La estructura que está llamada a convertirse en emblema de la reforma del Paseo de la Marina comienza a asomar desde detrás de las vallas.
La plataforma que unirá esa avenida, una de las principales arterias de la ciudad, y el Parque del Mediterráneo ha empezado ya a erguirse junto a la puerta de acceso principal al Casino para confirmar, como se ha reiterado en varias ocasiones desde el área de Fomento, que su inclusión en el proyecto original, y su supervivencia en los trabajos finales pese a las modificaciones que ha sufrido en los últimos meses el que fuera primer diseño, dará la razón a quienes apostaban por conectar ambas estructuras sobrevolando la Avenida Compañía del Mar.
La consejera de Fomento, Susana Román, aseguraba ayer a El Faro que el ritmo de las obras, superados los obstáculos iniciales, permitirá cumplir los nuevos plazos que apuntan a finales de febrero o principios de marzo como fecha tope para que la estructura esté finiquitada. La empresa que acomete esos trabajos se topó antes del verano con un inconveniente inesperado: un relleno más grueso del previsto que, como ya comentaba por entonces Urbanismo, obligaba a perforar a 15 o 16 metros de profundidad en lugar de a 10. A ello se unieron los problemas detectados en el forjado superior del parking –la zona de las filtraciones que motivó la obra tras la sentencia a favor de los propietarios de los garajes– y que se estima serían fruto de una combinación del efecto de la humedad y los defectos de origen de la construcción.
La estructura que puede ya divisarse desde La Marina es la base de un puzzle que, recuerda Román, llegará “hecho desde la Península” y que en los próximos dos meses debe avanzar hasta alcanzar su meta al otro lado de la calle. Sobre ellas se colocará la pasarela, sustentada por tirantes. En la zona en la que no se han detectado problemas de forjado los operarios están ya inmersos en la colocación del nuevo mobiliario urbano, que según adelanta la consejera se verán reforzados en los próximos días por otros dos equipos.
Los problemas que han retrasado los plazos –la primera fecha de conclusión que se manejó fue enero– obligaron a la Ciudad a aprobar un proyecto complementario para hacer frente a esos “vicios ocultos” descubiertos durante los primeros trabajos, de los que se encarga la empresa gallega Proyecon. Defectos heredados de la obra primitiva que en algunos puntos sacaron a la luz una débil capa de hormigón, de escasos centímetros, o incluso inexistente. El coste aproximado se presupuestó en torno a los 300.000 euros.
La pasarela se transformará así en bandera del nuevo Paseo de La Marina, la obra más importante –y vistosa– en la que está inmersa Fomento. Iniciada en mayo como respuesta a la sentencia judicial en contra de la Ciudad por las filtraciones de aguas sobre los garajes y otros defectos estructurales, moviliza una inversión de algo más de 2,7 millones de euros, por debajo del importe original tras el recorte que sufrió el proyecto. Incluye tareas de impermeabilización del firme –auténtica razón de ser de los trabajos–, la restitución de las baldosas y la colocación de balaustradas y del mobiliario urbano.