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La retirada de la cubierta inicia los trabajos de demolición del cine África

El antiguo cine África pasaba a la historia desde ayer, momento en que se iniciaban los trabajos de demolición, un minucioso proyecto que daba comienzo con la retirada de la cubierta cuya construcción, en uralita, requiere de un determinado protocolo de seguridad y un tratamiento especial, según exige la normativa, a fin de evitar los riesgos que entraña este material considerado de alta toxicidad. Desde primeras horas de la mañana los operarios comenzaban los trabajos cuyos preparativos se iniciaron la pasada semana cuando la empresa ajdudicataria del proyecto, Juvasa, establecía un  perímetro de seguridad, colocaba la maquinaria necesaria para acceder al techo del inmueble e instalaba varias cabinas de descontaminación en la que los trabajadores encargados de esta tarea se visten y desvisten para acometer la retirada del material de la cubierta.
Los trabajos de retirada de la cubierta, cuya superficie alcanza los 2.000 metros cuadrados, se acometen con maquinaria de elevación coronada con una cesta en la que trabajan los operarios. El despiece de la cubierta comenzaba desde la cumbrera continuando hacia los laterales, según el procedimiento correcto por el cual la demolición de  una cubierta con materiales peligrosos debe acometerse en el sentido inverso al  de la construcción.
Además el proceso debe acometerse pieza a pieza y en bloques completos a fin de evitar que la uralita se desprenda del fibrocemento en el que está incrustada.
Los operarios deben trabajar sin medios electrónicos que provoquen fricción debido a que esto  podría generar un desprendimiento de fibra, que sería lo realmente peligroso, aunque desde Juvasa aseguran que esta actuación no entraña tanto riesgo como como puede parecer.
El gerente de la empresa municipal de Emvicesa, Antonio López, ha resaltado las “medidas de seguridad” adoptadas en esta primera fase de la demolición del emblemático cine África, cuya cubierta estará retirada en un plazo de 15 días, según apuntan desde la empresa.
Los materiales de la cubierta se irán trasladando hasta una zona cercana al inmueble y ordenándose en palés. Una vez concluida la jornada laboral, los restos se precintan herméticamente y se coloca la identificación del tipo de material que contiene.
Una vez finalizada la primera fase de la demolición, los residuos de la cubierta serán gestionados por Ecoceuta, como gestor autorizado. La entidad asumirá la titularidad del residuo, así como la tramitación de los documentos de control y seguimiento hasta Gamasur en los Barrios, destino final de la uralita.
El control medioambiental se ejecutará durante y al finalizar los trabajos de cara a  certificar la inexistencia de restos de residuos tóxicos procedentes de la demolición.
El importe de la obra asciende a 442.386,14 euros y su adjudicación sufrió un pequeño traspié al presentarse varias empresas con una propuesta económica bastante inferior a la prevista.
Una vez concluya la demolición completa del emblemático inmueble, se procederá a la siguiente fase: la relativa a la urbanización de la parcela y posterior ejecución de 35 viviendas para mayores de 65 años. El inmueble se completa con 48 aparcamientos, algunos de ellos para motocicletas, que se habilitarán en dos plantas, además de dos locales para los que aún no se ha confirmado su uso, aunque sí debe estar relacionado con actividades destinadas al colectivo de mayores.   Los trabajos se ejecutan con maquinaria elevada Durante toda la jornada de ayer los trabajadores se afanaban en la retirada de las primeras piezas que integran la cubierta del cine África. Se hacía con maquinaria elevada y protegidos por trajes de seguridad. Cada una de las piezas es extraída entera a fin de evitar el desprendimiento de la uralita.   Las casetas garantizan la seguridad medioambiental Todo está perfectamente coordinado para garantizar la seguridad medioambiental en la zona de la obra. La toxicidad de la uralita, material en el que está construida la cubierta, conlleva un protocolo establecido entre el que se encuentra la habilitación de casetas donde los trabajadores se visten con el traje aislante adecuado para esta tarea.   Punto de opinión Mirando al pasado S.V. Ha sido el último de los porteros del cine África, la culminación de cuatro generaciones de la misma familia que trabajaron durante toda su vida en este emblemático edificio que ha visto pasar a tantos ciudadanos por su sala.
Jesús Ruiz comenzó a trabajar a los 16 años como portero, pero durante los casi cinco años que permaneció en el cine África también ha ejercido de acomodador o cinematógrafo, ha reparado la tapicería de las butacas o colocado cartelería. “Cobraba 25.000 pesetas y hacía de todo hasta que me fui a la mili y volví a los dos años”. Tenía  18 años y retomó el trabajo que antes había sido de su bisabuelo Miguel; su abuelo también Miguel; y su padre Salvador.
De su paso por este trabajo le quedan gratos recuerdos, “ha sido la mejor etapa de mi vida”, asegura, en la que ha conseguido a grandes amigos, algunos  de los cuales los más íntimos, “entraban sin pagar” comenta divertido. Es alguna de las anécdotas que recuerda de esta época, y también la experiencia que fue adquiriendo, o “los truquillos”, como así los llama, de acomodador, “aprendí a moverme en la oscuridad, porque la linterna sólo sirve para guiar a los clientes, pero también fue afinando el oído para saber quién estaba armando lío”. O también quién fumaba, “el humo se concentraba en el techo y es que marcaba el lugar del que estaba fumando”.
