El Centro Penitenciario de Los Rosales ha reforzado en los últimos tiempos sus acciones en la lucha contra el consumo y venta de droga en el interior de esta prisión. Aunque el atajo de este problema que existe en todos los penales ha sido siempre una prioridad para el establecimiento ceutí, en los últimos tiempos el seguimiento y los controles que ya se hacían con anterioridad se han incluido en un plan para interrelacionar y coordinar estas acciones con el objetivo de obtener unos mejores resultados.
Según el estudio ‘Encuesta estatal sobre salud y drogas entre los internados en prisión’, “el 79,7 por ciento de los internos consume drogas en el mes anterior al ingreso en prisión generalmente en un contexto de policonsumo, siendo el grupo mayoritario el constituido por las personas que consumen heroína y/o cocaína, que representa el 42 por ciento”, tal y como recoge la circular enviada en su momento por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (SGIP) a los distintos establecimientos del país para poner en marcha el plan de lucha contra la drogas.
Por ello se desarrolla esta importante labor en la prisión, que se realiza a través de tres ámbitos: médico, de tratamiento y de seguridad. El primero de ellos consiste en campañas médicas; el segundo en otras psicológicas y tratamiento a drogodependientes para que se convenzan de que las drogas les perjudican; y el tercero consiste en controles como cacheos o registros. A su vez, estas líneas se complementan con campañas de información a los familiares para que colaboren en que los internos dejen de consumir sustancias estupefacientes.
Además, la Ciudad Autónoma colabora a través del Plan Nacional sobre Drogas aportando un equipo compuesto por un médico, un trabajador social y un psicólogo. Éste entrevista a internos con perfil de drogodependientes y les prescriben el tratamiento que deben llevar a cabo. Así, el mismo grupo prescribe la cantidad de metadona que debe recibir cada interno drogodependiente para luchar contra su abstinencia, y esta sustancia es proporcionada por el establecimiento penitenciario.
En el interior de la prisión de Los Rosales se han llevado a cabo en los últimos meses grandes aprehensiones de pastillas Trankimazin que estaban destinadas a la venta en el interior del penal. La primera de ellas se saldó con un decomiso de 60 pastillas y la segunda de 120. Entre marzo y mayo se recogieron un total de 230 píldoras Trankimazin y 40 gramos de hachís. Sin ir más lejos, este mismo mes un interno de origen rumano expulsó tras un seguimiento médico unas 100 bellotas de hachís que sumaban un total de 1 kilo, tal y como ya publicó este medio. Los agentes que lo detuvieron alertaron a la penitenciaría de que llevaba esta sustancia en el interior del intestino.
Para luchar contra el tráfico de psicofármacos, los servicios médicos distribuyen los medicamentos con observación. No obstante todas las píldoras aprehendidas son de una marca distinta a la que usan los servicios médicos del penal ceutí.
El total de incautaciones en el trimestre que abarca de marzo a mayo fueron ocho, a seis de los reclusos se les aplicó el artículo 75 de aislamiento y del total a cuatro se les regresó de grado, pasando del régimen ordinario al cerrado, es decir, primer grado o artículo 10 si son preventivos. Dos de ellos están ahora en el penal onubense.
Estas aprehensiones se hicieron a través de cacheos, reforzando los controles de entrada al establecimiento penitenciario o con el perro que una vez al mes introduce la Guardia Civil en el penal ceutí.
En la lucha por reducir el número de sustancia estupefacientes introducida en la prisión, Los Rosales ha conseguido acabar con la entrada de droga a través de la denominada ‘pesca’, consistente en tirar un hilo por la ventana de la celda hasta al exterior para que alguien enganche la droga en su extremo y subirla a la celda a través del hilo. Se ha combatido sellando las ventanas con una tela metálica y poniendo en estas habitaciones a internos de confianza.
