La Guardia Civil logra identificar a un inmigrante fallecido

La Policía Judicial ha realizado un cotejo dactiloscópico en los laboratorios para conseguir verificar unos datos que servirán para que pueda realizarse la primera exhumación de los restos de un inmigrante para su traslado.

El trabajo y las gestiones desempeñadas durante estos tres últimos meses por agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil han servido para confirmar que el inmigrante sin identificar que fue enterrado a finales de octubre en Santa Catalina es Ndigua Saw. Ha sido uno de los trabajos más complicados, llevados a cabo en el laboratorio de la Policía Judicial, con el que se ha tenido que recomponer la identificación de este inmigrante, fallecido tras el naufragio de una embarcación cuando buscaba alcanzar las costas peninsulares junto a otros diez subsaharianos más.
Esta historia rompe con la norma registrada en otras tragedias migratorias en las que resulta imposible identificar a la persona que termina su vida enterrada en alguno de los cementerios de una Ceuta convertida en destino final nunca buscado.
Del fallecido poco se sabía. Su historia comenzó a aflorar días después de ser enterrado en el nicho 162 de Santa Catalina y registrado como ‘varón, negro, sin identificar’. Los testimonios de otros subsaharianos sirvieron para comenzar a ponerle nombre. La aparición de un familiar directo, Modou Saw, residente en Palma de Mallorca, que pudo llegar a la ciudad gracias a las gestiones de Cruz Roja, se erigió en el avance definitivo.
Se tomaron pruebas de ADN, se intentaron hacer comprobaciones de todo tipo que valieran al juzgado y hasta se llevaron a cabo contactos directamente con el Consulado de Senegal tras la mediación del propio Saw. El Consulado remitió una huella vía fax correspondiente con el fallecido, ya que éste no presentaba pertenencia alguna en el momento de encontrarse su cadáver en el mar. Que dicha prueba sirviera para algo era un imposible debido a su mala calidad. Quedaba mucho trabajo por delante para verificar que los restos que ahora se encuentran en una de las galerías de Santa Catalina se correspondían con los de este joven.
Policía Judicial llevó a cabo un cotejo dactiloscópico en el laboratorio, lo que sirvió para confirmar la identidad con el peso suficiente como para remitir un informe al juzgado al objeto de que se pueda tener en cuenta la petición de la familia para proceder a la exhumación del cadáver y conseguir su traslado a Senegal, en donde la familia quiere que descansen sus restos de por vida.
La Benemérita ya ha hecho su trabajo remitiendo todos los datos al juzgado, cuyos funcionarios competentes serán los encargados de comunicar la veracidad de la identificación a su familiar en España para que éste pueda tramitar la solicitud de exhumación que sería autorizada por el órgano judicial. Después habrá que cumplir el reglamento en materia de sanidad mortuoria, que establece unos pasos y tiempos que deben cumplirse para que se autorice una exhumación de lo que, ahora, tres meses después del entierro, son restos.
En casos de inmigrantes, en Ceuta no hay precedentes de fallecidos que hayan sido enterrados. Sí que se han hecho repatriaciones como fue el caso del argelino fallecido al precipitarse al vacío desde un muro de la estación marítima o el de un paquistaní que murió atropellado por el mismo autobús que le estaba sirviendo para ocultarse en sus bajos y llegar así a entrar en alguno de los ferry que enlaza con la península. Sanidad autorizó el traslado de ambos cadáveres a sus países de origen, ya que no se había dado el paso de proceder a su entierro.
Sí que se han producido exhumaciones de otros cuerpos enterrados en cementerios de la ciudad pero siempre después de haberse cumplido los plazos estipulados por este reglamento. En el mismo se expone que no se podrá llevar a cabo exhumación alguna antes de un año, salvo en los casos en que se dicte una orden judicial.
La familia de Ndigua quiere que los restos del fallecido descansen en la tierra que le vio nacer y de donde su propia familia nunca hubiera querido que marchara. De hecho su historia de inmigrante fue una sorpresa para todos.

Cronología

19 de octubre: Naufragio en el Estrecho
Salvamento Marítimo acude al rescate de los ocupantes de una embarcación que se está hundiendo en el Estrecho. Uno de sus ocupantes termina ahogándose sin que los compañeros puedan ayudarle. Salvamento sí que recupera su cadáver y lo trae a puerto.
Gestiones: No hay cámaras
Durante algunos días se intenta localizar a inmigrantes que aporten algún dato que sirva para la identificación. Es un imposible y la premura para su entierro hace que éste se produzca el día 22, un jueves. No hay suficientes cámaras en la morgue (solo dos) y ésto impide que pueda mantenerse un cadáver durante un tiempo para lograr identificarlo.
Reclamación: Unos días después
A los pocos días de producirse el entierro, apareció un familiar directo del fallecido capaz de identificarlo. Pero ya era tarde. Estaba en el nicho 162 de Santa Catalina. Se tuvo que iniciar una vía mucho más compleja, lograr alguna documentación para validar que el enterrado era realmente quien su familiar decía, algo que, en definitiva, sirva para dar traslado al juzgado. Es ahora cuando se ha logrado esto después de las gestiones llevadas a cabo por la Guardia Civil.