Hijo ¿a quién añoras y quieres ver?
El niño queda perplejo y aunque quiere ser sincero pero oculta esa cosa.
_ No abuela quiero estar en la calle y correr un rato. Jugar con los niños de mi misma edad y salir de esta rutina.
_ ¿Podemos jugar a decir la verdad?
_ Vale.
_ Bueno hoy dudo en qué hacer para la cena, ¿qué idea me puedes dar?
_ ‘Abu’ lo de siempre una hamburguesa y un yogur.
_ No sería mejor cambiar y buscar otra cosa.
_ Pero eso es lo que me gusta.
La abuela empieza a acorralar al nieto y bajo la canción apagada en sus adentros: “lo siento mi amor...”, desarrolla la estrategia para no dar su brazo a torcer. La tranquilidad de estar en casa y buscar el mínimo riesgo para que luego cuando venga la madre esté entero su hijo adoptivo y no tenga ningún piquete o herida que pueda deparar en una pequeña pelea con su hija. Lo tenemos al nene dentro de una burbuja llena de amor y miedo, respeto y entendimiento, dar privilegios para que este contigo, buscar que te quiera y que quiera estar contigo, aunque la inmensa mayoría de las veces sea por una extrema necesidad. El trabajo hace que tengan que salir los progenitores a buscarse las habichuelas y queda como responsable el abuelo esa persona que ha trabajado tanto para hacer realidad una cosa: dar un porvenir a su prole. Ahora cuando tenía la maleta preparada para hacer una cosa: vivir la vida, te cuelgan a un nietecito que aunque pongas mala cara era lo que querías, tener la prolongación de ese hijo que se había marchado del nido a volar. Echabas de menos a tenerlo contigo pero era ley de vida.
Ahora te da la vida una nueva oportunidad para volver a hacer con este niño las premisas que tenías hace ya la friolera de 30 y pico de años. Es una nueva oportunidad y lo principal: la experiencia está ahí. Pero nuestra torpeza es evidente. Y vuelven esas responsabilidades. Criar a un niño. Pasar nuevamente las enfermedades. Esos días donde no sabes qué hacer para que deje de llorar. Ir cuarenta veces al médico. Y todo para que nadie te indique con el dedo para decirte que no sabe llevar al niño. Queremos ser modernos pero nos hace falta algo. Estar en la calle para saber cómo anda la moda. Un niño debe de ser libre para ser desde chico independiente. Sin embargo al salir y tener interrelación con otros padres postizos hace intentar hacer cosas que te han comentado. Mi nieto práctica el fútbol y viendo lo bien que se llevan pues lo apuntas en un equipo. Puede ser que hayas acertado o no. Pronto se verán los resultados. Pero seguimos influenciados. Basta ver una sonrisa en tu nieto para que se te caigan todos los palos del sombrajo al suelo. Quieres poco a poco poseerlo. Por eso cuando te dicen voy a dejarlo con el otro abuelo la envidia entra en juego. No lo lleves, tengo algo reservado para él para estos días. A tu vera a tu verita tuya... Que canción y que verdad es. Quiero tenerlo todo el día. Y eso que no lo querías. Ni siquiera que te llamara abuelo ya que te ponía en la tesitura de entrar en una edad que no tienes todavía asimilado. Ser un abuelito, yayo, gran viejo.
El Colegio de Abogados de Ceuta celebró este martes elecciones para decidir dos cargos: diputado…
El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, se ha reunido…
Tres de cada diez vecinos de Ceuta cobran un sueldo muy inferior al salario mínimo…
El equipo técnico del Centro Social de Mayores con Unidad de Estancias Diurnas del Imserso…
La causa en torno a la muerte de dos agentes de la Guardia Civil en…
Para todos resulta de lo más normal escribir "jajaja" por algo gracioso en redes sociales…