La ampliación de la frontera, con carriles suficientes y que llevaría implícita la reforma del espigón hacia la zona de la playa para ganar en impermeabilización, requiere a su vez que Marruecos también haga actuaciones. Es necesario para evitar el efecto embudo que podría llevarse a cabo si en un lado hay más carriles que en otro o si en una de las zonas se hacen unas reformas que no tienen continuidad al otro lado.
El ‘buen talante’ entre España y Marruecos que intenta ser cuidado con esmero por la Delegación del Gobierno y las áreas políticas de proximidad marroquíes es clave para que se obtenga el visto bueno para solicitar estos fondos europeos.
La denominada política europea de vecindad se traduce en la ejecución de programas de cooperación transfronteriza que deben tener como objetivo la mayor integración cultural, económica y social magrebí. Reformar la frontera que une Marruecos con Ceuta vendría a cumplir el objetivo marcado para servirse de estos fondos.
La cooperación entre las ciudades de Ceuta y Melilla y su entorno territorial más inmediato en Marruecos (que en el caso de Ceuta se extiende hasta Tetuán y Tánger) ofrece además innumerables oportunidades para desarrollar proyectos basados en programas europeos.
La historia reciente está marcada por las trabas encontradas para beneficiarse de unos fondos a los que Ceuta nunca ha podido ‘hincar el diente’. Un estudio que FAES llevó a cabo en el año 2009, publicado íntegramente en ‘El Faro’, ya avanzaba esta problemática. “El pequeño tamaño de ambas ciudades”, decía en relación a Ceuta y Melilla, “no les ha permitido hasta ahora beneficiarse de un volumen adecuado de fondos para proyectos de cooperación transfronteriza, que podrían dar lugar asimismo a proyectos originales para encarar el problema de la inmigración ilegal”, sentenciaba. “Aunque sólo es conocida por un 20% de su población, la Unión Europea promulgó en 2004 la Política Europea de Vecindad (PEV). En España, sólo un 14% de la población conoce su existencia”, indican. “Siendo el único país de la UE que tiene fronteras terrestres con el Magreb (en Ceuta y en Melilla), este desconocimiento es preocupante. Para los ciudadanos que vivimos en estas fronteras, españoles de Melilla y Ceuta, y, estoy convencido, para nuestros convecinos inmediatos de Marruecos, los cerca de 200 millones previstos por la UE para Cooperación Transfronteriza entre España y Marruecos son una buena noticia. Lamentablemente, si nada lo remedia, estos fondos corren el riesgo de perderse”, vaticinaba ya en el año 2009.
Un vaticinio cumplido, ya que de los quince programas que abarcan las fronteras exteriores de la Unión Europea, sólo los de España y Marruecos permanecen inéditos al no haberse aprobado el programa de actuación conjunta, imprescindible para su ejecución. ¿El motivo? Marruecos prefiere perder ese dinero inversor con tal de no reconocer la españolidad de Ceuta y Melilla ante la UE.
Las buenas relaciones entre España y Marruecos de las que ahora alardea el Gobierno central deben materializarse en reconocimientos políticos que ayuden a garantizar esta inversión.
Un paso tercermundista criticado desde todos los frentes policiales
Ya no se esconden. Ni los sindicatos protegidos bajo el paraguas de la Policía Nacional ni la asociación de guardias civiles. Todos se han unido en sus lacerantes críticas hacia la frontera del Tarajal, uniéndose en calificarla de paso tercermundista que hace inviable cualquier control policial como debe ser. La reforma del paso y su ampliación en distintos carriles es uno proyecto que ha sido puesto encima de la mesa por varios de los delegados que han ocupado el sillón de los Reyes. La pregunta es si, ahora, bajo la batuta de Francisco Antonio González Pérez se podrá llevar a cabo. Con la crisis económica apretando, queda por explotar una vía, la de los fondos europeos, que siempre ha estado vetada a Ceuta y Melilla por la falta de implicación marroquí. Ahora se intenta avanzar en las buenas relaciones precisamente para conseguir que Marruecos dé el sí y la UE pueda dar parte de los millones que se incluyen en las partidas de las que se pueden beneficiar las ciudades hermanas. El objetivo de la reforma del Tarajal es disponer más carriles ganando espacio hacia el mar, ya que resultaría inviable hacerlo hacia las naves del Tarajal por problemas de expropiaciones de terrenos.