Recuerda que este trabajo le permitía también ver los últimos estrenos, hasta cuatro pases por día que prácticamente le hacían saberse de memoria los guiones.
Entre las anécdotas más divertidas que recuerda se encuentra la ocurrida una noche cuando la Policía les despertó de madrugada para alertarles de que había una persona encerrada en el cine gritando. “Era un hombre que se había quedado dormido en una sala. Nosotros siempre mirábamos que estuvieran vacías y al preguntarle que dónde estaba nos dijo que se había tumbado en el suelo a dormir. Claro, no lo vimos”.
También la picaresca formaba parte del día a día de su trabajo. Como en el caso de una personas que intentó entrar con un billete ya roto y cuya numeración no era la correcta. “Lo peor era que llevaba las entradas de un grupo de personas que había entrado antes que él, y su excusa es que las había cortado porque eran muchas y no tuviera que hacerlo yo”.
Cinco años dan para mucho, no para tanto como sus antecesores, “que sí se jubilaron en el cargo, en mi caso no pudo ser porque el cine cerró”. De no haber sido clausurado, asegura, “aún estaría ahí”. No obstante, el cine lo lleva esta familia en la sangre, casi como el “inquilino” que vivía en la puerta trasera del cine. “Era un hombre que se había construido su casa con cartones”.   El cine ‘África’ no pudo celebrar su cincuentenario Ricardo Lacasa Patrimonio ya de la Ciudad, el edificio que albergó durante 45 años una de nuestras mejores salas cinematográficas está siendo demolido. Con su derribo, la que en su tiempo se anunciaba como “la mejor sala del norte de África”, pasará definitivamente al recuerdo tal y como con anterioridad sucedió con el ‘Cervantes’, el ‘Apolo’, el ‘Avenida’ el ‘Astoria’ y el ‘Terramar Cinema’, locales en la memoria cinematográfica y artística de los ceutíes.
La inauguración del cine ‘África’ constituyó todo un auténtico acontecimiento esperado con la máxima expectación por la población, por cuanto la nueva sala venía anunciándose como “la mayor y la mejor de toda la zona norte del Protectorado”. Y así fue, efectivamente.
El ‘África’ se construyó en algo menos de dos años, según el innovador proyecto del arquitecto ceutí J. Antón Pacheco. A diferencia del ‘Cervantes’ o del ‘Apolo’, la nueva sala, edificada sobre una superficie de unos 1.300 metros cuadrados, carecía de columnas y tenía capacidad, llegado el caso, para acomodar a unos 2.000 espectadores. Físicamente contaba con 976 butacas repartidas entre la platea y en la clase club esta última, todo un lujo sin precedente alguno hasta entonces -, a las que había que añadir las 571 de general. Ya quisiéramos ahora un aforo similar para el nuevo Auditorio que se inaugurará a fin de mes.
El cine ‘África’ hizo su presentación en el año 1954, abanderada con los últimos adelantos técnicos de la época: proyectores italianos de primerísima calidad, pantalla panorámica, sonido estéreo y las mejores condiciones acústicas de entonces. Todo ello en el marco de un modernísimo, funcional y bello edificio que marcaba notables diferencias respecto a los otros cines de la localidad, tanto por su línea arquitectónica como por el extraordinario confort de sus interiores.
Sus propietarios, la familia Peydro y Mejías, dinámicos empresarios del sector, poseían otras salas en Marruecos y Andalucía. Plenamente ilusionados con el proyecto de su nuevo cine en Ceuta, determinaron que una encuesta popular decidiese cuál habría de ser su nombre: ‘África’, a criterio de la gran mayoría. Y es que por aquellos tiempos, a diferencia de ahora, lo de África y lo africano constituía una nota distintiva de la que gustaba alardear en esta tierra.
El cine se inauguró un 27 de noviembre de hace cincuenta y seis años, a las 8 de la tarde, con la presencia de las autoridades en pleno. La sala estaba a rebosar de público ya que todas las localidades para esa sesión se habían agotado a las dos horas de abrirse las taquillas, aquel mismo día. La segunda función, la de las 11 de la noche, registró también un lleno absoluto. Para el acontecimiento se eligió la película “El hidalgo de los mares”, que protagonizaban Gregory Peck y Virginia Mayo. La entrada de platea costaba 5,50 pesetas, la de club 8 pesetas y 2,50 la de general única.
A este primer estreno siguió “La danza de los deseos”, con Lola Flores. Una semana después por el escenario del cine, acondicionado para espectáculos teatrales, desfiló nada menos que doña Concha Piquer con su espectáculo “Salero de España”.
Al comienzo de la década de los ochenta, el ‘África’ tuvo que acomodarse a los nuevos tiempos para sobrevivir. La única salida viable pasaba por abaratar los costes y multiplicar la oferta. Surgió así una remodelación de la que salieron tres extraordinarios multicines que vinieron funcionando ininterrumpidamente hasta su cierre. Así, hasta que por múltiples circunstancias, el ‘África’ comenzó a dejar de ser rentable y sus dueños decidieron cerrarlo definitivamente. Sucedió el día 31 de julio de 1999, después de 45 años de ininterrumpida actividad. Era el final de una muerte anunciada. Los seis trabajadores de la plantilla quedaron en la calle, entre ellos su popular taquillera, que lo había sido desde la inauguración.
Por el escenario del ‘África’ desfilaron todo tipo de espectáculos e incluso hasta un certamen de Carnaval en su sala de multicines más amplia.

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