“La reputación de los políticos está en mínimos históricos”

Está orgulloso de ser de Ceuta y lo demuestra cada vez que habla de su ciudad. Hwidar es una persona con inquietudes, con sentido del humor, con principios y, sobre todo, que valora a su familia. Quizá todo esto sea la clave de su éxito. En una entrevista con este medio hace un repaso sobre su rica carrera en el cine.
–Usted ha vivido en el barrio de Ruzafa, en Valencia, donde conviven muchas realidades sociales. ¿En este aspecto se parece a Ceuta?
–Sí, tiene bastante semejanza, pero en Ruzafa digamos que todo es más nuevo, de la última década o dos décadas, y que el mestizaje se ha dado como algo reciente, mientras que en Ceuta es asumido como algo natural y de siempre. Tengo la noción de haber nacido en un lugar de distintos credos y razas y más o menos ha habido una convivencia.
–¿Qué me puede contar ahora de su trabajo?
–Justo ahora estamos trabajando en una peli para Antena 3 con Carmen Machi. Este trabajo tiene muy buena pinta en el sentido de que tiene un buen director detrás, es Manuel Ríos, una persona superexperimentada, y una productora fuerte, ‘Boca a boca’, que siempre hace unos productos impecables. Está también Fernando Guillén Cuervo, hijo. Éstos son los cabezas de cuartel.
–Y está también usted...
–Y estoy también yo (ríe). Los tres somos los protagonistas de la peli.
–Cuénteme cómo está viviendo esta etapa de su vida en la que se está rodeando de grandes artistas en torno a lo que más le gusta, el cine.
–Para mí todo lo que sea formar parte de lo que es la industria de hacer historias me encanta. A mí formar parte de un rodaje, aunque sea haciendo bocatas, me hace feliz.
–Te gusta contar historias...
–La verdad es que me fascina. Luego, como director, estar en rodajes es muy enriquecedor. Es una enseñanza de valor incalculable.
–Va aprendiendo de cada uno para enriquecer sus conocimientos...
–Sí, porque este es un oficio que requiere horas de vuelo y generalmente un director sólo está en los rodajes que dirige, con lo cual tampoco está en tantos. Pero la faceta de actor  te permite  estar en una especie de pasillo para estar en muchos rodajes viendo muchísimas formas de trabajar, dinámicas de equipo, directores funcionando en situaciones adversas e incómodas y viendo cómo le plantan cara, le sacan partido a los actores y punta al guión... Estas cosas sólo se aprenden sobre el terreno y no de forma teórica. De hecho si se fija en casos como Clint Eastwood, Mel Gibson u otros actores que se ponen a dirigir, cuando dirigen lo hacen muy bien por una cosa muy sencilla: porque han estado con 50 directores, 100 rodajes distintos y hay una escuela ahí.
–He leído varias cosas sobre usted y muchas veces le definen como “un joven lleno de inquietudes”. ¿Considera que es una buena frase para definirle?
–Bueno no sé si uno puede autoproclamarse algunas cosas. Sí que me gusta, no se lo voy a negar, porque creo que en el momento en que dejas de tener inquietudes de alguna manera estás muerto. A mí el mundo me sigue generando mucha curiosidad. Para nada siento que tenga actitud de estar de vuelta de nada y procuro levantarme por la mañana y que me contagien mis hijos de esa forma de ver el mundo con ojos nuevos.
–Por su forma de hablar, supongo que sus hijos ocupan un papel muy importante en su vida a la hora de inspirarse...
–Para mí son la punta de la pirámide. Mi mujer y mis hijos son responsables directos del 90 por ciento de mi felicidad. Tengo un nene de cinco años y una nena de dos. Me dan la vida vaya. Desde que conocí a mi mujer y tuve a mis hijos, todos los días me valen la pena.
–Ya en ‘Salvador’ demostró la sensibilidad que tiene con los niños, que pueden cambiarte una historia o incluso la vida.
