Un hombre tardó más de tres horas en llegar a su barrio al quedarse sin batería en su silla de ruedas. Ni la Policía Nacional ni la Local pudieron ayudarle: no había taxi ni ambulancia que le facilitara el ‘viaje’.
Una vecina se puso en contacto ayer con El Faro para relatar la lamentable historia y odisea que sufrió en la madrugada del pasado martes un hombre que después de visitar el Tanatorio tardó más de tres horas en regresar a su casa en la barriada de La Reina. A la altura de los Jardines de la Argentina, esta mujer y dos amigas suyas iban caminando cuando encontraron a un hombre de avanzada edad en una silla de ruedas parado en medio de la acera. Al preguntarle si tenía algún problema, comenzó la historia de catastróficas desdichas que les depararía esa madrugada.
El hombre, en silla de ruedas, se había quedado sin batería después de una visita al Tanatorio. Ello le obligaba a tener que esperar unos 20 minutos para que la batería se recargara y poder ‘andar’ dos o tres metros, explica la vecina. “Había llamado a radio-taxi pero no tenían disponible en horario nocturno un vehículo adaptado”, aseguró, por lo que no pudo optar por este transporte. Recientemente El Faro ya publicó un reportaje sobre la escasez de vehículos taxi adaptados para estas personas y que obligaba a dejar sin cubrir precisamente el turno de noche al disponer únicamente de dos vehículos, en vez de cinco como establece la ordenanza municipal.
Esta vecina y sus amigas llamaron a la Policía Local, cuyos agentes se pusieron en contacto con el 061, ante la posibilidad de que una ambulancia pudiera ayudar a este hombre. Pero la llamada no solamente fue en balde sino que también indignó a esta vecina. “Dijeron que si el hombre no estaba malo no venían a recogerle y que en todo caso le trasladarían al hospital no a su casa”, indicó. Este hombre no tiene familia, sólo su esposa que está enferma en casa.
Esta mujer y sus amigas decidieron acompañar a este hombre durante su ‘odisea’ por el Polígono, hasta el Morro para enfilar la avenida San Pablo y llegar a San José. Y siempre al mismo ‘ritmo’: dos o tres metros cada 20 minutos, lo que daba de sí la batería.
Una patrulla de la Policía Nacional también se extrañó ante el panorama que desfilaba por las calles de Ceuta y quisieron ayudar, pero tampoco pudieron. Así las cosas, y a apenas unos metros de su casa este hombre pudo llegar a su barriada a las 06:30 horas, asegura esta vecina. “Es una vergüenza e inhumano que nadie quisiera o pudiera echar una mano a este hombre”, lamenta.