Por otra parte, los lanzamientos de bolas de hachís a través del patio también han disminuido de manera considerable gracias al aumento de la vigilancia en estos lugares y al refuerzo de la vigilancia en el perímetro de la penitenciaría, que hay que tener en cuenta que se encuentra situada en un núcleo urbano. También se intensifican los controles en paquetes que se introducen -dos por mes-, y se realizan radiografías en el caso en que exista la sospecha de que algún interno quiere introducir droga en el interior de su cuerpo al volver de permisos.
En el trimestre que abarca desde marzo hasta mayo, no se registraron casos de sobredosis, la última fue en 2005. Los Rosales es uno de los pocos penales del país que no ha tenido que lamentar en toda su historia un fallecimiento por sobredosis.
En cuanto a las cuestiones médicas de este trimestre, sólo el 3 por ciento de las analíticas dieron positivo y todas ellas por consumo de hachís. Se llevaron a cabo cuatro intervenciones de las unidades caninas sin aprehensiones.
Colaboración de cuerpos de seguridad, familiares y ciudad
La lucha contra el consumo y venta de droga en el interior del establecimiento penitenciario es un trabajo de todos. Por ello, Los Rosales cuenta con la colaboración de los Cuerpos de Seguridad, los familiares de los propios internos y la Ciudad Autónoma.
En el caso de los primeros, la Guardia Civil lleva a cabo inspecciones caninas todos los meses. Esta operación consiste en la entrada de un perro en el establecimiento penitenciario para pasar por las celdas ante la posibilidad de que en alguna un interno pueda esconder sustancias estupefacientes.
Los familiares también juegan un papel muy importante en la lucha contra las drogas en el interior de la prisión, debido a que pueden advertir al establecimiento penitenciario de que su familiar interno consume drogas. De esta manera, la prisión estaría pendiente para incluirlo en un programa para que dejase de consumir sustancias estupefacientes.
Por otra parte, la Ciudad Autónoma colabora a través del Plan Nacional Sobre Drogas con un equipo formado por tres profesionales que prescriben la medicación que debe tomar un interno para salir del mundo de las drogas.
Además, también hay asociaciones sin ánimo de lucro que llevan a cabo en el interior del penal ceutí actividades, consiguiendo así que los presos se sientan realizados y ocupen el tiempo aprendiendo, alejándolos así aún más de las drogas, un mundo que existe en todas las prisiones del mundo debido a que estas no dejan de ser un reflejo de la sociedad y muchos de los internos antes de estar privados de libertad han consumido sustancias estupefacientes.
La secretaría general envió a los centros un plan de intervención general
La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (SGIP) envió en el mes de marzo una circular a todos los penales del país para informarles del Plan de intervención general en materia de drogas.
Y es que la SGIP ha mostrado mucho interés en atajar este problema debido a que, tal y como expone el Plan, “la drogodependencia es uno de los factores desestabilizadores más importantes entre las personas por la gravedad de las complicaciones físicas, psíquicas y sociales asociadas, como son la sobredosis, de fatales consecuencias en ocasiones, las infecciones por VIH-Sida, hepatitis C., tuberculosis, enfermedades de transmisión sexual, problemas importantes de salud mental, trastornos de la personalidad, problemas de socialización y de relación considerables educativos, laborales, familiares, de convivencia, marginalidad, prostitución, tráfico de drogas, y otros delitos”.
Debido a los problemas que venían acompañado del consumo de drogas, la SGIP consideró necesario proceder a una actualización de las metodologías de intervención que abordaran el impulso y organización, tanto de los programas terapéuticos con la población drogodependiente o intervenciones sobre la demanda, como el impedimento de la entrada y tráfico de sustancias tóxicas o intervenciones de reducción de la oferta, y todo ello en adecuación a las características actuales de la población reclusa y a la legislación vigente.
Todos los establecimientos penitenciarios del país han puesto en marcha este plan, que ha conseguido que las prisiones hayan llevado a cabo grandes aprehensiones y la rehabilitación de muchos reclusos.