Me sorprendió, he de reconocerlo, ver a nuestro paisano melillense siempre Samuel Wahnon, hoy en Israel, ser entrevistado por “el follonero”, la otra noche en televisión en el contexto de un programa sobre la realidad y actualidad hoy, en aquellas maravillosas tierras. Presentado como ultraortodoxo, con su vestimenta negra, barba característica y acento melillero. Me he quedado con una frase del programa, para mí acertadísima: “que hoy día un ordenador puede ser, de hecho es, más peligroso que todo un tanque”. Y esto viene a colación por la revuelta tunecina y el papel que en ella ha y está jugando el acceso a la información y la falta de la misma padecida y perseguida, secuestrada para mantener a las clases populares en la inopia y en la manipulación ejercida de quienes hoy, han sido acogidos en el exilio, siendo tiranos y corruptos a exportar al averno. La situación era insostenible y el pueblo, principalmente la juventud, ha dicho basta ante tanta opresión y falta de futuro, de lo que me complazco.
El Magreb se mueve, Argelia vive sus tensiones internas, Bouteflika tiene los días contados. Hosni Mubarak en Egipto, el rey Abdallah II en Jordania, Hafez el Assad en Siria, Gadaffi en Libia, han tomado debida cuenta y el fundamentalismo integrista islamista ¡ojo avizor! y no a verlas venir, sino alimentando el mensaje, en una inestabilidad harto peligrosa, que nos debe atañer a todos. Y en Marruecos las voces silenciosas por miedo a represalias se organizan, se activan aunque era de esperar su acallamiento, su prohibición a mostrar solidaridad con lo acaecido, con métodos policiales y prácticas archiconocidas. Pero ha calado la mecha, el ejemplo en personas que merecen “otra política, otro sistema político, superar estrecheces y recobrar su dignidad como pueblo”. Todo llegará.
Internet, las redes han demostrado el poder de la información, del conocer y tener referentes, de autoorganizarse, de convocatorias, de ahí el esfuerzo por estos regímenes por controlar la pluralidad y ver el mundo con otros ojos y pasiones. Pero un análisis de la realidad llama a la prudencia, pues la inestabilidad requiere la atención e implicación de una Comunidad internacional, la UE, las superpotencias, los organismos que ayuden a crear las condiciones en las que fluyan en libertad vientos de equilibrio, justicia y paz. No expreso voluntad de traspolar modelos occidentales en lo que no lo es, ni nuestra democracia, sino sistemas de gobierno compatibles con las creencias religiosas, con la moderación que no instrumentalización de la fe. Cada pueblo en libertad, tiene derecho a elegir su camino, reitero en libertad.
Y mientras uno reflexiona, analiza, con más o menos acierto, los Trabelsi y Don Ben Ali ‘Abidine Zine’, en el exilio, bien acogidos y según ‘Le Monde’ con entre otros, una tonelada y media de oro tunecino o lo que es lo mismo, 45 millones de euros, no olvidando que el ex dictador Duvalier pisa de nuevo las tierras haitianas, protegido por los soldados de la ONU.
¿Personajes a proteger por méritos adquiridos o cinismo de la “gran familia” para con sus allegados?
Mientras tanto sigue el temor al contagio de la revolución popular, en otros lares del amplio espectro cardinal, movimientos y consecuencias por llegar, ¿difícilmente predecibles? Ansias de justicia, de libertad y equidad, trato humano.