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“La gente está muy equivocada sobre el concepto de la gimnasia”

“La gimnasia me da la vida y me la quita”. Así de claro lo tiene Mari Ángeles Arrabal a la hora de resumir su amor por una especialidad deportiva a la que se “enganchó” con cinco años y que incluso le hizo desistir de buscar otra salida profesional.

Castellonense de nacimiento aunque ceutí por los cuatro costados, se pasa más tiempo en un pabellón que en su propia casa en su afán de transmitir sus conocimientos a decenas de jóvenes ceutíes que ven en la gimnasia su auténtico escape.
A pesar de los años que lleva enseñando esta modalidad, lamenta que la gimnasia no está lo suficientemente valorada, a excepción de por un pequeño grupo de padres que saben entender la filosofía principal de este deporte: formar a las jóvenes.
Más allá de la pura competición, donde Ceuta está inmersa desde hace varios años, las gimnastas locales reclaman un hueco en el deporte local a base de trabajo y esfuerzo, ahora desarrollado en la superficie del pabellón Guillermo Molina donde todas las tarde decenas de jóvenes de entre tres y quince años se afanan por mejorar sus condiciones.
Hablando con Mari Ángeles tiene uno la impresión de que cuando un día decida retirarse o irse la gimnasia ceutí se quedará muy tocada. De eso no cabe la menor duda.

