Cinco subsaharianos de Guinea Conakry y el Congo y tres argelinos fueron interceptados en la mañana de ayer en un par de servicios distintos llevados a cabo por la Guardia Civil. Ambos, no obstante, coinciden en algo: los ocho inmigrantes fueron introducidos en pateras cuyos patronos consiguieron huir sin ser detectados por las fuerzas de seguridad. Un pase similar al que se produjo en la mañana del sábado, cuando diez subsaharianos lograron llegar a las costas del Sarchal en una patera a motor cuyo piloto logró huir. En el caso de los subsaharianos, fueron desembarcados de una patera cuyo piloto consiguió escapar y adentrarse en aguas marroquíes sin que los agentes del Servicio Marítimo pudieran darle alcance. Los varones llegaron por sus propios medios hasta el centro de la ciudad siendo localizados por varios vecinos en la calle Pepe Remigio. Del grupo se hizo cargo la Guardia Civil para, más tarde, ser asistidos por voluntarios de Cruz Roja antes de su entrega a la Policía e ingreso en el CETI.
Los inmigrantes se encontraban en buenas condiciones físicas, salvo uno que presentaba una lesión en la pierna. En conversaciones con este medio, resaltaron que habían realizado la travesía en una embarcación que luego pinchó, por lo que tuvieron que llegar hasta la orilla por sus medios. Esta versión no cuadra con la manejada por la Guardia Civil, que los relaciona con la patera cuyo piloto pudo escapar hacia Marruecos. Un choque de versiones lógico, ya que a los inmigrantes se les alecciona para que no cuenten la verdad nada más llegar a Ceuta con el objetivo de despistar aún más a las fuerzas de seguridad sobre el origen real de la entrada.
Prácticamente a la misma hora en la que los subsaharianos quedaban a cargo de la Benemérita, tres argelinos eran abandonados en las inmediaciones del Chorrillo. Allí embarrancó la embarcación que los introdujo, pilotada por un varón que pudo escapar a la carrera sin ser interceptado por la Guardia Civil. Los argelinos fueron trasladados a la Policía Nacional que se hizo cargo de todos ellos antes de su posterior ingreso en el CETI.
No ha comenzado aún el verano y ya se están repitiendo este tipo de entradas en las que los pasadores se aprovechan de la gran cantidad de embarcaciones que hay en bahía para la pesca, al objeto de intoducir a inmigrantes. La Benemérita lo sabe por eso está más pendiente de este nuevo escenario marcando a las que son potencialmente sospechosas de ocultar y transportar a inmigrantes de forma clandestina.
Esperan también la llegada de las motos de agua que intentarán burlar la corta distancia que bordea Marruecos de Ceuta a través de los espigones para dejar a inmigrantes abandonados en las playas más cercanas: Tarajal o Almadraba.
Estas son, sin duda, las vías de acceso irregular que más se van a explotar en los próximos meses en los que la frecuencia de embarcaciones de recreo en la zona y la necesaria vigilancia que hay que ejercer sobre ellas complica aún más la operatividad de los servicios. Una vía que se completará con el uso de los dobles fondos para introducir a sin papeles a través del paso fronterizo del Tarajal.
Mientras, el CETI acoge a unos 700 subsaharianos buscando la cuadratura del círculo para adaptar un centro con 512 plazas a una realidad migratoria variable que puede repuntar en cuestión de horas por lo que se ve forzado a readaptar sus espacios convirtiéndolos en módulos y respetando la separación de mujeres y unidades familiares del resto de acogidos.
La dirección del CETI ya valoró a este medio la capacidad que tienen para adaptarse a estas situaciones jugando con la salida organizada a la península de grupos de subsaharianos o la expulsión a sus países de origen de sus internos.
44 atendidos en 19 intervenciones en una semana Cruz Roja ha atendido en 19 servicios distintos llevados a cabo la semana pasada a 44 inmigrantes que fueron encontrados en varios puntos de la ciudad. Algunos, los menos, tienen localizada su vía de entrada, como así fue con los casos en los que la Guardia Civil ha llegado a interceptar la patera de la que fueron desembarcados. Otros, los más, ni se sabe la vía de entrada que han utilizado, aunque muestran síntomas de haberlo hecho escondidos en un coche (como el joven hallado la semana pasada en el hueco del motor con quemaduras) o tras haber saltado la valla (al menos ha habido tres casos que presentaban cortes).