La llegada de 14 inmigrantes, tres con traje de neopreno, confirma el efecto llamada

La llegada ayer de 14 inmigrantes, tanto subsaharianos como magrebíes, confirma ya el efecto llamada que temían las fuerzas de seguridad. La presión es de tal calibre que no hay jornada en la que no se rescate o al menos se detecte a algún inmigrante en un intento de adentrarse en las costas ceutíes bien a nado o bien a bordo de embarcaciones playeras. Ayer eligieron los dos modos.

Un grupo de cuatro subsaharianos fue rescatado por la Salvamar ‘Gadir’, cuando se encontraban a seis millas al norte de Ceuta en una barca hinchable que intentaban mover a remos. Habían seguido el modus operandi que ya pusieron en práctica en la tarde del pasado viernes otro grupo de cuatro subsaharianos y que durante todo este verano han aplicado los más de 300 clandestinos que han conseguido alcanzar las costas de la ciudad.
A este grupo se añadía otro de magrebíes. Mientras el ‘Gadir’ efectuaba las tareas de rescate, fueron alertados de la presencia de otra balsa a tres millas de Ceuta. Esta vez eran siete los integrantes del grupo, entre los que, al menos, cinco eran menores con edades comprendidas entre los 14 y los 16 años. Todos ellos fueron trasladados por la Salvamar ‘Gadir’ hasta el puerto deportivo en donde fueron reconocidos por los servicios de Cruz Roja y filiados por la Policía Nacional.
Aunque los menores se encontraban empapados y ateridos de frío, presentaban un buen estado, no así en el caso de los subsaharianos que fueron rescatados entumecidos y prácticamente no podían moverse ni articular palabra.
Pero lo más significativo del día de ayer no fueron precisamente las balsas. En menos de dos horas tres argelinos enfundados en trajes de neopreno, con aletas y hasta gafas de buceo intentaron su entrada en Ceuta a nado. Lo hicieron a plena luz del día y fueron interceptados por las patrullas de Costas de la Benemérita y el Servicio Marítimo en la franja que comprende desde la Almadraba hasta el Tarajal.
Precisamente el ‘Gadir’ localizó al primero de los inmigrantesa unos cien metros de la orilla en la Almadraba. Las  señales que le hicieron para que dejara de nadar y pudiera ser rescatado, sólo sirvió para que el argelino se diera a la fuga en dirección a la orilla, donde fue interceptado por la Guardia Civil.
No es común este tipo de servicios a horas como las que se produjeron ayer, entre las nueve y las doce del mediodía, pero ya no importa la salida de estos nadadores a ojos vista de los agentes marroquíes que, supuestamente, deben vigilar que no haya presión migratoria desde sus costas hacia las españolas. Pero esa vigilancia no se está llevando a cabo y el ejemplo se registró, palpablemente, ayer. Los tres argelinos fueron interceptados por los agentes del Instituto Armado y entregados a la Policía Nacional. Son el claro ejemplo de un efecto llamada que ya nadie se atreve a negar y que, la semana pasada, dejó dos cadáveres en las costas. El de uno de ellos ha sido ya reconocido por sus familiares y arroja un dato significativo: se trataba de un joven argelino al que sus compañeros en Ceuta estaban esperando. Le habían advertido del momento favorable para pasar vía telefónica, informándole de los pasos a seguir. Así se encomendó a un trayecto que para él no terminó bien: encontró la muerte y su cuerpo era recuperado por la Benemérita.
Como él otros tantos nadadores intentan el pase. Con los marroquíes no hay problema de expulsión a Marruecos, con los argelinos el problema es distinto, no son aceptados por las autoridades del vecino país y quienes consiguen entrar en la ciudad terminan siendo acogidos en el CETI u optan por permanecer en Ceuta junto con otros grupos de compatriotas que rechazan el ingreso en el campamento del Jaral.

Y en el resto del país sigue la presión: 125 en sólo tres días

En los últimos tres días han llegado a distintos puntos del país 125 inmigrantes. Ayer fue uno de esos días en los que las costas fueron alcanzadas por varias embarcaciones: en Ceuta, en Almería, Murcia y en Motril... Subsaharianos y marroquíes consiguieron alcanzarlas siendo interceptados y rescatados por los servicios de Salvamento Marítimo, en una nueva oleada que se une a la última temporada de buen tiempo que alenta este tipo de salidas. En Murcia recibieron a 64 clandestinos, entre ellos varias mujeres, todos de origen argelino y en buen estado de salud. La primera patera fue interceptada a ocho millas del parque natural de Calblanque, con 11 inmigrantes a bordo. Seguidamente, se llegó hasta otras tres, situadas a 8, 9 y 6 millas al sur del cabo de Palos, con un total de 31 inmigrantes. La quinta y la sexta patera fueron halladas a 10 y 12 millas al sur de Calblanque, una con 12 y otra con 10 inmigrantes a bordo. A diferencia de las anteriores, estas dos últimas embarcaciones eran neumáticas, y no rígidas, como las cuatro anteriores. Los inmigrantes fueron llevados al puerto cartagenero de Santa Lucía, donde fueron puestos a disposición de la Policía Nacional, que inició los trámites para su identificación, traslado a un Centro de Internamiento de Extranjeros e inicio del expediente de devolución a su país de origen. En Almería fueron localizadas otras dos embarcaciones con quince inmigrantes de origen tunecino, entre ellos dos menores de edad. A este número se suman los otros catorce clandestinos interceptados en diferentes servicios en las costas de Ceuta.

Bien equipados e incluso con linternas y algunos alimentos

De las intercepciones que tuviron lugar en la jornada de ayer, cabe destacar que venían bien equipados para la travesía, tal es el caso de los menores que portaban agua, pan, ropa e incluso una linterna. Al parecer, los magrebíes sí suelen abastecerse de productos básicos para hacer frente a las calamidades del viaje, aunque no ocurre lo mismo en el caso de los subsharianos que, prácticamente, llegan con lo puesto.
De los tres argelinos interceptados que intentaban alcanzar a nado nuestra ciudad, uno de ellos se había preparado a conciencia para el recorrido. Además del traje de neopreno, el inmigrante llevaba gafas de buceo, aletas y un tubo de respiración, lo que indica que algunos de estos inmigrantes se preparan para estos duros viajes.