Sobre las vicisitudes de los que estaban contra el golpe del 36 en el Protectorado Español en Marruecos acaba de ser publicado un interesante libro de los historiadores Félix Ramos Toscano y Pedro Feria Vazquez, lleva por título “Camino hacia la tierra olvidada” con interesantes documentos y testimonios personales.
Unos doscientos españoles están en las fosas de los cementerios de Tetuán y Larache, fusilados tras no secundar la sublevación del 36. En muchas ocasiones sus familiares han intentado dignificar esos lugares, colocar placas y restituir en parte esa dignidad que se les negó durante tanto años. En su introducción dejan claro su objetivo principal… “Mucho se ha escrito ya sobre la hecatombe sufrida por nuestro país entre 1936 y 1939. Los estantes de librerías y bibliotecas están sobrecargados de títulos dedicados a casi todos los aspectos del conflicto: política, economía, asuntos militares, vida cotidiana, etc., y lo mismo puede decirse de las videotecas, saturadas de documentales y películas de ficción de desigual calidad. Cuando paseamos entre las montañas de libros editados y los kilómetros de películas rodadas sobre el tema en los más de tres cuartos de siglo transcurridos desde el fin de la guerra, podríamos pensar que ya está todo dicho, que no queda nada por mostrar, pero, siempre que lo hacemos, nos equivocamos”.
“Por toda nuestra geografía cientos de investigadores siguen trabajando. Unos lo hacen en solitario, otros en el seno de grupos de investigación patrocinados por asociaciones ciudadanas, instituciones o universidades. Algunos, los menos, cuentan con apoyo público, otros, los más, deben luchar a brazo partido contra la incomprensión de buena parte de la sociedad, que les censura querer “reabrir heridas” y centrarse en el pasado en lugar de “mirar al futuro”, como si lo segundo fuera posible sin lo primero”.
En la introducción del libro continúan los historiadores haciendo hincapié en el desconocimiento que existe sobre la represión en el protectorado: “Pero entre todos están revolucionando el conocimiento que tenemos sobre la Guerra Civil. Constantemente nos descubren nuevas fuentes que arrojan luz sobre partes oscuras de nuestra historia, llaman la atención sobre puntos de vista que durante años fueron despreciados, y ponen en valor testimonios olvidados. Ellos están consiguiendo que cada vez queden menos zonas de sombra en la historiografía sobre el conflicto, para desgracia de aquellos que piensan que “es mejor olvidar”.
“Entre estas lagunas de conocimiento que aún subsisten podríamos incluir la represión a la que el régimen franquista sometió a cientos de miles de disidentes durante la guerra y más allá, represión que durante décadas revistió diversas formas, ya fueran físicas, mentales o económicas. Tema polémico como pocos, fue sistemáticamente ocultado durante los años de la dictadura, olvidado durante la transición por un país que confundió “reconciliación” con “amnesia” y obviado en la actualidad por muchos historiadores deseosos de evitarse “problemas”. “Si hacemos recuento, podemos considerarla la “cenicienta” de los estudios sobre la Guerra Civil; de las montañas de libros editados sobre el conflicto de las que hablábamos, los volúmenes (de calidad y bien documentados) dedicados a la represión suponen si acaso un pequeño montículo. Hasta hace poco. Hoy, gracias a la apertura de nuevos archivos y al cambio de actitud de la sociedad civil y de nuestros representantes políticos, tenemos ya un conocimiento bastante aproximado de lo que para este país supuso la represión franquista”.
“Lo hasta ahora sabido y lo que se sigue averiguando pone los pelos de punta, y explica muy bien porqué durante tantos años ciertos poderes negaron a los investigadores el acceso a los archivos donde estaba depositada la documentación referente: fusilamientos arbitrarios masivos, uso extensivo del trabajo esclavo, empleo sistemático de la tortura, apertura de numerosas cárceles y campos de concentración saturados y sin condiciones higiénicas donde cientos de presos morían a diario, miles de millones de pesetas confiscados a sus legítimos propietarios...”
Concluyen los autores del libro Félix Ramos y Pedro Feria que “No sólo quedan lagunas temáticas, sino también geográficas. Todavía hoy, muchos españoles siguen pensando que en su pueblo o ciudad durante la guerra “no pasó nada”. Quedan provincias enteras donde aún no se ha realizado un solo estudio histórico riguroso sobre los periodos de la II República, la Guerra Civil y el franquismo (o como mucho sólo se ha publicado la versión de los vencedores), y los archivos locales sobre la represión siguen cerrados o han desaparecido, víctimas de la mala fe o la dejadez de las administraciones...”
Una investigación profunda
Los autores exponen que aunando la bibliografía, las hemerotecas, los documentos archivísticos y los testimonios orales, se ha compuesto este trabajo, que pretende ser un gran aporte con nuevos datos sobre sucesos y víctimas de la represión franquista que no habían quedado recogidas en investigaciones anteriores en la zona del Protectorado.
Resaltando que una de las fuentes que mayor ayuda les ha proporcionado para la investigación han sido las archivísticas. Visitando en busca de documentación numerosos archivos nacionales, como el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, los archivos militares de Ávila y Guadalajara, el Archivo Histórico del PCE, la base de datos “Todos (…) los nombres” y el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, en cuya “Sección África” quedó depositada la documentación del Alto Comisariado de España en Marruecos y la Delegación de Asuntos Indígenas, fundamental para entender el funcionamiento institucional del Protectorado y el devenir político del mismo.
