El abanico de candidaturas en la lucha por la Presidencia del PP ha tenido sus consecuencias en la sede de Ainara, en donde nadie muestra públicamente sus discrepancias pero en donde las quejas se palpan en la calle (las más) o en cartas publicadas en los medios de comunicación (las menos).
Al apoyo unánime a la candidatura de Dolores de Cospedal le siguió la constatación de su pérdida, que dio paso al viraje hacia la otra candidata, Sáenz de Santamaría, a la que el presidente regional del PP, Juan Vivas, dedicó ayer prácticamente los mismos elogios ofrecidos a su ‘rival’ en su visita a Ceuta. De los apoyos a Casado ni se habla, más allá de las manifestaciones abiertas en los medios de comunicación. En los corrillos de la sede de Ainara se denuncia la práctica obligación en los apoyos, se alude a la ‘imposición’ entre los que tenían derecho a voto para respaldar determinada candidatura, sin dar opción a la pluralidad de la que tanta gala hace el propio PP.
Más allá de los chismes nadie habla y de cara a la galería se expresa cuál es el apoyo que marca la cúpula regional, tapando de esta forma la guerra abierta que ya emerge entre aquellos populares que juegan sus cartas a optar al futuro relevo de Juan Vivas en el PP. Porque en este asunto no se trata del respaldo al sucesor de Rajoy sino a la lucha de poderes que ya se palpa en la sede local.