La Guardia Civil rescata a ocho subsaharianos en una balsa semihundida

Los tripulantes de la goma interceptada por la Benemérita temieron por su vida debido al viento de levante y el fuerte oleaje. El Servicio Marítimo del Instituto Armado recuperó a los inmigrantes a una milla de Punta Blanca.

Una embarcación del Servicio Marítimo de la Guardia Civil procedió ayer a efectuar el rescate de los tripulantes de una balsa neumática en la que, de forma clandestina, intentaban cruzar el Estrecho de Gibraltar en dirección a la península.
Los agentes de la Benemérita localizaron a los ochos subsaharianos a una milla de Punta Blanca, con claros síntomas de agotamiento por la dura travesía y la barca semihundida por el fuerte oleaje de levante, según describieron los efectivos del dispositivo desplegado para atender a los irregulares a su llegada al puerto deportivo.
El Instituto Armado detectó la presencia de la balsa pasadas las 6.00 de la mañana, sin motor y con uno de sus pasajeros como patrón. Las dificultades para mantenerse a flote, azuzados por el viento y las olas, estuvieron a punto de acabar con la vida de los subsaharianos, quienes temieron perecer ahogados, según sus testimonios.
El Servicio Marítimo recuperó al grupo en una intervención amenazada por el derribo de la frágil barca que, finalmente, concluyó con el traslado de los inmigrantes y la neumática hasta el muelle de la Benemérita. La llegada tuvo lugar a las 7.00 horas aproximadamente, una operación que no requirió de la actuación asistencial de los servicios de urgencias y emergencias debido al buen estado que presentaban los inmigrantes.
No obstante, el miedo por la proximidad del hundimiento se reflejaba en sus rostros y continuaban aturdidos aunque pisaran tierra. Sentados junto a las instalaciones de la Guardia Civil en el puerto deportivo, los clandestinos ya vestían ropas secas que les proporcionaron algo de calor antes de ser transportados a la Jefatura Superior de la Policía Nacional.
La Unidad de Extranjería del Cuerpo Nacional cooperó con el Instituto Armado en el desarrollo de esta intervención. Mientras que la Benemérita efectuó el rescate y puso a salvo a los ocho subsaharianos, los policías nacionales solicitaron sus datos personales al grupo con la finalidad de confeccionar la ficha con la que estaba previsto que ingresarán ayer en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, según confirmaron fuentes policiales.
Las propias mafias son las que  empujan a los inmigrantes a lanzarse a aguas tan turbulentas como las de ayer que, pese a arreciar levemente después de varios días de fuertes vientos, eran poco navegables, especialmente, en una balsa que puede calificarse de ‘playera’ por su poca consistencia y sus características de diseño, con orificios para insertar remos y elaboradas con un material que puede sufrir pinchazos en caso de arremeter contra las rocas.
La Policía Nacional, a través de sus unidades de la UCRIF y Extranjería, desarrolla sus investigaciones acerca de las bandas organizadas. Sus pesquisas apuntan a que estos grupos son los que aleccionan a los subsaharianos a echarse al mar con fenómenos adversos indicándoles que así les será más fácil llegar a la península al existir un menor control en la mar. Una lección que puede desembocar en una tragedia de la que, afortundamente para los rescatados ayer, pudieron escapar.
Las mafias ya no se preocupan por contratar a un patrón magrebí, con artes en el manejo de las embarcaciones, como eslabón de la banda que los traslada a la costa. Uno de los subsaharianos que forma el pasaje es el que se ve obligado a ejercer de piloto como requisito ineludible para emprender la travesía. Así la inexperiencia mostrada por los inmigrantes en este tipo de travesías hace que buena parte de ellas termine mal. Las duras penas judiciales derivadas de las intervenciones de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han servido de lección para que las organizaciones que basan su negocio en el tráfico de personas ideen formas más beneficiosas para ellos, pero terriblemente peligrosas para estos africanos sin documentación.
Cada inmigrante con plaza en este efímero medio de transporte invierte toda una fortuna en este tipo de travesías, normalmente hacinados junto a otros compañeros con los que comparte el flujo migratorio a Europa o desconocidos con los que se embarca en la misma aventura. La Policía Nacional estima que cada uno de los ocho subsaharianos rescatados ayer pudo pagar cerca de 2.000 euros por conseguir un espacio en la goma, sin embargo, el precio de este peculiar pasaje a un futuro incierto varía en función de la demanda, es decir, depende del número de inmigrantes irregulares que esperan la oportunidad de cruzar el Estrecho de Gibraltar en dirección a Europa.
El empleo de esta vía para alcanzar las costas andaluzas es una de las más utilizadas por los inmigrantes que, en situación irregular, esperan su oportunidad para abandonar Marruecos, donde pueden llegar a vivir durante años.

Sin presión significativa en Beliones

La organización ‘Caminando Frontera’ estima que en Tánger habitan de 500 a 700 subsaharianos, mientras que en Tetuán considera que pueden existir unas cien personas en situación irregular. Los bosques de Beliones ofrecen cobijo a un grupo de 50 inmigrantes, añadió la ONG, la localidad marroquí más próxima a Ceuta, en concreto, a la barriada de Benzú y colindante con el perímetro fronterizo que separa Marruecos y España. Suelen poblar pequeños asentamientos ocultos en la maleza para evitar las batidas de las autoridades marroquíes y se mantienen a la espera de cruzar a la península, ya sea a nado atravesando el espigón de Benzú o bien mediante el uso de balsas neumáticas para surcar el Estrecho.

Las balsas zarpan de la zona norte

‘Caminando Fronteras’, ONG de cooperación con la inmigración que interviene tanto en España como en Marruecos, explicó que las balsas neumáticas con inmigrantes que alcanzan la ciudad autónoma y, en otros casos, la costa occidental andaluza, zarpan del norte de Marruecos pero sus pasajeros viven en Rabat y Casablanca, como ya publicara este periódico la semana pasada. “El grueso de los inmigrantes se encuentra en estas dos ciudades además de en Uxda”, señaló esta asociación, “en el norte la cifra es menor”, insistieron desde esta organización. “Las personas se mueven para cruzar, no viven en el sitio en el que van a pasar”, concluyó esta organización. Salvamento Marítimo, en los últimos meses de 2009, estimó que las gomas salían de la región de Tánger pero, en las últimas intervenciones, este dato suele ser omitido por desconocimiento del punto de partida.