La pantera rosa, es ese ser de ficción creado por Blake Edwards, alto, espigado, gracioso, mudo y de color rosa, que vaya por donde vaya y haga lo que haga, siempre se mete en líos, todo lo estropea y al final es un verdadero disparate, paradójicamente me resulta lo más parecido a nuestro gestor máximo salvo en lo gracioso, no tiene gracia alguna. Descubierto cuando intentaba introducir papeletas en las urnas de su partido para aumentar los votos favorables a él, y por ello debiendo ser expulsado del partido, en un partido que se debería tener por democrático, consigue más tarde ser Secretario General del partido en que milita. Posteriormente, con 84 votos de 350 que tiene el Congreso de Diputados, consigue mediante una moción de censura a un gobierno con 137 escaños, derribarlo y alzarse con la Presidencia. También acusado de plagiar su tesis doctoral, se desenvuelve con un desparpajo típico de la pantera rosa, nada le importa salvo pavonearse a modo de Presidente. Desde entonces todo han sido descalabros y dádivas al separatismo nacionalista, lo que está poniendo en grave riesgo a la nación. Tampoco le importa lo que le ocurre a sus ministros, uno tres veces reprobado en la Cortes, los principios solo para enunciarlos, simple propaganda. ¿De verdad es creíble que en manos de la pantera rosa se puedan dejar los asuntos de Estado? Por ejemplo Gibraltar.
La pantera rosa, con su despiste habitual ha hecho lo que se esperaba de ella, mientras las negociaciones del Brexit se desarrollaban en Bruselas y hurtaban a España parcialmente las armas legales para poder defender sus intereses relativos a la Unión Europea frente al Reino Unido, la pantera rosa estaba en Cuba paseándose. ¡Pero qué se puede pedir a la pantera rosa ¡ Los británicos estarán desternillándose de risa, ya que lo de esta pantera es hilarante. Así, la amiga Teresa M. lo primero que ha dicho en el Parlamento británico nada más llegar a su tierra ha sido que” España no ha conseguido lo que quería sobre Gibraltar”, y que “siempre apoyaremos al pueblo gibraltareño” fuera diplomacia. A la amiga Teresa M. le hacen falta los votos de los recalcitrantes para la votación del 11 de Diciembre, porque este Brexit es un Brexit blando en cuanto a la frontera norirlandesa se refiere, lo que también quería la UE que esta vez ha estado del lado irlandés del sur y los Unionistas querían una separación total, lo que ha impedido la República de Irlanda y como trampantojo la pérfida Albión ha sacado sus garras centenarias para seguir señalando a los españoles, ese pueblo de trogloditas pero descubridor de América, y decir que les hemos derrotado, alto y claro.
Ahora en España se echa la culpa al Embajador Representante Permanente ante la UE porque no se fijó suficientemente en el cambio del artículo 184 del Acuerdo de Salida. Qué duda cabe que los negociadores comunitarios dirigidos por el francés Michel Barnier han preferido agradar al socio que se va en vez de al que está dentro, el Reino de España, lo que es una traición a un país miembro y además han tenido la desfachatez de no comunicar al Embajador español la intención del cambio antes de que se produjera lo que debe ser motivo de protesta ante el Colegio de Comisarios y en el próximo Consejo de Ministros de la UE; ha tenido que ser un Abogado del Estado el que ha advertido el cambio cuando ya había poco tiempo, aunque suficiente para haberse plantado. El ministro de Exteriores también estaba por el Caribe secándose el escupitajo y tampoco se enteró de nada. Finalmente dos cartas aclaratorias una del Embajador británico ante la UE y otra del Presidente del Consejo de Ministros, Donald Tusk han conformado a la pantera rosa.
Las negociaciones de acuerdos internacionales son muy duras y por una sola coma se puede estar discutiendo horas. Por ello es necesario estar permanentemente al lado de los negociadores y máximo en un tema tan sensible como Gibraltar, donde los británicos siempre intentarán que aceptemos lo que ellos dispongan y actuarán como piratas como ahora ha actuado la tal Teresa M., humillando más si cabe a la pantera rosa, que como no se entera no se ha dado por aludida y estará preparando su próximo viaje, quien sabe si a Gibraltar para saludar al “pueblo gibraltareño” y comunicarles que gracias a ella, siempre estarán bajo el patrocinio británico.
