El Cuerpo que dirige Ángel Gómez recibió hace semanas el encargo de combatir esta actividad ilícita en el marco de una campaña coordinada por la Ciudad y la Delegación del Gobierno. Desde entonces, las patrullas inspeccionan a diario los locales en los que sospechan que pueden apilarse cientos de fardos. Es lo que sucedió de nuevo ayer, cuando los agentes sospecharon en dos ocasiones del elevado trasiego de mercancías en el interior de locales. Tras una primera inspección, comprobaron que ocultaban un gran número de bultos cuya procedencia no se pudo justificar, lo que dio pie a la imposición de las denuncias.
Semana de inspecciones
La actuación contra las consignas ilegales arrancó la pasada semana, cuando en tres días consecutivos los efectivos de la UIR inspeccionaron naves en zonas próximas al Tarajal. La primera, en el mismo polígono industrial, acabó con la clausura de un local que incluso ocultaba una cafetería sin licencia. Un día después, la Policía Local descubría otro local en Príncipe Alfonso, en la zona que en su día albergara las antiguas caracolas, que terminó precintado tras tres horas de inspección de los funcionarios de la Agencia Tributaria en las que el propietario no pudo demostrar con facturas o documentación en regla el origen de los bultos. En la operación también participaron agentes de la Guardia Civil e inspectores de Trabajo. La misma imagen se repetía sólo 24 horas después, esta vez en la Almadraba, con el registro de otros dos almacenes dedicados a la compraventa de productos textiles. En esos casos, la visita de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no se tradujo en cierres, al acreditar los titulares de los negocios el origen lícito de las mercancías y su actividad.
Una petición expresa del sector
Los empresarios del Tarajal incluían desde hace meses la actuación contra las consignas ilegales en su catálogo de soluciones para acabar con el caos que se vive en el entorno del polígono y la frontera. Así lo expusieron a lo largo del mes de enero en las distintas reuniones que mantuvieron con los representantes de la Ciudad y de la Delegación del Gobierno, cuando las aglomeraciones y las sucesivas avalanchas de porteadores crisparon los ánimos del sector, que llegó a alertar de las graves pérdidas que sufrían a diario. Además de la competencia desleal que supone la actividad ilícita de los almacenes que actúan sin licencia ni autorizaciones administrativas, los empresarios advertían de que los colapsos también estaban motivados por el volumen desproporcionado de mercancías que llegaban a acumularse en ese tipo de almacenes y que los pasos autorizados hacia Marruecos se veían incapaces de absorber.