Hace unos días se celebraron en Ceuta unas jornadas divulgativas sobre el futuro Plan Hidrológico de Ceuta, organizadas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). A este acto fue invitada Septem Nostra para participar tanto en una mesa de usuarios que se celebró por la mañana, como en un taller participativo que tuvo lugar en horario vespertino. Nuestra entidad estuvo presente en ambas actividades, dándonos la oportunidad de defender nuestra postura respecto a la planificación hidrológica de nuestra ciudad. Unos planteamientos que han sido extensamente expuestos en el documento que enviamos al Ministerio de Medio Ambiente durante el tiempo que el documento de planificación ha permanecido en exposición pública. Básicamente, nuestra exposición la dividimos en cuatro grandes bloques: la situación de los arroyos y cauces naturales de Ceuta; la gestión de las fuentes de aprovisionamiento; el estado de las infraestructuras de distribución y saneamiento; y las principales amenazas de contaminación que afectan a la calidad de las aguas superficiales y marinas de Ceuta.
Comenzando por el primer asunto, expusimos que los arroyos de Ceuta han sufrido un abandono secular y presentan, en general, un avanzado estado de deterioro, cuando no su total desaparición. Son dos los principales agentes que han propiciado esta lamentable situación. Por un lado la acción de particulares que han invadido mediante construcciones ilegales la zona de policía (100 metros en ambas riberas del cauce) e incluso la de seguridad (5 metros), además de verter directamente las aguas fecales al arroyo o arrojar todo tipo de residuos al cauce. Ejemplo de esta situación es la parte baja del arroyo del Infierno. Ya que nos referimos a esta zona, tenemos que expresar nuestra satisfacción por el anuncio hecho por responsables de la Confederación de su oposición a la construcción de más de 700 viviendas que el futuro Plan General de Ordenación Urbana de Ceuta preveía autorizar en este espacio. Los argumentos jurídicos que expusimos en nuestras alegaciones eran tan claros y contundentes que no cabía discusión alguna.
Junto a la acción de los particulares, las administraciones, con sus descabellados proyectos urbanísticos, han sido las responsables de los mayores impactos sobre nuestro patrimonio hidrológico. La más notoria ha sido la practica desaparición del arroyo de las Colmenas, primero con la construcción del nuevo acceso al hospital universitario, a la que ha seguido la eliminación del Puente Quemadero –enmarcado en el plan especial del Príncipe– y la construcción del nuevo megacentro penitenciario. A estos desmanes se suman otros proyectados, que sólo la crisis ha impedido que se cometan, como el trazado del enlace puerto-frontera o el nuevo vial que la Ciudad quiere construir sobre el cauce del arroyo Paneque. Todos estos proyectos realizados o en cartera demuestran una total falta de respeto por los arroyos y los ecosistemas asociados a ellos, cuando su conservación figura como un objetivo prioritario en la directiva marco del agua o una de las medidas claves en la estrategia española de adaptación al cambio climático.
Pasando al segundo bloque de nuestra exposición, el referente a las fuentes de aprovisionamiento, llamamos la atención sobre la necesidad de respetar el orden lógico de prelación a la hora de obtener los recursos hídricos que demanda la ciudadanía. Este orden debe dar prioridad a los recursos naturales sobre los artificiales, por razones de coste ecológico y económico. Un orden que obliga a aprovechar los recursos menos antropizados, como los manantiales de Benzú, seguidos del agua almacenada en los embalses del Renegado y el Infierno, y por último al H20 producido en la planta desalinizadora. La distinción entre agua, la de Benzú y los embalses, y H20 de la desaladora es para nosotros fundamental, ya que la primera aún mantiene los componentes simbólicos y culturales asociados a este elemento fundamental para la vida. Llevados por esta idea expusimos que no estamos de acuerdo en que el agua de los manantiales sea mezclada con el componente químico que se obtiene de la planta desalinizadora. Nuestra propuesta es que si la mezcla es necesaria por la existencia de una red unitaria de distribución, pedimos que al menos se instale una fuente pública en Benzú para que la que gente que lo desee puede obtener agua procedente de estos manantiales. Consciente de que esta propuesta es difícil que prospere, somos más optimista sobre la posibilidad de inventariar, catalogar y rehabilitar alguna de las pequeñas fuentes que se encuentran dispersas por el territorio ceutí. Una propuesta en la que coincidimos con el representante del Instituto Geológico y Minero Español. Esperemos que esta iniciativa se haga realidad por el bien de nuestro olvido patrimonio hidrológico.
