Opinión

La Unión Europea que no queremos

a ilusión con la que el pueblo español hizo efectiva su admisión al firmar sus representantes el Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica el 12 de Junio de 1985 y su integración efectiva el 1 de Enero de 1986, ha devenido después de treinta y tres años, en una más que profunda desilusión.

Es indudable que la permanencia en ese club económico ha sido muy provechosa para España, que ha recibido cantidades importantes de fondos que han permitido la transformación del país que ahora cuenta con unas vías de comunicación envidiables y una red de ferrocarriles, aeropuertos, y puertos que sitúan a nuestro país entre los más avanzados de Europa. España, no solo obtuvo grandes ventajas económicas sino políticas al abandonar el aislamiento internacional y el complejo subyacente sobrevenido de tantos años de obscuridad. Todos los países de ese club, también han avanzado. Ya en el año 1991, España se adhirió al Acuerdo de Schengen, por el que abría sus fronteras al resto de países europeos firmantes de ese acuerdo. Un año más tarde, el cambio de denominación a Unión Europea absorbiendo a la Comunidad Económica Europea, dejó traslucir claramente la idea subyacente de ese proyecto de económico en político, la conversión en una sola súper nación europea con una estructura federal a imitación de los Estados Unidos de América con objeto de ser tan fuerte como las grandes potencias actuales y las emergentes. Siguiendo con ese proyecto se fue hacia la moneda única el euro, implantada en 2002, un solo banco central el BCE y una sola política fiscal, la emanante del Tratado de Maastricht. Así, teóricamente con la misma moneda, las mismas placas de matrículas en los vehículos, y una bandera azulada con 12 estrellas tendríamos el marchamo de europeos. Con un Parlamento de 751 diputados, representando teóricamente a los 500 millones de ciudadanos europeos, un Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno que representa a los 28 Estados Miembros adscritos , una organización administrativa que gestiona el día a día ,la Comisión Europea, y un Tribunal de Justicia para garantizar que la legislación europea se interprete y aplique del mismo modo en cada uno de los países miembros, y otro encargado del control presupuestario, el Tribunal de Cuentas, tendríamos el bloque institucional suficiente para la marcha de esta súper nación europea . Si atendemos solamente al acervo común, el poder ejecutivo sí es eficiente, el poder judicial apenas se nota y el legislativo no tiene fuerza.

La Unión Europea , en mi opinión , adolece de unas prisas que no son las adecuadas para su proyecto. En primer lugar ha empujado a la adhesión a países que difícilmente podrían respetar las reglas de fiscalidad so pretexto de que los países “importantes” tampoco las respetaban (Alemania, Francia, Reino Unido, España) . Así se integraron la mayoría de los países del Este de Europa o la isla de Malta obedeciendo a la presión británica, por una parte porque el mercado único cuanto mayor mejor para todos, y por otra por las prisas de cerrar ese proyecto, lo que ha producido en general más rotos de los debidos. Tampoco ha sido posible lograr la homogeneidad de mercado e al haber Estados que pertenecen a la UE pero no a la Unión Monetaria, ya que solo 19 países de los 28 han aceptado el euro como moneda nacional. Otros aceptan la moneda pero no Schengen (Irlanda), otros Schengen pero no la moneda( Dinamarca, Suecia), otros ni Schengen ni la moneda (UK) y finalmente otros Schengen solamente, sin estar integrados en la UE, como son los casos de Suiza y Noruega, a esto se añade el Espacio Económico Europeo formado por los 28 países de la UE más Islandia, Noruega y Liechtenstein, espacio que produce acuerdos económicos con esos países. Como vemos, la UE haría mejor, por ahora en profundizar en la obtención de un único mercado europeo abierto completamente, es decir sin fronteras. España debido en parte a la apertura de otras economías y al avance de las nuevas tecnologías exporta ahora menos al mercado único europeo aunque sigue siendo el principal mercado. Los principales países siguen siendo Francia, Alemania e Italia. En 2018 hubo un déficit en la balanza comercial, se exportó por valor de 292.063,2 Millones de euros lo que representa 24,17% del PIB. inferior al24,27% de 2017.

Pero si la Unión Europea no ha conseguido un verdadero mercado único entre todos los países europeos, su desvío es aún mayor en cuanto entramos en otros terrenos como el judicial y el estrictamente político. La cantidad de directivas que adornan los boletines de la Unión y que deben integrarse en los regímenes jurídicos de los países que la integran , llegan a asfixiar en cierto modo a los ciudadanos a modo de fuerza centrípeta. En otros casos la UE falla estrepitosamente, por ejemplo en el terreno judicial. Es el caso de las denominadas euroórdenes emitidas por un Estado para la detención de un delincuente que se encuentra en otro Estado y lo que debería ser la detención automática y traslado al Estado que demanda la extradición se convierte en un litigio judicial, en el que los Estados no reconocen la supremacía de las autoridades judiciales del Estado demandante. Así tenemos, por ejemplo, a delincuentes como el tal Puigdemont y sus adláteres paseándose por territorio europeo estando acusados en España de rebelión al haber provocado presuntamente un golpe de estado.

