L a izquierda nunca ha sabido unirse. Miren que ha habido intentos de constituir un frente único para mermar la fuerza de la derecha en Ceuta... pero los experimentos nunca han terminado con éxito. Buena culpa la han tenido los personalismos, capaces de hundir proyectos, de convertir las apuestas electorales en batallas perdidas antes de comenzar la carrera. Este fin de semana hemos tenido buena prueba de ello. Hemos asistido al primer culebrón de un desnortado PSOE que cada vez se asemeja más a un partido de familias y alianzas interesadas y ambiciosas.
Manuel Hernández debería haber dado una explicación a todos los medios de comunicación de su cambio de actitud en torno a un ‘sentarse a hablar’ con Caballas. Al menos por respeto. No se puede mentir al personal con tanto descaro e irse de rositas como si nada. Y Manuel Hernández ha mentido. Lo ha hecho después de hablar de ‘bulos y mentiras’ al ver publicadas informaciones sobre un acercamiento de cara a las próximas generales entre PSOE y Caballas. Pero las mentiras del dueño del cortijo tienen las patas muy cortas. Quien ha querido ha podido escuchar el mensaje de voz enviado a algunos medios en los que aseguraba que iba a sentarse a hablar con Caballas y con cualquier otra formación. Así que el único que ha construido bulos y ha mentido ha sido él.
El PSOE se ha convertido en un zoco al estilo de los de Castillejos, con compras y reventas
Ganaría puntos dando una versión creíble sobre su viraje, pero parece que a Hernández le gustan otros caminos rodeados de pandilleros y ambiciones. Saben qué pasa, que un partido como el PSOE se está convirtiendo en un mercadillo en el que se sortean los puestos en las listas y se permiten artes sucias como si esto fuero lo más normal del mundo. En esa sede con demasiada historia, incapaz de despegar, se han hecho tantas calamidades que lo de ahora simplemente es para sumar un capítulo más a la historia negra de los amigos de Daoiz.
El número 1 hace tiempo que eligió a su ‘kaka’ del wasap como emoticono de presentación. Por eso, precisamente por eso, no me extraña ni que busque dejar a todos los medios de comunicación por mentirosos ni que apadrine y potencie las malas artes de unos pocos.
Manolo, el niño con cara de Primera Comunión, no saldrá. Seguirá con sus cambalaches, con su mercadillo más propio de un zoco de Castillejos en el que lo que hoy vale 40, a la vuelta de la esquina te lo dan por 10. Triste izquierda. No te queda más que seguir llorando.