El envejecimiento de la sociedad y la “presión de las farmacéuticas”, claves del encarecimiento
Son tiempos de racionalización del gasto. Es un estribillo escrito por los organismos financieros internacionales cantado a coro por los Estados. De los dispendios, el sanitario se encuentra entre los más azotados. Y habrá que ir reduciendo de donde se pueda. Ya hay algunos expertos oncólogos que aprecian cómo el gasto sufre una progresión geométrica mientras que los beneficios clínicos lo hacen acaso en una progresión aritmética.
Más datos: la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha llevado a cabo un estudio en el que ha previsto la incidencia de cáncer en España en 2015: el de mama seguirá siendo el más acusado en mujeres, con más de 20.000 casos. Ya hay especialistas que han advertido de que “la cultura del exceso ha llevado a los países occidentales al sobretratamiento y al sobrediagnóstico”, llegó a decir Richard Sullivan, del Kings College de Londres en el Congreso Multidisciplinar sobre Cáncer celebrado hace dos semanas en Estocolmo.
En cambio, hay otros profesionales que no ponen en duda el actual tratamiento de los cánceres de mama. Uno es José María Sánchez, responsable del Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama de la Ciudad. “No creo que se ponga ni siquiera en duda la continuidad de los programas de detección precoz. Es uno de los programas sanitarios que ha demostrado su eficacia hace muchos años”, manifestó.
Sin embargo son otros los médicos que sí se cuestionan si el sistema sanitario será capaz de soportar el gasto sanitario o actual y el que viene. “Esto es especialmente importante en oncología, puesto que el gasto del desarrollo de nuevos fármacos a veces se corresponde con un beneficio marginal en términos de mejoría de la calidad de vida o cantidad de vida de los pacientes”, aseguró Pedro Ballesteros, oncólogo del Ingesa, que advirtió de la presión, a veces insoportable, que las empresas farmacéuticas someten a médicos, directivos y gobiernos.
En cuanto a la sostenibilidad del sistema sanitario tal y como está establecido. Si a la presión de ejercida por las farmacéuticas, que recomienda sutilmente la administración de sus fármacos se une el paulatino envejecimiento de la población y la probabilidad de contraer cáncer. “Ahí sí podríamos caer en una espiral maligna”, aseguró Ballesteros, que anotó del cuidado de caer en la tentación de dar esperanzas infundadas a los enfermos.