En otro orden de cosas vemos como 41 senadores franceses firman un manifiesto sobre Cataluña en contra de España denunciando “la represión de los representantes políticos encarcelados o forzados al exilio y piden que Francia y otros países de la UE intervengan”. Verdaderamente si lo ocurrido en España hubiera ocurrido en Francia con solamente la protesta por la independencia de bretones, corsos, o alsacianos estos senadores ¿ habrían actuado de la misma manera o habrían solicitado el apoyo de todos los estados de la UE en defensa de la unidad de su país? Si se discute la unión territorial de los países que conforman la UE, difícilmente cuesta seguir el camino.

"La Unión Europea, en mi opinión, adolece de unas prisas que no son las adecuadas para su proyecto"

En otros momentos es la UE la que toma parcelas de soberanía a modo de fuerza centrífuga sin el agrado de todos los países miembros . Es el caso de la inmigración, forzado por Alemania o la formación de un ejército europeo para rememorar la Grande Armée napoleónica. Esta toma de soberanía sin haber afianzado suficientemente los cimientos económicos es el principal problema que en mi opinión existe hoy en a la UE. Porque el quien ha de dirigir esa nave, cuáles son sus poderes y hacia donde debe ir son las causas principales si no está todo definido o por lo conocido ahora, de la marcha del Reino Unido. La apelación a lo más profundo del alma inglesa en las raíces de su creencia en su Historia su cultura y su identidad, como se manifiesta al leer a W. Shakespeare en su obra “Ricardo II” que hace decir a Juan de Gante ya en 1597, apelando a su patria:” Esta fortaleza que la Naturaleza ha construido para defenderse contra la infección y la mano de la guerra. Esta piedra preciosa engastada en el mar de plata que le sirve de muro, o de foso de defensa alrededor de un castillo, contra la envidia de naciones menos venturosas” es imprescindible tenerlo en cuenta. Es el temor a la invasión de extraños desde el otro lado del mar, envidiosos de su forma de vida, de su felicidad, que quieren arrancar como sea, afortunadamente el mar está ahí, sin decirlo, es lo que cuatrocientos años más tarde, lleva al euroescepticismo a la mayoría de los votantes británicos teniendo como consecuencia el Brexit y da igual la forma en que se produzca. Y en todas las naciones europeas existe un Juan de Gante y en España a docenas. Esto no puede ser arrancado y despreciado siquiera sutilmente desde la cima del europeísmo. Y ahora no puede construirse Europa sin un país como el Reino Unido, ni sin Francia, Alemania o España. Si faltase algún otro como Suecia, Noruega o Malta, incluso Bélgica u Holanda, no tendría tanta importancia pero ninguno de los cuatro grandes, a pesar de Italia o Grecia en el siglo XXI , puede faltar para construir Europa. ¿Y quien debe llevar el timón, Alemania de nuevo, o va ser Francia ésta vez? Por eso creo firmemente que la UE se ha equivocado al intentar construir una “Nación” europea tan apresuradamente, sobre las raíces de 28 naciones que tienen poco en común salvo la civilización cristiana, que aunque imprescindible hoy después de tantos años de lucha, es insuficiente. Es más creo que no tiene futuro como una sola nación: Europa. Este proyecto que nació después de la II guerra mundial solo puede servir para tener un mercado común, es decir un espacio económico en el que puedan transitar libremente personas y mercancías sin fronteras e incluso judicial, si es que somos capaces de respetar los poderes judiciales de todos los países miembros. Yo creo que por ahora no se puede ni debe ir más adelante. Parémonos aquí. Reflexionemos sobre la pérdida de una de las naciones grandes que va a intentar tener los mejores acuerdo económicos. Dejemos a un lado las fantasías de “ejércitos europeos” cuando existe la OTAN y alguna de las naciones es una potencia nuclear, dejemos de “obligar” a cuotas de inmigración, de dirigir nuestras políticas de inmigración, o las políticas exteriores cuando ni siquiera se es capaz de decir alto y claro que Gibraltar es la única colonia en suelo europeo y que debe retornar a España, o que la Comisión, el Parlamento o el Consejo de Ministros organice permanentemente nuestras vidas , bastante tenemos con nuestro Estados, déjenos respirar y no aumenten más su burocracia administrativa que lleva a mantener el número de eurodiputados con el Reino Unido que se marcha en lugar de eliminarlos numéricamente al haber un país menos . Y yo les prometo que no utilizaré bolsas de plástico, que ya sé que no se pueden regenerar y que si necesito alguna he de pagar por ella. Pero mi país, es mi país, mi nación es mi nación y eso por favor no me lo toquen. Porque somos nosotros, los españoles los que hemos de tener nuestra particular política exterior dirigida fundamentalmente a la colaboración con los países hispanos, nuestra política de defensa centrada en el eje Baleares-Melilla- Ceuta- Canarias, la integración en la OTAN y la recuperación de Gibraltar, nuestra política interior reforzando los poderes del Estado en las CC.AA. y no tener que depender del Monsieur Macron de turno o de cómo se levante Frau Merkel. En esencia, una Europa con competencias más reducidas pero más efectiva y necesaria centrada en el mercado único.

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