“La influencia de la religión es cada vez mayor en la sociedad”

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Acaba de obtener el grado de doctor en la Facultad de Política de la UNED con la más alta calificación. Apenas hace unos días que ha leído su tesis en Madrid, un trabajo dirigido por Santos Juliá y que lo ha tenido ocupado desde 2002. Ceutí de cuna y caballa por devoción, Carlos Rontomé ha realizado un estudio centrado en uno de los grandes temas de Ceuta, el relacionado con la sociedad multiétnica.

–¿Es Ceuta un modelo de convivencia para el resto de España?
–Aquí hay poca convivencia. Hay coexistencia. Eso de entrada. Aparte de eso, el modelo de Ceuta no es exportable a la península.

–Explíquese.
–La ubicación geográfica de Ceuta la hace única. La frontera es la válvula de escape de los conflictos. La población inmigrante no necesita radicalizar la expresión de su identidad pues su identidad está justo detrás del Tarajal. La población de origen marroquí mantiene férreamente los lazos afectivos.

–Entonces, podría afirmarse que el lema de las cuatro culturas no es más que un mito.
–En Ceuta lo que h ay son cuatro religiones. Y es curioso cómo la religión va ganando peso e influencia en la sociedad, no solamente la ceutí.

–¿A qué se refiere?
–En la tesis incluyo lo que llamo la ‘crisis de la chirigota’. Tras aquel suceso, los poderes políticos no se dirigieron a la sociedad civil sino a los líderes religiosos de la ciudad, legitimándolos como interlocutores. Eso es un síntoma de la pérdida del valor de la ciudadanía individual en favor de un concepto de ciudadanía religiosa.

–La población musulmana local ha crecido en las últimas décadas. ¿Qué datos ha recabado en su tesis?
–Desde 1986 hasta 2009, la población de ceutíes musulmanes ha crecido entre un 93 y un 100%.

–¿A qué se debe tal crecimiento?
–En primer lugar está el fenómeno de la regularización tras la Ley de Extranjería de 1985. Luego están las causas demográficas –la alta natalidad de la población musulmana–, el agrupamiento de las familias y los matrimonios con población marroquí vecina.

–¿Qué conclusiones demográficas ha obtenido de esa subida de población?
–Existe el concepto de migración interurbana. Eso está pasando en Ceuta. Está existiendo un paulatino traslado de ceutíes musulmanes a lo que yo llamo ‘zonas de transición’ o ‘barrio intermedios’. Hadú es un ejemplo.

–Como politólogo, ¿cómo se traduce este crecimiento poblacional en las procesos electorales?
–Mi estudio se limita a 2007. Hasta ese año, hasta aquellas elecciones, he podido comprobar que el nivel de abstención es similar al de la población cristiana, pese a que se crea lo contrario. Que los musulmanes tienen un comportamiento dual, que votan al PSOE en las generales, pero que tres de cada cuatro lo hace a un partido musulmán en las locales.

–Supuesto que no parece haberse repetido en los últimos comicios.
–La coalición del PDSC con la UCDE ha terminado perjudicando a ambos. En mi opinión, se trata de una unión contranatura. Votantes tradicionales de ambos partidos les dieron de lado. Y es algo que ya preví en la tesis.

–Más allá del contenido de sus tesis, ¿qué opinión le merece el uso de ‘burkas’, una prenda que parece extenderse en detrimento del tradicional ‘hijab’, propio de esta zona?
–Si un Estado ha de regular ese tipo de usos, deberá hacerlo en base a cuestiones de seguridad pública. Una persona cubierta  puede provocar inseguridad en el entorno. Igual puede estar ocultando su identidad. Es el mismo temor que podrían sentir los clientes de un banco que ven aparecer a alguien con un capirote y un antifaz. Ese tipo de usos deberían reservarse para el ámbito privado. El espacio público ha de regularse.