Todas las noches le doy gracias a Dios por la vida que me está dando. Aunque tenga que estar siempre sorteando las zancadillas, pero salgo airoso en muchas acciones.
Por eso no deseo escuchar cosas desagradables en mis oídos. Quiero que todos gocemos de lo mejor. Hace pocos días estuve en Algeciras recogiendo unos resultados de mi hijo y observé cómo cuando estaba comiéndome un bocadillo en un banco frente a la policía municipal, tres personas me pidieron dinero para poder comer. Eran las dos de la tarde y la verdad que aunque tenía mucha hambre se me quitaron las ganas.
Cuando tengo que coger el barco me pongo muy nervioso y se me cierra el estómago. Es de siempre, aunque el mar esté hecho un plato, cosa que no ocurría en esta ocasión. Les ofrecí la barra de pan y el cuarto de Choped de lata que tenía pero lo que querían era dinero. Sólo tenía 12 céntimos en efectivo luego les dije que no tenía. Luego pensé que lo que querían era dinero para poderse proveer de su dosis de droga. Observé una acción que le recriminé a uno de ellos. Que cogió por el lomo a un cachorro de perro y lo lanzó a unos metros por acercarse a la bolsa donde tenía los alimentos. Eso no se hace.
Por eso cuando mi mujer me informó que un vecino lo estaba pasando mal, algo dentro de mí se descompuso.
A las pocas horas tuve por suerte la fortuna de hablar con la mujer de este vecino y me informó que dentro de lo malo se encontraba mejor pero que había cogido una gripe de las malas y que estaba nuevamente en el hospital universitario de Ceuta donde según ella le habían contagiado.
Días más tarde mi mujer me informó que había hablado con la hija de este hombre y le había dicho que se encontraba fatal. Le habían dado horas de vida. La pobre muchacha se encontraba consumida por el dolor. Tanto moral como físicamente. Y no es por nada ocultar que el palo de ver a tu padre en sus últimas horas es muy duro. Esto no se le desea a nadie.
Pero aunque tengas este pesar no debes de decir que nuestro hacedor es injusto. Él nos pone siempre en unas pruebas que de momento nadie las puede comprender. Así es la vida. Nos la dan y luego nos la quitan. Nadie se puede quedar en ella eternamente. Todos tenemos un periodo de caducidad que sólo la sabe una persona y no está aquí.
Yo lo único que hago y en silencio es rezar por esta familia para que los días que les quedan de tener entre ellos a su familiar sean los mejores y que sus recuerdos sean buenos para el futuro sin la presencia de su querido padre, esposo y familiar.
Que Dios te acoja y te reconforte con lo mejor. Nosotros tendremos que seguir en este valle de lágrimas ya que tenemos que cuidar a nuestros seres más queridos que tenemos ahora presentes. Fruto del amor desprendido de esta persona que nos va a dejar huérfanos. Es un gran palo pero tenemos que pensar en nuestro futuro y nuestros congéneres más cercanos.
Otra responsabilidad que nos dará ganas de vivir.
Yo cuando pienso en mi padre también me pongo melancólico pero sé que él está ahora con otras personas cercanas a él, sus familiares le estarán arropando y estarán juntos muy felices. Y su presencia siempre estará junto a nosotros. Sus obras perduran y perdurarán para siempre.