La Policía belga detiene a ‘Stifo’, líder del grupo yihadista desarticulado

Se le seguía la pista en Bélgica y Holanda desde que el pasado junio la Audiencia Nacional dictara una orden de busca y captura contra Ismail A.A., alias ‘Stifo’, el considerado como auténtico número uno de la célula yihadista desarticulada en el corazón del Príncipe.

‘Stifo’ es el que, según las investigaciones de Policía y Guardia Civil, manejaba realmente los hilos de esa red de captación de jóvenes para mandarlos a Siria. El Ministerio de Interior sorprendía la semana pasada otorgando ese papel a ‘Pistu’, el vecino del Príncipe detenido en su casa el lunes 16 (El Faro nunca publicó este extremo). Decisiones de las políticas mediáticas de los ministerios que, en ocasiones, no cuadran con las investigaciones que llevan a cabo las fuerzas de seguridad, como es el caso. En el croquis  que desde hace meses tienen encima de la mesa los investigadores, el papel de cada uno estaba bien definido y ‘Pistu’ no ocupaba, precisamente, la cima piramidal.
‘Stifo’ se había convertido, pues, en una auténtica obsesión. Se estaba investigando sus pasos, sus llegadas a Ceuta, sus reuniones en un piso de la calle Real o en los garajes de una vivienda del Príncipe Felipe, sus contactos y también sus regresos a Bélgica, en donde residía. No se podía actuar hasta disponer de las pruebas suficientes y, sobre todo, de la orden judicial dictada por la Audiencia Nacional para poder intervenir.
Desde la semana pasada habían saltado todas las alarmas. Se tenía localizado a Ismail A.A. en su domicilio belga de Vilvoorde, así que se esperó disponer del dispositivo necesario para que en la mañana de ayer, a las seis en punto, agentes de la Policía Federal de Bruselas procedieran a su arresto, llevándose del interior de su vivienda una tablet, un ordenador y diversos recortes de prensa.
Y es que ‘Stifo’ estaba muy bien informado de lo que se escribía sobre las acciones policiales y sobre los pasos que se estaban dando en Ceuta. Se empapaba de las informaciones sobre los fallecidos en Siria y sobre cada uno de los reportajes que se escribía en torno a lo sucedido. “Esto no es nuevo, las personas que investigamos por su relación con el terrorismo hacen seguimiento de lo que aparece en prensa ya que eso les sirve para saber si están detrás de ellos o no”, explica una fuente autorizada de la lucha antiterrorista.
Y a ‘Stifo’ le interesaba mucho saber hasta qué punto se sospechaba de él antes de que la Audiencia dictara orden de busca y captura y antes de que su identidad e incluso su rostro aparecieran en medios de comunicación nacionales. Cuando El Faro comenzó a escribir de la marcha de ceutíes a Siria y ningún otro medio reparaba en el inicio de lo que iba a ser una de las graves problemáticas de la ciudad, el ahora detenido llamó a este periódico para buscar una explicación de por qué se había puesto su nombre en una crónica. Lo curioso es que su identidad nunca había apareció en los relatos escritos por este medio, pero quizá su temor a que fuera señalado le hizo dar un paso equivocado: adelantarse a la realidad.
Su nombre, su lugar de residencia, sus movimientos y su proceder ya formaban parte de las investigaciones pero hasta ese momento nunca se habían hecho públicas. ‘Stifo’ se adelantó a la noticia.
El ya arrestado, que fue trasladado al aeródromo de Cuatro Vientos para ser puesto a disposición del juez Ismael Moreno que instruye la causa, tenía pendiente una Orden Internacional de Detención que le señala como presunto líder y financiador de la “peligrosa célula yihadista” dedicada al envío de combatientes a las filas de Al Qaeda en Siria. Las fuerzas de seguridad consideran probada su implicación en la preparación logística de los viajes para llevar a ceutíes y marroquíes a la frontera turco-siria, punto de despedida antes de su plena integración en las filas de los frentes terroristas que actúan en Siria.

De la delincuencia al radicalismo

¿Dónde comienza el radicalismo de las personas que luego se dedican a adoctrinar a otras hasta terminar organizando la marcha a territorios en guerra?, ¿existe un camino común entre la delincuencia violenta y el terrorismo radical?  Al menos en las investigaciones que desarrollan las fuerzas de seguridad ambos factores se dan la mano. En el caso del ahora detenido, se sospecha que su radicalización pudo comenzar en Holanda; en el caso de otros de los detenidos en esta u otras operaciones, la cárcel aparece como foco de conexión entre grupos radicales que terminan, mientras cumplen condena por otros delitos, dando pie a acciones comunes con fuertes asentamientos ideológicos.
En el caso del ahora considerado número 1 de la célula radical asentada en el corazón del Príncipe, responsable de la marcha de casi una decena de ceutíes y de la muerte de su amplia mayoría en territorio sirio, le constan antecedentes por desobediencia, atentado y delincuencia violenta. Un perfil que no es casual ni mucho menos, varias de las personas que son detenidas en operaciones contra el terrorismo radical tienen antecedentes y en muchos de los casos su pasado está vinculado o con el narcotráfico o con el tráfico de vehículos robados. Todo se relaciona. El terrorismo radical basado en un extremismo religioso necesita financiación y el tráfico de hachís o la venta de vehículos robados que son introducidos en el norte de África suponen una buena inyección económica.
Antiguos gomeros terminan rehabilitándose en círculos extremistas y participando en reuniones en las que se aboga por un radicalismo extremo. El dinero que se obtiene de estos negocios ilícitos se emplea para la financiación de esas prácticas radicales o para la adquisición de bienes que pueden servir para el blanqueo de capitales. El entramado, complejo, resulta difícil de investigar, de ahí que muchas de las operaciones antiterroristas iniciadas se quedan sin un punto y final adecuado que llegue a todos los ámbitos de participación.
La operación policial abierta es la más importante de las llevadas a cabo en Ceuta. Las Defensas de los detenidos han solicitado que sean puestos en libertad bajo fianza sin éxito, a pesar de los múltiples recursos interpuestos ante la Audiencia  Nacional.