–¿Cómo naces en Castellón?
–Por una casualidad porque mi padre era militar y estaba destinado allí. No obstante, estuve poco tiempo porque a los veintiocho días de nacer me vine a Ceuta, aunque mis hermanos sí pasaron gran parte de su infancia en tierras castellonenses.
–¿Tienes relación con tu lugar de nacimiento?
–Sí  porque tenemos muchas amistades ya que solíamos ir todos los veranos. Castellón es una ciudad pequeña con gente muy cercana y conservo allí buenos amigos.
–¿Eras buena estudiante?
–Nunca me ha costado trabajo aprobar pero los libros no me gustaban mucho. Estudié en el Sagrado Corazón de Jesús y soy de las que opinan que me entrego a lo que me apasiona, por lo que los estudios era una obligación.
–¿Cuándo empiezas a practicar la gimnasia?
–A los cinco años porque era muy revoltosa y mi madre me apuntó en el entonces IMD con Gema Moronta como monitora y luego Ángela Bobillo. Antes no existía competición y iba porque me gustaba.
–¿Le dedicabas mucho tiempo a esta afición?
–Muy poco, unas tres horas a la semana, por lo que me lo tomaba como una actividad extra escolar.
–¿Qué fue lo que te animó a seguir practicando esta modalidad deportiva?
–La motivación de montar los ejercicios con las compañeras, la música, el momento de las exhibiciones ... yo era de las que iban una hora a entrenar y me quedaba otras más viendo a las compañeras que venían detrás. Era muy pequeña pero sentía la gimnasia como una forma de vida, es decir, no podía estar sin practicarla.
–¿Qué es lo que más te llamaba la atención?
–Me gustaban mucho las mazas pero lo que hacía de pequeña no tiene nada que ver con lo que se hace ahora.
–¿Cuándo decides dedicarte más en serio a la gimnasia?
–Al principio no pensaba dedicarme en serio, por lo que empecé a estudiar Magisterio en la rama de Educación Física pero una compañera me dijo lo del curso de entrenadora nacional y me fuí a hacer el mismo a Madrid.
–¿Cómo resultó esa experiencia del curso?
–Estuve en la Residencia Blume donde el ambiente que se respiraba era lo suficientemente bueno para pensar que era algo más que un hobbie. La mayoría de mis compañeras con las que hice el curso se dedicaban a la competición y, por ello, decidí que todo lo que no había aprendido como gimnasta lo iba a intentar transmitir como entrenadora. Hasta tal punto fue la cosa que no terminé la carrera de Magisterio y ahora puedo decir que la gimnasia me da la vida y me la quita.
–¿Fue interesante el aprendizaje como entrenadora?
– Son tres niveles y en el primero se enseña la metodología para que un gimnasta debe aprender un elemento, de ahí que el nivel físico no era esencial. El segundo y el tercer nivel lo hice en Valencia con compañeras que acudían a participar en los Campeonatos de España.
–¿Te perjudicó el hecho de no haber participado en campeonatos nacionales?
–No fue un hándicap pero mis compañeras decían que me valoraban mucho por la capacidad que tenía ya que sin ser gimnasta quería entrar en el mundo de la competición y que se escuchara el nombre de Ceuta.
–¿Cuándo empiezas a trabajar en el ICD?
–Cuando conseguí el título de entrenadora me vine a Ceuta y empecé a trabajar en la Escuela Municipal del entonces IMD cubriendo una baja de la que había sido mi primera profesora. Más adelante me quedé trabajando y hice una programación sobre la competición que me permitió llevar a las niñas de competición.
–¿Con qué miras se afronta un Campeonato de España?
–Desde que empezamos a competir vamos a aprender, es decir, somos como esponjas porque observamos todo. Sin embargo, ahora somos una más porque muchas comunidades nos apoyan, nos ofrecen su ayuda y destacan el mérito que tenemos. Muchas de las que estaban conmigo en el curso de entrenadora ahora son las encargadas de las selecciones de sus autonomías.
–¿Cómo ha evolucionado la presencia de Ceuta en estos eventos nacionales?
–Empezamos compitiendo en los torneos del Campo de Gibraltar a nivel escolar y ahora acudimos asiduamente al Campeonato de España. Hemos logrado que dos gimnastas esté entre las quince primeras de entre 45 o 50 niñas como son María García García y Lucía Guerrero Rominguera, además de que el año pasado Andrea Casteleiro tuvo una buena temporada en los torneos y le ganó a la que había sido campeona de España aunque en el campeonato no tuvo su mejor día.
–¿Ha evolucionado mucho la gimnasia ceutí?
–No estamos ni mejor ni peor sólo diferente. La escuela de gimnasia rítmica hace más de treinta años que fue fundada con el IMD, concretamente por Ángela Bobillo, y hemos pasado de ser una actividad extraescolar a tener un equipo. Actualmente hay unas 180 niñas de entre tres y quince años, de las que 50 de ellas están en competición y el resto forman parte de la Escuela Municipal.
–¿Y a nivel de infraestructuras?
–En estos años hemos pasado por todos los pabellones y la idea es que todas las niñas entrenen juntas.
–¿A qué nivel nos encontramos?
–Pocas escuelas de España tiene el nivel de las niñas nuestras. A nivel de competición estamos a un 50 por ciento con las demás ya que hay un abismo con algunas autonomías como Valencia donde prácticamente en cada barriada hay un club. Lo importante es que las niñas no sienten ansias de competir entre ellas para asistir a un torneo.
–¿Qué es lo que tratas de inculcar a una alumna?
–El amor por el deporte, el respeto a las compañeras y una disciplina. Por la escuela han pasado más de 1.000 niñas pero la gente no es consciente de lo que es la gimnasia porque hay muy poca información de este deporte.
–¿Qué te da y te quita la gimnasia?
–Para mí es todo porque al principio no tenía un horario laboral establecido ya que tenía mis horas de clases y nada más pero ahora lo vivo más como un trabajo que me gusta. Desde hace unos siete años hacemos una captación por los colegios, damos información a los padres y enseñamos la forma de trabajar. Las niñas que no cumplen el perfíl para competir siempre tienen la posibilidad de entrar en la escuela municipal.
–¿Es un deporte respetado y bien mirado?
–Por muy pocos ya que la gente está muy equivocada sobre el concepto de la gimnasia. Los padres necesitan implicarse mucho porque es un sacrificio estar doce o quince horas semanales entrenando. No se necesita mucha inversión económica ni es muy estricto pero sí es un deporte disciplinado que sirve para la vida porque los niños aprenden a ser responsables.
–¿Hay los medios necesarios para practicar este deporte?
–No podemos quejarnos porque se puede estar mejor pero de lo que pedimos poco a poco se nos va dando.
–¿Qué te gustaría conseguir o qué te agradaría cambiar?
–Todo lo que podamos siempre que las niñas sean felices, es decir, no queremos tener una campeona de España cueste lo que cueste.
–¿Algún agradecimiento para terminar?
–A algunos padres y a toda la gente que hace que todo ésto sea posible. No hace falta nombrar a nadie.

 

Nació en Castellón de la Plana

FICHA. MariÁngeles Arrabal Sánchez (Castellón, 1979) nació en Castellón de la Plana, donde únicamente estuvo veintiocho días, debido a la condición de militar de su padre.
Casada y con dos hijos (Daniel y Elena), es la más pequeña de una familia de tres hermanos, cuyos padres nacieron en Ceuta aunque han pasado varios años en la península por el trabajo del progenitor.
Desde el año 1998 es entrenadora nacional de Gimnasia Rítmica Deportiva y desde el 2000 ocupa el cargo de directora-técnica de la Federación de Gimnasia de Ceuta que preside María Sánchez Miaja.
A la hora de hablar sobre sus aficiones nos cuenta que le gusta todo lo relacionado con el arte, léase música, cine y lectura, aunque el cuidado de sus dos hijos y las clases de la Escuela Municipal le dejan poco tiempo libre para estas distracciones.

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