Historias sin contar
Con el libro “Camino hacia la tierra olvidada” de los historiadores Félix Ramos y Pedro Feria, se ha logrado poner cada cosa en su sitio, son páginas con datos, nombres y sucesos, imprescindible para acercarnos a la represión que se realizó en el protectorado Español de Marruecos. Su aventura de compromiso con estas víctimas de la guerra civil, comenzó en el 2006, cuando visitaron la ciudad de Tetuán y Tánger, desde ese momento, sabían que todo lo que ocurrió en el protectorado debían plasmarlo en un libro y así ha sido.
Ellos explican perfectamente su laborioso trabajo de recopilación: “Conforme recorríamos la zona sentíamos que nos internábamos en una tierra olvidada, que se nos antojaba muy lejana pero a la vez cercana. Paseando por las calles céntricas de Tetuán nos sorprendimos del aspecto español de muchas de ellas y de la gran cantidad de rótulos en castellano que aún subsistían. Nos contaron que en aquella ciudad españoles, musulmanes y judíos convivieron pacíficamente durante muchos años, y ni la guerra rompió esa coexistencia. Hoy ya no queda nada o casi nada de aquello. Los españoles se fueron, y poco a poco su legado se fue perdiendo. El Protectorado y su particular idiosincrasia desaparecieron, y ya sólo subsiste en el recuerdo de quienes vivieron en él”.
También visitaron el campo de concentración que existió en Tetuán, El Mogote así como el cementerio español que tras décadas de abandono, a finales de los años 90 el gobierno español sufragó la restauración de este último, concentrando allí los restos de otros cementerios españoles que se encontraban desperdigados por la zona a merced del vandalismo. Sin embargo, fue una restauración incompleta; el cementerio se divide en dos sectores, uno militar y otro civil, separados por una tapia, y mientras que el primero ha sido perfectamente acondicionado, limpiadas y reparadas sus tumbas, arregladas las aceras e instalados bancos y papeleras, el cementerio civil se encuentra en muchas peores condiciones.
Sobre esa restauración apostillan: “Se limitó a colocar unas tristes cruces de hierro pintadas de negro sobre las lápidas, y la limpieza deja mucho que desear. En un sombrío ángulo del mismo se encuentran, semiocultas entre matorrales y suciedad, cinco gruesas losas de cemento pintadas con cal y sin ninguna inscripción; es precisamente allí donde está situaba la fosa común en la que fueron enterradas las víctimas tetuaníes de la represión durante la Guerra Civil. Nosotros les rendimos un improvisado homenaje colocando sobre las lápidas una bandera republicana”.
Foro por la Memoria de Andalucía
De aquella visita en el 2006, quedaron empeñados en contar las historias de los españoles que dieron en el Protectorado y sufrieron la represión franquista, quedaron fascinados por lo que encontraron en el transcurso de aquel viaje. En su decisión también influyeron las peticiones de familiares de víctimas asesinadas en el Protectorado, que trataban de averiguar lo sucedido a sus deudos y se pusieron en contacto con ellos.
En la introducción se lamentan de la dejadez de la Administración, sumada a los estragos de una incompleta y mediocre Ley de Memoria Histórica, y han tenido que ser asociaciones como a la que ellos pertenecen, FORO POR LA MEMORIA DE ANDALUCÍA, las que tengan que paliar dicha desidia y se ocuparan de recuperar los cuerpos y la memoria de tantos miles y miles de asesinados por el fascismo y de arropar a sus descendientes.
Volvieron varias veces a Marruecos para ampliar sus conocimientos, criticando duramente que a pesar de los años trascurridos sigue siendo tarea complicada acceder a cierta documentación. También contaron para la realización de este ya imprescindible libro, con otras fuentes alternativas, y una de ellas fueron los testimonios orales.
Como ellos indican: “Estas fuentes poseen innegables ventajas, como la de constituir historia viva, ser una ventana directa al pasado abierta por una persona que fue testigo presencial de los hechos que estudiamos. Poseen también algunas desventajas, como su gran subjetividad, ya que cada cual analiza los acontecimientos según su particular punto de vista. El propio paso del tiempo, así como el miedo o el olvido impuesto o autoimpuesto han hecho mella en la memoria de muchos testigos, que no recuerdan bien algunos sucesos. Además, en la actualidad quedan muy pocas personas con recuerdos directos de la Guerra Civil; casi todas los que sobreviven eran niños en la época, y por ello sus recuerdos están tamizados por la mirada propia de la infancia. En cualquier caso, tuvimos la inmensa suerte de localizar, entre otros testigos, a una persona que en 1936 era adulta y participó directamente en los hechos, Francisco Lara Campoy, quien tras la guerra se exilió en Francia, desde donde se puso en contacto con nosotros”.
Los autores del libro indican que con este trabajo quieren llegar al gran público que no recuerda que en el norte de Marruecos hubo un protectorado español. Desgranando el libro en su más de medio millar de páginas, en la primera parte del libro analizan cómo se estableció el dominio español y cuál era su funcionamiento administrativo, además de estudiar las peculiares características de la sociedad hispano-marroquí en el Protectorado.
Siguiendo mostrando cómo la II República se instauró en el territorio, y las vicisitudes políticas de dicho período. Los datos sobre la preparación del golpe del 36 también es una pieza fundamental en el libro, recordando los trágicos sucesos que siguieron al mismo. La verdad que se consigue dar una visión de conjunto de lo que significó la guerra en todo el norte de África, incluyendo los territorios de Ifni, Cabo Juby y Sáhara.