Mohamed Ahmed. Monitor del curso de albañilería
“Hay presos que pasan de no saber nada a aprender un oficio”
Se siente muy satisfecho al recibir un premio “que no se lo dan a todo el mundo”. Y es que será uno de los que reciban hoy la placa en agradecimiento a su labor. Pero quizá de lo que más satisfecho se siente es de que muchos de los internos que asisten a su taller aprenden un oficio e incluso algunos al salir de la prisión han encontrado un trabajo gracias a los conocimientos adquiridos en sus clases.
Lleva ocho años con los cursos, un tiempo en el que ha podido conocer a mucha gente, a quienes ha formado para pasar a mantenimiento, donde reciben un dinero mientras ayudan a mantener las instalaciones. “Hay presos que pasan de no saber nada a aprender un oficio”, afirma con orgullo. En la presente jornada entrará en la lista de personas e instituciones premiadas por su colaboración con la entidad.
Juan Carlos Fernández. Funcionario
“Representamos una segunda oportunidad para muchos”
J. A. / ceuta
“Hagas lo que hagas, la prisión funcionará”. Fue uno de los primeros comentarios que escuchó de los veteranos de la prisión nada más llegar a Los Rosales a trabajar. Sin embargo, no se dejó ‘contagiar’ por este tipo de inercias derrotistas y cogió como modelo la frase “el trabajo bien hecho da sus frutos”, del deportista Miguel Indurain. Doce años después, su esfuerzo ha dado sus frutos, tantos que llevaron al Consejo de Dirección de Los Rosales a proponer su nombre a la SGIP para recibir la Mención Honorífica. Y así fue concedida.
Con varias carreras universitarias en su currículum, Juan Carlos Fernández Ruiz trabajaba de profesor de Humanidades y creía tanto en la ética que trasladarla años más tarde a su trabajo como funcionario de prisiones fue “un sueño hecho realidad”.
Llegó en el 99 y lo hizo “para una temporada”, aunque todavía trabaja en el penal ceutí, del que se siente “muy orgulloso”, tanto por su relación con los compañeros, como por la labor que realiza, sin olvidar tampoco a los internos, por los que se esfuerza a diario. Y es que, afirma, los funcionarios “no debemos olvidar que representamos una segunda oportunidad para muchos”.
Fernández asegura que muchos internos conocen este extremo, ya que “agradecen que se les trate con respeto”, explica en una entrevista con este medio.
Durante su carrera laboral ha tenido siempre una máxima: trabajar para ofrecer un servicio de eficacia y eficiencia para que “los contribuyentes sientan que emplean sus impuestos en un colectivo profesional moderno, necesario y alejado de clichés literarios o cinematográficos”.
Además, con su labor pretende contribuir en que las prisiones, que siempre se han visto como lugares cerrados, se hagan “más transparentes y abiertos”.
En el penal ceutí ha vivido momentos inolvidables, como presenciar el instante en el que ocho personas lloraban juntas por Navidad, así como las charlas que protagoniza ante el personal penitenciario y miembros de oenegés colaboradoras sobre el Código Deontológico, uno de los gestos que le ha hecho ganarse el cariño de sus compañeros.
También se ha ganado el reconocimiento de la Dirección, que lo define como un funcionario “responsable y cumplidor” que ha realizado un trabajo “con responsabilidad y rigor”.
Fernández tiene claro que es una persona inquieta, por lo que no descarta en el futuro formar parte de una fundación o un partido político. Y a buen seguro llegará adonde se proponga ya que lo tiene claro: va a seguir siendo él mismo “aplicando el sentido común”.
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