No es la primera vez que Vivas o Pacoantonio se han referido a las buenas relaciones que existen entre ambos. Lo hicieron, acuérdense, en el mítico Congreso del PP; aquel en el que la alcaldesa de Cádiz, Teófila, no paraba de saltar y animar al público cual partido de fútbol, aquel en el que Paco Márquez confesó públicamente su querencia política hacia su compañera Yolanda Bel. Hubo tantas cosas extrañas en aquel Congreso... que hasta la insistencia mostrada entre quien manda en los Reyes y quien manda en toda Ceuta llegó a ser excesiva.
De aquellos tiempos, estos. Toca la presentación del nuevo curso político en el que, como ocurre siempre que se avecina septiembre, nos prometemos de todo. Empezar la dieta, cambiar de hábitos, hasta nos bombardean con los fascículos coleccionables que nunca terminan de llegar a Ceuta al completo. Así que, también toca decir todo lo que se va a hacer. Y ayer le tocó a don Juan hacerlo. Más o menos insistió en lo mismo, hasta que al final soltó eso de las buenas relaciones con Pacoantonio. Y claro, a una le sorprende eso de que se repita en tantas ocasiones lo de la colaboración, de lo del entendimiento, lo de la unión... la insistencia no es buena, y menos en un pueblo dado a los comentarios más sorprendentes basados solo en meras conjeturas. Imagínense las historias para no dormir que pueden elaborarse basándose solo en esa insistencia a la que ningún asesor, ni de uno ni de otro bando, pone fin -hasta ahí llega la torpeza-.
De Chacón, el anterior delegado, siempre se dijo que parecía más pepero que los demás. Tal es así que hasta en su despedida lanzó flores hacia el presidente pareciendo que hasta se ofrecía por si acaso había algún boquete que cubrir. Claro está, siempre disfrazándolo del servicio a Ceuta y todas esas cosas que acostumbran a vendernos cuando se trata de explicar el porqué de una colocación.
Si tan bien se llevan ambas administraciones, deberían demostrarlo con algo más que palabras o fotos de prensa muy bien preparadas. ¿Quieren un ejemplo? Ahí tienen los Planes de Empleo, en torno a cuya gestión unos y otros no hacen más que marear la perdiz, hasta el punto de que hay quien piensa si realmente se sientan a la misma mesa para remar en el mismo sentido.