“La idea clara es que se le puede ganar la batalla a la enfermedad”

Fue durante las Navidades cuando al delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, le comunicaron que las pruebas a las que se somete desde hace algo más de tres años para controlar su enfermedad no habían sido buenas y que por tanto no habría más remedio que volver a intervenir otra vez. Y aprovechó una rueda de prensa que ofreció junto al presidente de la Ciudad Autónoma a finales del mes de enero para hacer partícipe a la ciudadanía que se ausentaría un mes más o menos. Pasó por quirófano el veintinueve de enero. Permaneció en el centro hospitalario por espacio de unas dos semanas y luego recuperándose en su casa de Madrid. A finales de febrero regresó a Ceuta y poco a poco se suma a la actividad oficial.
Su primera actividad pública conocida fue la entrevista que mantuvo con la ministra de Fomento, Ana Pastor, en el reciente viaje que hizo a nuestra ciudad. Es conscientes que debe equilibrar perfectamente la recuperación con el cumplimiento de sus obligaciones políticas. De momento, lo está llevando correctamente.
- Se van a cumplir ahora dos meses de la rueda de prensa que ofreció junto al presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas y que usted aprovechó para comunicar su ausencia durante un período de tiempo, debido a que se iba a someter a una intervención quirúrgica, ya que se le había reproducido la enfermedad que tiene. Cuándo se produce una circunstancia como la que nos ocupa, ¿se sienten ganas de abandonar un puesto de tanta responsabilidad como éste?
- Vamos a empezar a llamar las cosas por su nombre: cáncer. Yo no tengo ningún tipo de reparos en utilizar el nombre de la enfermedad. No, en ningún momento. Se ha reproducido y es la tercera intervención quirúrgica que me hacen en los tres años y medio desde que se me detectó el cáncer. Al final, también va con el carácter de las personas y soy un ciudadano que tiene un carácter muy recio y muy fuerte. No me amilana en absoluto y es cuestión de superarlo con la ayuda de la medicina, con la ayuda de los médicos, con la ayuda de la familia, con la ayuda de los amigos…fundamentalmente con una idea clara de que se le puede ganar la batalla a la enfermedad. En ningún momento, cuando me comunicaron que me tenía que someter a una nueva operación se me pasó por la cabeza presentar mi dimisión.
- Ha estado en Madrid aproximadamente un mes. ¿Sintió de cerca el cariño y la preocupación por parte de los ceutíes?
- Ha sido espectacular el cariño que me han demostrado durante los veintisiete o veintiocho días que he estado en Madrid. He recibido visitas de personas que se han desplazado especialmente desde Ceuta a Madrid y no estoy hablando de compañeros políticos, hablo de amigos, de gente de la calle. Que se abra la puerta de la habitación del hospital y te encuentres a una persona de tu ciudad... lo cierto es que te llevas una alegría. Han venido a verme ciudadanos de Ceuta con los que tengo amistad, pero tampoco una amistad profunda. Luego, por otro lado, la cantidad de mensajes, la cantidad de llamadas a través de mi equipo en la Delegación del Gobierno, a través de la familia, a través del facebook y a  través del twitter.
- A usted le quitaron el móvil las primeras semanas…
- En realidad, me lo apagaron.
- ¿En este tiempo tuvo noticias de lo que estaba sucediendo en Ceuta? ¿Mantuvo contacto con su equipo de asesores?
- No fueron dos semanas. En los primeros diez días me tuvieron completamente aislado.
- A partir de ese día once, por tanto, se producen los contactos con su equipo de colaboradores. ¿Cómo se suceden los mismos?
- Se producen las primeras llamadas. Comienzo a llamar y a preguntar si se ha producido algo grave en esas jornadas, y lo cierto es que me han engañado muy bien, porque no me han llegado a comentar situaciones delicadas, las cuales se han solventado, porque siempre he dicho que el peor de mi equipo soy yo. Por tanto, si el peor de los que estamos aquí soy yo, lo cierto es que la gente que ha estado en Delegación ha hecho muy bien las cosas, sin necesidad de que el delegado del Gobierno estuviera.
- Poco a poco fue cogiendo el ritmo…
- Se comienza con una llamada el primer día, dos al siguiente y poco a poco el ritmo va creciendo. Hasta que ya el ritmo es imparable, aunque se debe tener en cuenta que todavía estoy en recuperación. Por ejemplo en la mañana de ayer estuve en rehabilitación. No tengo la fuerza aún para estar en el despacho durante toda la jornada. Bajo por la mañana un rato, pero luego por la tarde me encuentro tocado.
- Su familia lo ha pasado bastante mal.
- Mi mujer lo ha pasado tremendamente mal.
- ¿Le ha llegado a pedir alguno de ellos que lo deje todo, que se dedique a otra cosa?
- Hay una frase de mi hija que se me quedó grabada. No fue ahora, sino cuando el treinta de diciembre me telefoneó la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para informarme que el presidente del Gobierno quería nombrarme delegado del Gobierno en Ceuta. Tanto mi mujer como mi hija Almudena se encontraban fuera de casa cuando se produjo la llamada telefónica desde La Moncloa. Les dije lo que me habían dicho y mi hija se abrazó a mí y llorando me comentó: “Papá, si te va a poner mal, no lo seas”. Es la única vez que alguien de mi familia me ha dicho algo al respecto. Tiene veinte años y es más inocente. De una u otra forma significa que los demás son conscientes de que yo necesito actividad, si no me apagaría. Necesito también actividad como terapia.
- Regresa a Ceuta a finales de marzo o principios de abril. Si en Madrid ya le quemaba no poder estar en el despacho, lo cierto es que cuando llega a Ceuta, estando un piso más arriba le habrá resultado un verdadero calvario...
- Durante la primera semana se llevó a rajatabla. Mi jefe de gabinete, Paco Verdú, que si hubiera sido defensa en el fútbol no le hubieran metido ni un gol, consiguió frenar desde la amabilidad que tiene muchísimas visitas. Pero ya en la segunda semana no me frenó nadie y comencé a bajar un rato. Si existiera anonimato en el enfermo, sería posible que se pudiera alargar la recuperación un tiempo, pero siendo una persona pública, donde apareces fotografiado en los medios de comunicación, automáticamente la gente considera que estás en activo. El mismo día que vino la ministra, cuando volví a casa me tuve que echar porque no me podía tener en pie. Perder dieciocho kilos, estar en tres millones doscientos mil glóbulos rojos y haber soportado por tercera vez una operación en el mismo sitio, necesita de un tiempo para recuperarse.
- ¿Se plantea la vida de una manera distinta?
- Las intenciones siempre existen. Eso es como nos sucede a todos en Nochevieja, donde nos hacemos un montón de buenas voluntades de cara al año siguiente. Al final, lo haces la primera semana y la segunda, en la tercera comienzas a flaquear y a la cuarta lo dejas…En este tipo de enfermedades le estás viendo las orejas al lobo de manera permanente, las orejas no se esconden. Por las mañanas, cuando me meto en la ducha y salto y me veo en el espejo la cicatriz... rápidamente me acuerdo de que soy un enfermo de cáncer. Hay que tener muy bien amueblada la cabeza y saber que necesita de una gran fortaleza mental para salir adelante. Al final terminas haciendo al vida normal, por supuesto, procuras no excederte… antes de la operación me fumaba tres o cuatro cigarros al día, ahora mismo no fumo. Lo que no significa que cuando cumpla ochenta vuelva a fumar, porque entonces ya todo te da igual.