Categorías: Tribunales y justicia

La presunción de inocencia, clave en la absolución de los acusados de disparar al sobrino del Vasco

Ya hay sentencia en el caso de los disparos a Mohamed Said Hamido Mohamed, sobrino del ‘Vasco’ y tiroteado en septiembre de 2011 en el Príncipe. Tal y como se presumía, el tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, ha absuelto a los primos Abdelhuahed Abdeselam Mohamed y Malik Mohamed Mohamed del delito de tentativa de homicidio por el que se le pedían penas de hasta 9 años de cárcel. Hace un par de semanas se conocieron los autos, adelantados por este medio, en base a los que ambos quedaban exentos de cualquier responsabilidad penal, lo que ya apuntaba a que ambos, necesariamente, iban a quedar absueltos. Pero ahora, sentencia en mano, se pueden conocer los detalles que han fundamentado dicho fallo judicial.
La primera clave la ha encontrado el tribunal presidido por Fernando Tesón en la propia testifical del sobrino del Vasco y en la del testigo protegido. Unas declaraciones que hay que enmarcarlas en un contexto que no ha pasado por alto el tribunal, que es el enfrentamiento que desde el año 2009 mantiene el grupo de Tafa Sodia y el del Vasco. La segunda clave se centra precisamente en ese enfrentamiento entre ambos grupos y la tercera en la inexistencia de pruebas suficientes de peso como para enervar la presunción de inocencia.
Así las cosas, a la Audiencia le ha llamado la atención el hecho de que la víctima narrara lo acontecido “de una manera privada de cualquier vacilación en sus respuestas”. Que Mohamed Said tuviera una intervención en el plenario tan clara “resultó sumamente llamativa por su contundencia”, lo que ha llevado a analizar con la cautela debida “la coherencia interna y persistencia incriminatoria” que mantuvo. Tanto detalle, la ausencia de lagunas han sido condicionantes para cuestionar la declaración del sobrino del Vasco, pero sobre todo ha pesado un dato: “Llama poderosamente la atención”, indica el tribunal en la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico, “que la víctima no dijera quiénes eran los autores cuando fue conducido por su primo al Hospital... y aún es más llamativo todavía, no que demorase cuatro días indicárselo a la Policía, sino que tuviera las suficientes fuerzas como para indicarles en dos ocasiones que declararía en otro momento y no fuera capaz de decirles algo tan sencillo como los nombres o apodos de sus agresores a los que conocía perfectamente como también admitió”.
En el plenario Mohamed Said dijo además que el primer tiro había sido dirigido a su cabeza, un dato novedoso que nunca antes había sido incluido en sus declaraciones. ¿Por qué ahora sí? La Audiencia cuestiona la “explicación sumamente vaga” aportada. La testifical del testigo protegido también es puesta en cuarentena por alguna serie de valoraciones que han chocado al tribunal.
¿Y los acusados? Cinco extremos de sus declaraciones han sido también valoradas por la Audiencia para hacer prevalecer, finalmente, el principio de in dubio pro reo. Entre esos aspectos destaca el hecho de que quisieran entregarse antes de ser detenidos, extremo que llevaron a cabo, o que señalaran que el padre de Mohamed Said se entrevistara con ellos para pedirles perdón por la actitud de su hijo. Un dato este que no ha podido ser dado por falso. El hecho de que el acusado Malik Mohamed quisiera colocarse un micrófono para demostrar que las acusaciones contra él y su primo formaban parte de una emboscada también ha sido valorado por el tribunal.
La testifical de la hermana de Malik, Isma Mohamed (testigo clave en el próximo juicio del mes de julio seguido contra Mohamed Larbi, otro sobrino del Vasco, por los tiros al hermano pequeño de Tafa Sodia), ha sido resaltada por la Audiencia, destacándose que “incidió en su declaración, de una manera extraordinariamente contundente y sin vacilaciones, en que el ser testigo de dicho tiroteo habría provocado que desde el entorno de la persona que habría cometido los hechos se le presionara para que retirara la denuncia”.
No obstante en sus fundamentos la Audiencia considera que “no existen elementos racionales para descartar que” los dos acusados “llevaran a cabo las conductas que se les imputaron”, destacando que en el caso del acusado Abdelhuahed las fuentes incriminatorias son importantes. Ahora viene el pero, ya que, “sin embargo”, señala, “el resultado de las pruebas ha sembrado unas dudas que tienen la suficiente entidad como para que el principio de in dubio pro reo deba regir en toda su extensión. Las declaraciones de Mohamed Said y el testigo protegido se ven debilitadas por su fuerza probatoria cuando son analizadas exhaustivamente y sobre todo cuando se confrontan con la actividad de descargo”, señala.
Considera el alto tribunal que dado el enfrentamiento entre los grupos de Vasco y Tafa Sodia, puede pensarse que las testificales de Mohamed Said y el testigo protegido “pueden estar influenciadas por esa situación, de forma que se aprovechara el ataque para vengarse del contrario”. Incluso, dice, “puede apuntarse a que teniendo conocimiento por vías indirectas de quienes pudieron ser sus protagonistas, se haya podido aprovechar la facilidad que ofrece un acontecimiento constatable como es el intento de acabar con la vida de una persona, simplemente poniéndoles el nombre y la cara”.
Al margen de absolver, en base a esto, a los acusados, la Audiencia ha pedido que se deduzca testimonio, al entender que han mentido al tribunal, y se inicie un procedimiento penal por la eventual comisión de dicho delito de cuatro de los testigos que declararon.

“El fracaso de la propia sociedad”

Una sentencia absolutoria deja sin penar un suceso tan importante como este. Algo a lo que alude la Audiencia, aseverando que se trata de un fracaso no de la justicia sino de “la propia sociedad”. ¿Por qué? Porque no se ha conseguido ni que los individuos se adapten a las normas de convivencia ni se ha conseguido que se asuma el “compromiso cívico de colaborar eficazmente” para el esclarecimiento de los delitos. Algo que para la Audiencia es llamativo, ya que el tiroteo ocurrió “en plena calle, en una barriada muy populosa y tuvo que ser necesariamente contemplado por un número muy elevado de personas”. Pues bien, aún así, como viene siendo habitual, no hay testigos suficientes que ayuden a dar con los autores de este tiroteo y de tantos otros.

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