La OPE y los saltos a la valla disparan las Urgencias del HUCE con una plantilla insuficiente

Según CSi-F, Ingesa estima un personal para 85.000 habitantes, cifra muy inferior a la población real que ronda los 150.000

La escasez de facultativos médicos es un tema ya conocido por todos, denunciado por sindicatos y trabajadores y del que se han hecho eco continuamente los medios de comunicación. Pero esta carencia no sólo se hace patente en esta categoría. Otras a las que no se alude con tanta frecuencia y que también son imprescindibles para el buen servicio de un centro hospitalario también sufren las consecuencias de una reducida plantilla: se trata de DUE, auxiliares de Enfermería y celadores.
La situación es especialmente crítica en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Ceuta, HUCE, donde la plantilla está dimensionada para una población de 85.000 habitantes, según las previsiones de Ingesa. Unos datos que para nada se corresponden con la realidad de la ciudad, con una población flotante que no se registra en las estadísticas y un incremento añadido de posibles pacientes derivado de las especificidades de la ciudad.
Según informes de Ingesa que CSI-F ha recogido, el HUCE debe atender un 35% de la población real, una cifra que se incrementa considerablemente en periodos concretos del año. Es el caso de la Operación Paso del Estrecho, tres meses en los que el personal de Urgencias se ve totalmente saturado. “Hay familias enteras que antes de volver a sus lugares de residencia, como Francia, Holanda o Bélgica se hacen revisiones en el hospital porque en esos países tienen que pagar la sanidad. Llegan a Urgencias diciendo que les duele algo y se van con un chequeo prácticamente completo con radiografía, analítica...”, explica el delegado del CSI-F, Javier Montero.
Es una de las causas de los colapsos en este servicio, pero no el único. Los saltos a la valla y las avalanchas de inmigrantes también provocan la aglomeración de personas en Urgencias, sin que por ello se designe una ampliación del personal.
El sindicato ya ha trasladado la problemática a Madrid sin haber obtenido respuesta, “han hecho oídos sordos”, apunta Montero. “Obvian la situación real y miran para otro lado porque están empecinados en que el personal que hay es suficiente para la ciudad”, añade.
Una tercera causa que justifica el aumento del personal es el efecto llamada de los porteadores del norte de Marruecos. La provincia de Tetuán cuenta con una población de un millón y medio de personas que también reclaman servicios hospitalarios en nuestra ciudad. “No queremos decir que se vaya a atender esta cifra, pero sólo el pasado año en junio se experimentó un incremento de más de 4.000 personas en Urgencias durante el mes de junio”.
Los partos de mujeres procedentes del país vecino vienen también a sumarse la alta cifra de pacientes atendidos en el hospital. “Cada vez es más alto el porcentaje de marroquíes que entran por Urgencias para ser atendidas en la ciudad”, puntualiza Montero.
Todo ello conforma un panorama desesperante para los trabajadores del HUCE que se ven incapacitados ante la avalancha de casos a los que atender, hecho que va en “detrimento” del servicio, además de estar generando “estados de ansiedad entre los trabajadores”.
Ingesa habla de 85.000 habitantes según CSI-F, pero el sindicato lo tiene claro: las cifras de pacientes que se atienden al año en la ciudad pueden rondar los 150.000 y siguen aumentado cada año. Una cantidad que desborda a la plantilla actual de Urgencias: siete DUE y cuatro auxiliares de Enfermería en los turnos de mañana y noche y tres celadores en cada uno de los tres horarios de la jornada diaria. El sindicato lo estima insuficiente y reclama a Madrid el incremento de 18 personas, seis para cada una de estas categorías.
“Las asistencias en Urgencias crecen cada año y no pedimos nada desorbitado, únicamente un incremento mínimo que permita ofrecer un servicio adecuado”, ratifica Montero.
La situación en las plantas de hospitalización médica y quirúrgica no es más favorable. En ambas se registra una carencia de personal que está pasando factura entre los trabajadores. “No pueden con todo y ello repercute, lógicamente, en el enfermo. La situación es insostenible”.
En cada una de estas plantas el servicio se cubre con tres DUE en horario de mañana; dos por la tarde y el mismo número por la noche. En el caso de los auxiliares de Enfermería, los números se repiten: tres personas durante la mañana y otras dos en los distintos turnos de tarde y noche. “Lo idóneo sería incrementar un trabajador más en cada una de estas categorías para que todo funcionara mejor y se atendieran en condiciones más óptimas”, apostilla Montero.
Es la situación que se vive en el Hospital Universitario y que no es nueva para nadie. De la falta de personal es prueba evidente el hecho de que aún existen zonas cerradas en las plantas de Quirúrgica y Obstetricia al no haber suficientes trabajadores para atenderlas.

