La Ciudad parece estar sola en su búsqueda de acogida para los
MENA, chocando contra muros moralmente inaceptables como el hecho de que una Iglesia se niegue a ceder las viejas y abandonadas instalaciones de la residencia Nazaret para acogerlos. Y es que a la petición cursada por el Gobierno de Juan Vivas para que los menores extranjeros no acompañados pudieran ocupar este lugar, el Obispado ha replicado que no. Que no lo cede. El lugar era el ideal puesto que ya tiene habilitadas habitaciones y dependencias que eran usadas por los ancianos allí acogidos antes de su traslado a Gerón, en el año 2015. Desde entonces no se le ha dado utilidad, y la Iglesia prefiere que esté cerrada antes de servir de hogar digno para los menores inmigrantes que tutela la Ciudad Autónoma.
Ha habido otra alternativa. Pedir a Defensa alguno de los cuarteles que tiene abandonados o que carecen de uso. En este aspecto, la institución militar ha negado el empleo por cuestiones de seguridad. La Ciudad no ha comunicado estas gestiones ni tampoco ha elevado crítica alguna. Repite el mismo posicionamiento que ya lo hiciera, en el caso del Obispado, con las instalaciones del Amor Fraterno, pretendiendo un alquiler tan elevado que hubo que trasladar la escuela infantil que allí estaba. Sobre la mesa se ha puesto el posible uso del Hospital de la Cruz Roja, pero esta alternativa disgusta al Área de Menores, así que ni tan siquiera se baraja. Mientras la Ciudad decide qué hacer con la construcción de otro centro, se han colocado ya los iglús para, a modo de emergencia, dar cabida a los menores en combinación con las obras de adecuación de la primera planta que se llevan a cabo.