–Sí, sí, yo creo que la capacidad de amar y ser feliz casi casi que son la misma cosa, y los hijos te lo ponen muy fácil para amar y, por lo tanto, para ser feliz.
–Precisamente este corto significó su salto al cine...
–Sí, y luego la primera vez que tuve la oportunidad de rodar con medios. Es una verdadera delicia rodar con medios.
–Cuénteme cómo recuerda este corto, ¿qué significó para usted?
–Para mí fue la materialización de un sueño, prácticamente. Yo lo escribí teniendo en cuenta que necesitábamos una localización como un tren y yo daba casi por sentado que era casi imposible rodarlo. Y cuando empezó a ganar premios el guión comencé a ver una especie de posibilidad remota pero poco a poco se fue haciendo realidad. El proceso fue muy bonito. Estuve como un año en el que la fantasía se fue haciendo realidad, cayeron tres premios al guión, dos ayudas de la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Cultura y había un presupuesto para hacerlo muy bien, como Dios manda.
–Quizá fue un tema (el 11-M) un poco delicado para tratarlo en España...
–Yo creo que un autor siempre se expone a la hora de contar una historia. Siempre hay un riesgo al que exponerse pero tiene que asumirlo como parte natural. Tampoco creo que haya sido una historia especialmente arriesgada. Veo que es honesta y creo que el público así la ve también. Ha habido una respuesta muy bonita y una reacción de público preciosa en todos los lugares donde hemos estado.
–¿Pensó en algún momento que por el hecho de ser de origen árabe se pudieran generar falsos tabús?
–Sí, no se lo voy a negar. Y más siendo un tema que se ha politizado tanto, se han polarizado tanto los puntos de vista que o lo veías de un extremo o de otro. Yo no era partidario de verlo de ninguno de los extremos, sino de reivindicar la humanidad. De algo tan atroz lo único que te queda coherente es reivindicar humanidad.
–¿La humanidad que transmite el niño?
–Por supuesto.
–Ahora participa en una película sobre el 11-M. Parece que está sensibilizado con este asunto y lo conoce bien...
–Digamos que me ha tocado desde varios frentes. Como ciudadano me dejó roto, creo que a cualquiera de este país le preguntas qué hacía ese día se acuerda, es como una huella que ha quedado en el subconsciente colectivo. Por otra parte, como autor porque hice ‘Salvador’, y también porque hice un personaje muy importante en la película que se ha hecho sobre el 11-M. Digamos que lo he tenido que vivir muy de cerca: documentarme mucho y vivirlo mucho desde distintos planos. Luego, por otra parte, me parece que este país demostró una madurez increíble a la hora de asumir un golpe tan duro y terrible. Si de algo me siento orgulloso de este país es de la madurez que demostró a la hora de asimilar un impacto tan terrible. Creo que la respuesta de la gente fue admirable. El ciudadano de a pie demostró una madurez y una entereza porque no ha culpabilizado a quien no toca. La gente tiene muy claro que fue cosa de unos locos, por mucha teoría conspirativa que se hayan inventado, la gente sabe lo que hay y creo que no se ha dejado llevar en ningún momento por ningún arrebato más instintivo.
–Habla de los ciudadanos de a pie. ¿Considera que los políticos no demostraron esa madurez?
–Por supuesto que no. Generalmente creo que los políticos están demostrando que no están dando la talla en casi nada. Si hay un hecho claro es que creo que la reputación de los políticos está en unos mínimos históricos, pero sin excepción. Creo que los políticos se han desconectado un poco del ciudadano de la calle y toca volver a recobrar, para empezar, su credibilidad.
–Me hablaba también de una teoría conspirativa, ¿se refiere a que alguien intentó sacar rédito político?
–Es evidente que en este tema se mintió al país. Además, lo han demostrado después los documentos de Wikileaks que hubo una mentira sostenida, intencionada y premeditada. Eso es un hecho, ya no pertenece a la especulación, sino a un hecho demostrado.
–¿Quizá ‘Salvador’ fue una oportunidad de dar un toque más humano al asunto?
