Mohamed Ennakra se convirtió en torno a las 4 la madrugada de ayer, a sus 33 años, en la última víctima mortal de la violencia en Ceuta.
Los equipos médicos que le atendían en el Hospital Universitario certificaron su muerte a primera hora de la mañana del domingo, consecuencia de las graves lesiones cerebrales que ya sufría cuando fue ingresado en la UCI, solo unas horas antes, con tres disparos en su cuerpo, dos de ellos en la cabeza. Hoy será enterrado en el cementerio musulmán tras serle practicada la autopsia, que ayudará a arrojar algo de luz sobre el suceso.
Gufito, como era conocido en su entorno, no se topó con sus asesinos por casualidad. Quienes habían planificado su muerte le telefonearon a uno de sus móviles y concertaron una cita en la rotonda de acceso al Príncipe. Pasaban apenas 20 minutos de las doce de la noche. Se encontraba en su casa de la Agrupación Norte, donde vivía con su esposa y sus dos hijos, cuando recibió la llamada. Les comunicó a éstos que debía salir y se colocó al volante de su Fiat Stilo para recorrer la escasa distancia hasta el punto de encuentro. Allí detuvo el vehículo y esperó a quienes, minutos después, le recibirían a balazos.
Subido sobre la acera, a Mohamed Ennakra le sorprendió un primer disparo efectuado por sus agresores desde un vehículo (durante la jornada de ayer, a falta de confirmación oficial, se especuló con un Renault Twingo pero también con una motocicleta). Le impactó en el brazo izquierdo que tenía en esos momentos sacado fuera de la ventanilla. La bala llega a salirle por el hombro y le alcanza el cuello, dañándole además las cervicales. Herido, logra poner el coche en marcha para intentar escapar, pero sus perseguidores le disparan otras dos veces más, esta vez en la cabeza y por detrás, y huyen del lugar a toda prisa. Un conductor que pasa por la zona será quien lo encuentre y lo traslade a toda velocidad en su propio vehículo hasta el Hospital Universitario, muy cerca del lugar de los hechos, pero donde ingresaría en la UCI con daños irreversibles.
Cuatro terminales
Con la investigación ya abierta y el caso judicializado y en manos de la titular del Juzgado de Instrucción número 2, la Policía centra ahora buena parte de sus indagaciones sobre la muerte de Gufito en los cuatro teléfonos móviles que portaba la víctima en el momento de los hechos. Uno de ellos, con toda probabilidad, será al que telefonearon sus asesinos cuando le pidieron que saliera de su casa y se dirigiera hasta la rotonda donde finalmente encontró la muerte. Sin testigos que aporten más datos, el resto de las pistas saldrán de la autopsia que se ha practicado y de las que puedan obtenerse el vehículo en el que viajaba. Las Fuerzas de Seguridad deberán también indagar sobre el calibre del arma utilizada y su posible conexión con otros sucesos violentos en la ciudad que también se han saldado con víctimas mortales. Fuentes cercanas a la investigación confirmaron ayer a El Faro que también se intenta dilucidar si la llamada recibida solo unos minutos antes sobre un supuesto atraco en un colegio pudo intentar despistas a los agentes y desviar sus unidades móviles hacia un punto alejado del que posteriormente se producirían los hechos.
Según ha podido saber este diario, durante la jornada de ayer comenzaron a circular distintas versiones y posibles identidades de quien podría ser el autor intelectual del asesinato, aunque todas ellas en el terreno de las especulaciones. También que la familia y su círculo más cercano han interpuesto denuncias para dejar constancia de que han recibido amenazas tras los hechos.
El de Mohamed Ennakra se convierte así en el tercer asesinato con disparos en lo que va de año, tras el del joven Munir y el de Ribery. A las Fuerzas de Seguridad le queda ahora por delante el trabajo de intentar encontrar a quienes le mataron de madrugada.
Desmayos y tensión en el Hospital
Poco después de ser ingresado, el Servicio de Urgencias del Hospital Universitario comenzó a llenarse de familiares y conocidos del joven que acababa de ser trasladado a la UCI. Según fuentes sanitarias, los facultativos tuvieron que atender a varios de los allegados de Gufito por síntomas de ansiedad e incluso desmayos, más aún cuando se les comunicó su muerte. Las mismas fuentes también aseguran que también hubo momentos de tensión con reproches y acusaciones contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el clima de inseguridad que sufre la barriada del Príncipe.