CSI-F exige un protocolo de actuación para evitar posibles agresiones

A la falta de personal se suma uno de los problemas más graves a los que se enfrentan los trabajadores casi a diario: las agresiones por parte de pacientes que acuden al servicio de Urgencias. Aunque habitualmente es el personal sanitario la víctima de este tipo de acciones, desde el sindicato CSI-F recuerdan que tanto las personas que trabajan en Admisión como los celadores son los primeros que reciben al paciente. “Los auxiliares administrativos son los primeros que hablan con ellos, el primer parapeto de los pacientes”, explica el delegado del sindicato, Javier Montero.
Son ellos los que se enfrentan a situaciones complicadas que en ocasiones terminan en violencia. “Reciben amenazas por parte de algunos pacientes y en esta situación es complicado trabajar”.
Administrativos y celadores son las dos categorías susceptibles de ser víctimas de la agresividad de algunos pacientes y es por ello que desde el sindicato exigen un protocolo de actuación ante este tipo de agresiones, bien sea verbales o físicas. No se trata de esperar a que se produzca el ataque, Montero pide que puedan evitarse. “Ya existe un protocolo una vez que han agredido al trabajador. Lo que pedimos es una actuación para evitar estos actos violentos”, puntualiza.
Este protocolo pasaría por una serie de cursos formativos para el trabajador de modo que pudiera ser capaz de controlar una situación ante un paciente violento o agresivo. Una de las medidas pasaría por un ‘botón antipánico’ que el empleado pudiera activar en caso de sentirse amenazado. “Ahora lo único que pueden hacer es levantar el teléfono y llamar a la Seguridad del Hospital, pero necesitamos que haya un mecanismo más ágil de actuación”.
Al margen de la adopción de estas medidas, Montero aboga por la colocación de arcos de seguridad al igual que en otras instituciones públicas. “No es lógico que con el momento tan complicado que estamos viviendo en temas de seguridad no tengamos un arco para el paso de personas”.
Insiste también en la necesidad de limitar las entradas a las plantas de hospitalización, bien sea para realizar visitar o permanecer con el paciente ingresado. “Hay personas entrando a todas horas y hay que controlar este tránsito tan grande”.
Finalmente, el sindicalista hace un llamamiento a la ciudadanía a concienciarse sobre el trabajo que desarrolla el personal, tanto sanitario como administrativo, en el Hospital Universitario. “Los trabajadores están para ayudar a los pacientes y una agresión no es el modo de solucionar las cosas. Pedimos que tengan paciencia porque están saturados pero en ningún caso la violencia es la solución”.

Los trabajadores, preocupados por la falta de cámaras en los garajes

Uno de los motivos de preocupación de los trabajadores del Hospital es la ausencia de cámaras de vigilancia en las dos plantas de aparcamiento. Aunque existe un servicio de cinco vigilantes su número es insuficiente para controlar el vasto espacio que ocupan estos garajes. A consecuencia de la carencia de sistemas de videovigilancia ya se han producido hechos violentos que son imposibles de esclarecer. A algunos empleados les han pinchado las ruedas mientras que los vehículos de otros han sido arañados o abollados. El sindicato CSI-F trasladará este problema a Madrid demandando la inmediata instalación de un sistema de vigilancia y el incremento de trabajadores de seguridad.

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