Pero las negociaciones sobre la soberanía de Gibraltar nada tienen que ver con las negociaciones de la UE. Aquí la UE no tiene pito que tocar. El Tratado de 1713, lo es entre dos Estados, España y el Reino Unido, y el “pueblo de Gibraltar” no existe en el Tratado. En la UE se podrán discutir respecto de la entrada de mercancías en España procedentes de la colonia y las exportaciones españolas, la Aduana, las cuestiones fiscales, la aplicación de la reglamentación comunitaria en la colonia, pero en modo alguno eso puede afectar a la legítima aspiración de la redención y consiguiente devolución de la Colonia. Eso tiene que ser llevado de nuevo a las Naciones Unidas.
España entró en la UE entre otras razones pensando que entraba en un club de amigos que solucionaría en poco tiempo el vergonzoso problema de tener una colonia en Europa detentada por otro de sus socios y “amigo” por lo que levantó la frontera con la Colonia. Es no conocer a los ingleses que son quienes dominan en el Reino Unido.
El Artículo X del Tratado de paz y amistad entre España y Gran Bretaña de 13 de Julio de 1713, de Utrecht en el que España cede una parte de su territorio , dice ”El Rey Católico, por si y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno. Pero, para evitar cualquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico y supone que, así se ha de entender, que dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna con el país circunvecino por parte de tierra…. Si en algún tiempo a la Corona de Gran Bretaña le pareciera conveniente dar, vender, enajenar, de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar , se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla” . Por lo tanto se cede sin jurisdicción territorial, sin comunicación abierta con el país circunvecino por tierra y España tiene derecho prioritario a redimir en caso de dación, venta o enajenación.
Con posterioridad al Tratado, los británicos, en el estilo ladrón que tan buen resultado les proporciona, han ocupado el istmo, construido un aeropuerto en terreno español y hecho caso omiso de las aguas jurisdiccionales españolas.
Por otra parte, el conceder un estatuto a los gibraltareños, considerándolos de derecho como no parte de la soberanía británica, influye en que de manera subrepticia se haya producido una transmisión desde la soberanía británica a la “gibraltareña”, lo que de acuerdo con el Tratado es motivo para la redención de ese territorio a España.
La apertura de la verja tuvo como idea el acercar a los habitantes de Gibraltar a España, facilitándoles telecomunicaciones y mirando para otro lado mientras Gibraltar se convertía en un paraíso fiscal, nido de contrabando y de drogas, mientras los habitantes del Campo de Gibraltar podían trabajar en ese nuevo emporio al tiempo que se empobrecía el lado español. La apertura de la verja ha tenido como consecuencia el empobrecimiento de esa parte de España. Paradójicamente los habitantes más ricos de Gibraltar viven en las Urbanizaciones más lujosas del Sur de España.
España no ha conseguido en la UE, al no llamar la atención por el hecho de que una colonia en plena Europa es una indecencia, la defensa de sus intereses de este minúsculo territorio, ni en las Naciones Unidas donde no ha seguido instando a la descolonización, ni tampoco en la OTAN, donde incluso ha dejado fuera de protección a Ceuta y Melilla.
Por ello es necesario cambiar de política respecto a Gibraltar. Claro siempre contaremos con que en los momentos clave, la pantera rosa pueden estar en la Antártida o en el Ártico, o quién sabe si en Getafe. Quiero señalar que debe ser una política de Estado donde en mi opinión debería procederse al cierre de la verja como primer paso. Teniendo en cuenta a los trabajadores a los que habrá que apoyar al principio económicamente, pero ellos no deben ser el escollo permanente.
La reivindicación de los terrenos y aguas ocupados ilegalmente como son todos los del istmo, con su aeropuerto, deben ser llevados de nuevo a las Naciones Unidas y al Tribunal Internacional de La Haya y exigidos inmediatamente, al estar fuera del Tratado.
El tercer paso es el de la reivindicación de lo cedido sin jurisdicción territorial a la Gran Bretaña, debido a la cesión subrepticia de soberanía mediante el estatuto de Gibraltar lo que indicaría una transmisión de soberanía al pueblo de Gibraltar, en contra de lo establecido en el Artículo X del Tratado.
Y esa política debe mantenerse constantemente hasta la redención definitiva. Gibraltar no pertenece al Reino Unido, es una colonia cedida por otro Estado en determinadas condiciones. Los británicos tienen la propiedad y el uso con condiciones. Gibraltar nunca puede ser independiente, si así fuera significaría que la Gran Bretaña lo ha cedido a los gibraltareños. Subrepticiamente es lo que está ocurriendo. Por ello, España debe plantarse, y en estos momentos en que el Reino Unido deja la UE y la libertad de paso puede quedar cercenada, España tiene que responder. A ver si se entera la muda.