Ya sabemos que la extrema derecha en el siglo XIX integrada por los carlistas perdió todas las guerras en las que se han enfrentado a las tropas constitucionales desde 1833 en que comenzó la primera hasta 1876 en que finalizó la tercera, con cuatro alzamientos carlistas en 1855, 1860,1869, y en 1900 la “Octubrada” todo ello junto al intento posterior en 1906 que tuvo como epílogo la fundación de los requetés a principios del siglo XX. Los carlistas ya en el siglo XX , es decir la extrema derecha, formada principalmente por el Partido Nacionalista Vasco, fundado por un cafre racista como Sabino Arana en las provincias vascongadas y el partido de Convergencia y Unión en la región de Cataluña, volverían a perder cuantas guerras militares declararan al poder constitucional establecido. Asimilado esto, han intentado siempre que han podido dar un golpe de Estado ya en el siglo XX apareándose con las izquierdas separatistas republicanas, de donde surgen los golpes de Francesc Maciá en 1931 nada más proclamarse la II República y en 1934 por el Presidente de la Generalidad de Cataluña Luis Companys, golpe que fue rápidamente sofocado y por el que Companys fue juzgado y condenado a cadena perpetua, siendo posteriormente indultado y repuesto en su cargo de Presidente de la Generalidad fue autor de una masacre de cerca de 8.000 catalanes y ejecutado durante la guerra civil una vez apresado por Franco.
El comienzo del auge de la extrema derecha en España se remonta al litigio en la sucesión de Fernando VII que solo había tenido hijas. La ley sálica promulgada por el primer Borbón, Felipe V en 1713, impedía reinar a las mujeres, sin embargo durante el reinado del padre de Fernando, Carlos IV, las Cortes aprobaron en 1789 una “pragmática sanción” que la derogaba, pero que no fue publicada hasta 1830, tras el nacimiento de la primogénita de Fernando VII casado con su sobrina María Cristina de Borbón, lo que provocó el levantamiento de los sectores más conservadores de la Corte que apoyaban al hermano del rey, Carlos María Isidro. El rey que ya tenía una salud precaria y parecía que podría fallecer en poco tiempo, en una de sus recaídas convencido por partidarios de su hermano derogó la pragmática sanción , sin embargo una vez repuesto, volvió a instituirla, por lo que al morir en 1833, su hija Isabel de solo tres años fue nombrada reina de España. Las fuerzas conservadoras basaban su credo en un poder monárquico absoluto, por lo que eran partidarios del Antiguo Régimen “Dios Patria Rey”, es decir legitimidad dinástica, monarquía absoluta y tradición católica por lo que vascos y navarros se unieron a los carlistas porque entendían que era la forma de mantener los fueros y en contra de las monarquías constitucionales con separación de poderes , en las que el pueblo era el soberano , y el rey debería acatar la Constitución. A partir de entonces comenzaron la serie de guerras civiles que asolaron España intermitentemente durante cuarenta años. El absolutismo de los carlistas y el liberalismo de los cristinos (después isabelinos) hicieron su aparición. Esta extrema derecha tuvo poco poder en las ciudades considerándose más bien un movimiento rural, pero que tuvo mucha importancia. En la primera guerra , la considerada como más cruel, se estima que hubo 200.000 bajas, duró 7 años y finalizó con el Acuerdo de Vergara, entre el isabelino Espartero y el carlista Maroto.
Aunque no se resolvió el conflicto sucesorio se consiguió sembrar la semilla de la discordia. La II guerra carlista (1846-1849) no fue lo sangrienta que la primera ni tuvo su duración, su origen fue el intento de casar a Isabel II con el entonces pretendiente carlista Carlos Luis de Borbón. Isabel se casó con su primo Francisco de Asís de Borbón y la guerra fue fácilmente sofocada por las tropas isabelinas. Tres alzamientos carlistas se producen en esa época antes de la III Guerra carlista (1872-1876) enfrentándose durante el sexenio democrático (1868-1874) a tres gobiernos: el de Amadeo I, el de la I República y el de Alfonso XII. Los carlistas habían ganado en diputados pero la llegada de Amadeo I de Saboya provocó la insurrección de una gran parte de los carlistas lo que provocó el inicio de la guerra. La subida al trono de Alfonso XII tras la restauración borbónica de Cánovas marcó el declive del carlismo que fue derrotado por los Generales Martínez Campos y Fernando Primo de Rivera. El pretendiente Don Carlos cruzó la frontera al grito de “volveré”, no volvió pero se alargó el conflicto hasta las puertas del siglo XX con la fallida “Octubrada” de 1900 presidida por el Marqués de Cerralbo, delegado de Don Carlos en España, con la intención de robar armas en cuarteles de la Guardia Civil, la conspiración acabó fracasando porque el General Weyler que en principio les apoyaba les retiró su apoyo, pero se había organizado Cataluña militarmente con diversos generales que apoyaban el levantamiento y se había comprado armamento y munición. El comienzo de la insurrección tuvo lugar en Badalona y hubo levantamientos en distintos pueblos en luchas contra la Guardia Civil. El pretendiente Don Carlos finalmente no dio la orden de levantamiento y declaró traidores a los insurrectos que admitieron haberse levantado “anticipadamente” , pero les había movido la crisis que atravesaba Cataluña ante la pérdida colonial. En 1906, se produjo un intento se sublevación carlista contra el gobierno de José López Domínguez por sus proyectos anticlericales. Posteriormente la fundación de los requetés y su sublevación para defender la religión católica junto a Franco, marcan el final de su épica y comienza la política.