–Sí, y también corresponder a la entereza que tuvo este país a la hora de asumir este impacto. Es admirable la respuesta del pueblo.
–¿Es su forma de homenajear a este pueblo?
–Sí, homenajear también a las víctimas. De hecho llegué a conocer a personas que iban en uno de esos trenes y es increíble la ausencia de odio o rencor, sino más bien un sentimiento de a ver si aprendemos algo de todo ésto. Eran personas que estaban al lado del vagón en el que explotó una bomba y no guardan dentro de sí odio sino todo lo contrario, algo de acercarse al otro, no de separarse...
–¿Qué significó para usted el Goya?
–A parte de un bálsamo para mi ego (ríe), fue muy bonito. Además, tenga en cuenta que en un proyecto así trabajan muchas personas y el premio es para todas ellas, no algo para mí. Fue como una forma de decir: “gracias a todos”.
–¿Imaginaba llegar hasta aquí?
–No, sinceramente. Ahora lo aceptas como que ha ocurrido y te alegras. Es la alegría que tienes para ti para siempre pero, honestamente, nunca fui tan optimista en mis previsiones. No sólo por el Goya, sino por los otros casi 40 premios que ha ganado. Ni en el más optimista de los pronósticos esperaba tanto, sinceramente.
–¿Ha sido un poco autodidacta? Me decía antes que en el corto incluso veía dificultades porque necesitaba un tren para grabarlo y partió de cero...
–Hombre, eso todavía está en el sentido en que no he tenido ni dinero ni tiempo para tener una formación académica potente, pero autodidacta realmente no porque hay tanta gente que te enseña y tantas personas que te aportan... Al menos yo siento que me enseñan tantas personas al día... Aquí puedes aprender desde lo que te enseña un eléctrico al señor que lleva la claqueta. De todos puedes aprender algo y yo intento tener todos mis sentidos afilados para absorberlo todo.
-Vamos que en el mundo del arte no es necesaria tanta teoría sino más práctica...
–No, porque luego es una cosa industrial. Hay un dinero para hacer ésto y se tiene que hacer con este dinero y luego en el producto final nadie va a percibir si faltaba o no dinero, lo tienes que hacer bien. Y eso requiere ser muy firme en tu forma de ver la historia pero también muy flexible en saber asimilar las circunstancias y adaptarte a ellas.
-Ahora está en dos frentes: la película sobre el 11-M de Telecinco y después la otra película de Antena 3... Un futuro interesante...
–De momento bien en el sentido en que estoy contento porque estoy con Quique Gandarillas, un guionista que está trabajando en un guión para un largometraje en el que llevamos ya casi dos años, y estamos muy contentos con lo que va saliendo. Está siendo trabajoso pero también gratificante. Por otra parte me está saliendo trabajo de actor, que es seguir vinculado, seguir ahí en la pomada. Y por otra también trabajo en lo que voy haciendo como actor y a la gente le gusta, que al fin y al cabo  es lo que cuenta.
-Una pregunta casi obligada, ¿ha pensado rodar en Ceuta?
–El largometraje que estamos escribiendo Quique Gandarillas y yo, prácticamente ocurre en un 80 por ciento en Ceuta. Estamos intentando mantenerlo un poco en secreto hasta que nos vinculemos a una productora pero sí que va sobre Ceuta, sin ninguna duda, pero con una intención  de hacer una reflexión universal.
-Lo bueno se hace esperar.
–(Ríe) Sí un poquito. En un principio hablamos con las instituciones de Ceuta para la posibilidad de rodar en Ceuta y la predisposición ha sido estupenda, de ayuda total. Me gustaría recalcar que en mi tierra me siento arropado.
-Y dicen que nadie es profeta en su tierra...
–Yo la verdad que sí que me siento apoyado.
-Entonces tiene las películas de Telecinco y Antena 3 y también la que va a rodar en Ceuta. No le falta trabajo, ni tiempo tampoco.
–(Ríe) No me puedo quejar. De tiempo voy un poco más apretado, pero bien.