En noviembre de 2017, la dirección de Instituciones Penitenciarias ponía el punto y final a la ocupación de la antigua prisión de Los Rosales. Con el traslado de los presos a la actual de Mendizábal, se cerraba también una época vivida en la que murió como una de las penitenciarías más antiguas de todo el país. Hoy, después de varias informaciones en torno al uso que se iba a dar a la vieja prisión, esta asoma abandonada, sin tan siquiera la vigilancia policial permanente que, durante meses, estuvo encomendada a sus puertas para evitar su ocupación.
De esas decisiones llegan las consecuencias esperadas. Los vecinos de la zona ya son testigos de ellas, denunciando la entrada de individuos en la vieja prisión aprovechando la rotura de una malla lateral que hasta hace un año ejercía de perímetro de seguridad. Por allí ya han saltado algunos individuos para entrar en la infraestructura, lo que hace temer que puedan generarse asentamientos como los que ya existen en otras infraestructuras abandonadas en la ciudad: desde los barracones del Sardinero hasta lo que queda del Parque de Artillería, por ejemplo.
Los vecinos ya han visto acceder al lugar a individuos para sacar objetos del interior
Los propios residentes ponen de manifiesto que ya han visto salir a personas con algunos objetos que quedaron en el interior y advierten de la proliferación de sujetos por una zona en la que la visualización de patrullas policiales es nula. Por no haber ya no hay ni la vigilancia del CNP que se mantenía en torno a la comisaría de la barriada que también echó el cierre. La dejación originada en torno a una infraestructura que incluso se valoró como centro de acogida para menores se extrapola a la que sufren las zonas más próximas a la vieja cárcel.
Oficialmente el edificio permanece cerrado sin que se haya dado una alternativa para mejorar y enriquecer el terreno por el que han pasado miles de presos, en donde hubo cumplimiento de condenas de todo tipo... Una cárcel que, junto a la de Martutene y la de Pamplona, terminaron siendo las más vetustas mantenidas en pie en todo el país.
Acabará por ser un lugar de refugio de malechores y drogadictos. Mal pinta para los vecinos de la zona, eramos pocos y pario la abuela.
Que las autoridades, pongan interes en esto, o de lo contrario, eso se combertirá en una cloaca para la ciudad, una más por supuesto.