Ni la lengua en la educación ni en la comunicación de los españoles residentes en eso territorios se les facilita la comunicación con la Administración publica en su lengua materna
En realidad la extrema derecha se apoyó en la cuestión dinástica para acceder al poder y siguió guerreando después de fallecer los sucesivos pretendientes. La extrema derecha, continua su camino cambiando de estrategia, como no puede obtener sus fines de golpe, mediante un enfrentamiento militar, lo intenta erosionando al Estado poco a poco. Ya nada más fallecer Franco comienza la IV guerra carlista que tiene como verdaderos representantes al PNV en el País Vasco y Navarra que consiguen mantener los fueros de las guerras carlistas en la Constitución Española que en su Disposición Adicional Primera señala : “La Constitución ampara y respeta los derechos de los territorios forales” y en la Disposición Transitoria cuarta “ En el caso de Navarra y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, en lugar de lo que establece el art. 143 de la CE la iniciativa corresponde al órgano foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que lo componen. Para la validez de dicha iniciativa será preciso además que la decisión del Órgano Foral competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto y aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos”.
Además del poder que le otorga la CE a los partidos vascos y navarros a ello se le unen la actual ley electoral que permite que sean elegidos diputados en el Congreso de los Diputados con ínfimo caudal de votos en comparación con el resto de territorios, todo ello donado por todo el sistema político español independientemente de su orientación política y desde 1975. A ello se suman los “gudaris” de la ETA que en esta guerra, ya han asesinado a más de 1200 personas, mujeres y niños incluidos. Esto ha hecho que en el país Vasco y ya empieza en Navarra, el Estado haya dejado de existir. Ni la lengua en la educación ni en la comunicación de los españoles residentes en eso territorios se les facilita la comunicación con la Administración publica en su lengua materna. En Cataluña desde 1931 ya se han realizado tres golpes de Estado, el último pudo ser frenado gracias al artículo 155 de la CE. Pero el Parlamento catalán está cerrado, el gobierno de la Generalidad no acata las leyes siquiera de los más altos tribunales, pone en libertad a los presos sin que se le retiren las competencias sobre las prisiones, el Estado ha dejado de existir allí desamparando a los españoles que acatan la CE y en estas circunstancias el presidente del gobierno ha pactado con independentistas y terroristas teniendo como azimut, la senda de su anterior en el cargo el tal Zapatero que , según las actas de las conversaciones con los asesinos de la ETA incluso les avisó para no ser detenidos por la gendarmería francesa y prometió a esos asesinos expulsar a los militares de las Vascongadas.
En esta situación miles de empresas han huido del territorio catalán descapitalizando una de las regiones más productivas de España. Incluso los partidos que antes se enfrentaban a los separatistas han dejado el lugar y se han trasladado a Madrid o a Bruselas dejando todo el campo vacío para sus anteriores adversarios. Prácticamente ya no existe ningún partido que defienda la CE ni en el País Vasco ni en Cataluña y la enfermedad ya ha llegado a Valencia y Baleares de la mano del PSOE. Mientras los partidos que se denominan constitucionales se pelean por sus egos, a ver quién llega más lejos. Estos partidos buscando poder para poder colocar a sus profesionales no muestran un ápice de sentido común en favor de los interese generales del pueblo español y de España como Nación. ¿Quién puede arreglar tanto destrozo, quién puede ganar esta IV guerra carlista? ¿ Quién puede ordenar tanto desorden ¿El Rey? ya que siempre se mira a lo más alto cuando se presume el peligro, dentro de su función de árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones que le otorga la Constitución (Art.56), ya que si no se cumplen las leyes en Cataluña y el gobierno mira para otro lado, ¿qué significa esa función de “árbitro y moderador·”? o mejor dicho, ¿para qué sirve?. O es la Fiscalía General del Estado, que en esta época ha realizado un gran servicio a la Justicia al considerar a los últimos golpistas catalanes como impulsores de un delito de rebelión, pero que en muchos otros casos no llega y cada vez está más sujeta al inane poder Ejecutivo. ¿O es a la Abogacía del Estado? aunque , ya y después del papel realizado en defensa del Estado en el juicio contra los golpistas catalanes, desgraciadamente la risa empieza a aparecer por la comisura de mis labios. La IV carlistada , con los indultos a la vuelta de la esquina y las llaves de las celdas perdidas, está siendo ganada por los destructores de nuestra vieja Nación y no lo podemos consentir, pensemos como Gustav Mahler que “ La tradición no es culto a las cenizas, sino la transmisión del fuego” y esa transmisión es la que nos ha de permitir dejar un país mejor a nuestros sucesores, por lo que cada uno debe obrar en consecuencia.
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