El doctor Francisco Marchante habla sin tapujos de la polémica Ley antitabaco. “Creo que se ha quedado corta. El fumador no es un delincuente, es una víctima del tabaquismo, pero aún considerando que otras drogas de uso social están ahí, el tabaco tiene una connotación que le hace diferente: no afecta solamente al fumador, afecta al entorno.
Creo que no va en contra del fumador, sino a favor de los que no fuman que tienen todo el derecho del mundo a respirar aire puro, sin contaminantes cancerígenos”.
Marchante se lamenta de que no se proteja de forma suficiente al menor: “El tabaco es una agresión para el menor y nadie lo ha tenido en cuenta”, afirma.
El facultativo reflexiona mientras se prepara para impartir, junto a la enfermera Mari Carmen Hernández París, un curso de ayuda para personas que están intentando dejar el tabaco en el centro de salud El Recinto. La iniciativa es fruto de la colaboración entre el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) y el Punto Integral de Tabaquismo de la Consejería de Sanidad y Consumo de Ceuta.
Asegura que dejar el tabaco “puede ser muy fácil o muy difícil, lo importante es empezar con una decisión estricta, un intento serio de hacerlo. A partir de hay se puede hacer de mil formas. Sin ningún tipo de apoyo o con ayuda pautada por profesionales”.
Sin embargo, el doctor advierte que “si tenemos que subir una montaña siempre es mejor hacerlo pertrechados de un buen equipo de escalada que en bañador”.
En primer lugar estaría el tratamiento conductual. “Fumar es un hábito adquirido durante mucho tiempo y tenemos que desaprender lo que se ha automatizado”. Pero esta reeducación de los hábitos se acompaña de otras estrategias, formando una terapia multicomponente, que suma a las terapias conductuales un tratamiento farmacológico y una serie de nociones e indicaciones enfocadas a conseguir el objetivo último.
Según Marchante, “el tratamiento farmacológico es fundamental. Incluye un tratamiento sustitutivo de nicotina con parches y chicles. Sustituimos la droga por otra vía que no sea la inhalada del tabaco para controlar el síndrome de abstinencia”. Asegura que los fármacos duplican o triplican las probabilidades de éxito del intento de abandono.
¿Y qué pasa con las copas? Muchos fumadores fracasan en cuanto pisan una discoteca. El doctor es claro: “Durate las primeras semanas de abandono del tabaco hay que evitar aquellas situaciones que tenemos íntimamente asociadas al consumo de tabaco. Reuniones sociales, cenas, copas, etc. La única forma que funciona es evitar esas situaciones durante las cuatro primeras semanas”, sentencia.