Son muy diversas las cuestiones que tiene el ser humano ante sí. A veces hasta en los sueños, mientras se descansa durante la noche, vienen a la mente algunas cuestiones que están pendientes de ser resueltas o abordadas; en los sueños el orden en que se presentan las diversas cuestiones no suelen guardar las mismas consideraciones de urgencia o conveniencia que se dan en la vida real.
Hay un factor, mezcla de emotividad y de conveniencia que los dirige a ocupar un determinado puesto de presentación a la mente. La voluntad no tiene valor para esa secuencia de los sueños. La verdad de la vida personal recibe no pocas indicaciones de esos sueños que se han gestado en la mente sin presencia de la voluntad.
Y la verdad es lo que realmente proporciona valor a la vida. La verdad no está dominada por la conveniencia: La verdad es libre y llega a nosotros, los seres humanos, como una fuerte corriente de liberación que nos conduce a esas posiciones de serenidad que nos proporciona la fortaleza necesaria para ir adentrándonos, con decisión, en los terrenos difíciles de las conveniencias personales y de los movimientos que se basan en conceptos erróneos pero que tienen algún atractivo según las circunstancias del ambiente. El conocimiento de la verdad es una obligación fundamental del ser humano, que no siempre es atendida de forma correcta. Hay quienes se conforman con tener noticia de ella pero son ponerla en práctica. Viven al margen de ella y se mantienen como seres más o menos neutros.
Otros seres humanos prescinden abiertamente de la verdad y proclaman unos conceptos propios que incluso pueden apoyarse en situaciones concretas del ambiente en que se vive, pero dejan a un lado - por conveniencia o desconocimiento - lo que la verdad demanda. La ignoran y llevan a muchos otros seres humanos a la equivocación, al entendimiento de la vida como algo de escaparate pero sin fondo alguno que le proporcione consistencia No es esto lo que el ser humano - y como consecuencia la sociedad - necesita. Ese alejamiento de la verdad conduce al desgobierno de la voluntad personal y, como consecuencia, el de la sociedad. Es la ruptura de la vocación a la unión para ser más fuertes y con posibilidades de resolver todas las cuestiones, por difíciles que sean.
Hay que esforzarse en vivir en la verdad, aunque ésta sea a veces muy dura, lo que obligará a vivir personalmente esas condiciones de dureza, de dificultades y de mayores obligaciones. Eso nos hará sentirnos más acordes con lo que es la vida misma, aceptando sus condiciones sin trampas de ninguna clase. La verdad es una línea sumamente simple; una línea que une directamente el corazón y la mente. Línea que hay que saber conservar y que, desgraciadamente, No siempre llo conseguimos, quizás por falta de decisión más que de entendimiento. La verdad, en sí misma. es lo que verdaderamente vale y seguirla es lo que hace al ser humano una persona fiel y amante de la dignidad. A veces perdemos ésta por falta de amor-
Asusta contemplar la situación general en la que se vive en nuestro mundo, particularmente en lo que se refiere a las ideas y a muchas de las realizaciones que se llevan a cabo. Hay cuestiones que se eternizan y que tienden a alcanzar mayor gravedad.
¿Donde están las ilusiones de nuestros sueños limpios? ¿Donde están nuestros pasos en la línea de la verdad? La verdad es lo que realmente nos muestra a cada uno de nosotros y a todo el mundo, lo que en realidad valemos nosotros, los seres humanos de nuestra época.
¿Donde está la renuncia a tantas cosas absurdas que nos privan de la serenidad de juicio y valentía de acción? Que nuestros sueños nos indiquen los caminos de la renuncia al engaño y nos dispongan al cumplimiento de lo que nos señala, en todo momento, la verdad.nimo, en su ministerio.