Relacionado con el punto anterior, comentamos que la planta desalinizadora se encuentra hoy día sobredimensionada. El motivo no es otro que una errónea estrategia en cuanto a la indispensable necesidad de garantizar el acceso al agua potable en toda la ciudad y durante las veinticuatro horas del día. Durante mucho tiempo, todo el que duró la subvención estatal para la producción del agua desalinizada, nadie se preocupó de atender la renovación de la red de distribución. Al fin al cabo poco importaba que del agua que se inyectaba en la red tan sólo se consiguiera cobrar un 40 por ciento. Total, pagaba el Estado, ¡Que más daba! Para compensar estas extraordinarias y escandalosas cifras de pérdida que rozaban el 60 por ciento se fueron añadiendo nuevos módulos a la desaladora, a razón de unos 20 millones de euros por cada uno de ellos. Un auténtico despropósito y despilfarro de dineros públicos que se tendrían que haber dedicado a renovar la red de distribución y mejorar los sistemas de gestión que permiten la recuperación completa del coste de producción y distribución del agua, tal y como exige el artículo 9 de la Directiva Marco del Agua. Confiamos en que la vuelta de la subvención estatal a la producción de la desalinizadora, cuyo encaje legal tendrá que valorar la UE, no suponga una vuelta atrás en la política de optimización de la red de distribución.
Respecto a la red de saneamiento manifestamos nuestra preocupación por el parón de inversiones en su renovación. La redacción del Plan Director de Saneamiento supuso un reconocimiento sincero y riguroso de la lamentable situación en la que se encontraba ésta red. Desde su aprobación se iniciaron importantes reformas que nosotros hemos seguido y aplaudido, gracias a las importantes inversiones acometidas o financiadas por el Ministerio de Medio Ambiente. Pero la crisis económica nos ha pillado de lleno y el dinero, nunca mejor dicho, ha dejado de fluir. Aún quedan por acometer importantes actuaciones en barriadas como el Príncipe Alfonso, la renovación de algunas estaciones de bombeo o la importante obra de ampliación del caudal del ramal que discurre entre el Poblado Marinero y la estación principal de bombeo en San Amaro. La causalidad ha querido que mientras redactábamos este artículo hayamos tenido noticia del desbordamiento de esta canalización en las proximidades de la gasolinera ubicada junto a la playa de San Amaro. Un zona del litoral en la que se ha producido un vertido de fuel del que tuvimos conocimiento en el transcurso de estas jornadas y que, curiosamente, no ha tenido repercusión mediática ni, al parecer, llegó a oídos de la Administración, que se enteró al mismo tiempo que el resto de los asistentes a uno de los actos enmarcados en estas jornadas. Este comentario nos sirve de introducción al último punto del que tratamos en las jornadas sobre la planificación hidrológica de Ceuta: el estado de nuestras costas y las fuentes de contaminación que le afectan.
Tal y como comentamos en la mesa redonda y posteriormente en el taller participativo, valoramos de manera muy positiva que la demarcación hidrográfica de nuestra ciudad haya definido, por primera vez, un espacio natural marino que a partir de ahora va a gozar de protección ambiental. Un paso clave, fundamental, para el devenir de nuestro medio marino. Queda mucho que ampliar y mejorar en la descripción que el plan contiene de los ecosistemas marinos ceutíes, pero es un buen comienzo. Un recorrido al que Septem Nostra está dispuesta a colaborar y contribuir con todo el conocimiento acumulado durante nuestra extensa trayectoria de defensa, investigación y difusión del mar y la riqueza natural que acoge. Este conocimiento de la importancia de nuestro patrimonio natural y cultural marino es el que nos hace estar atento y observar con preocupación el incremento de la actividad del bunkering en nuestras costas, sin que exista una conciencia clara de las dramáticas consecuencias que para nuestra ciudad y su futuro tendría un accidente marítimo de medianas o grandes dimensiones.
Para terminar queremos expresar nuestra sincera y leal predisposición a colaborar en la redacción del plan hidrológico de Ceuta. No queremos que todo quede en un simulacro de participación y de atención al patrimonio hidrológico ceutí tanto tiempo descuidado, como no han tenido más remedio que reconocer los responsables de la Confederación. Nos gustaría, como los representantes de la CHG han manifestado, que este plan suponga un antes y después en la protección, conservación y gestión del agua y todas aquellas infraestructuras y equipamientos relacionados con este recurso vital para la vida.