Mustafa, Mohamed, Ahmed... la suerte de nombres que podía emplear como falsas identidades con las que protegerse parecían servir al detenido para burlar la acción policial. Pero todo tiene un final y la fuga, cuando te sigue los pasos la Policía española y hay una orden de búsqueda internacional que hace peligrar tu estancia en Marruecos, se convierte en una agonía, aunque la misma dure casi dos años.
El tiempo jugaba en contra del presunto autor material de la muerte del representante comercial José Luis Z.G., así que recabó la ayuda necesaria para enrolarse como un inmigrante más en una patera. Pero él no era un sin papeles que busca abrirse camino cruzando fronteras.
Él era un criminal, que había dejado su rastro en Ceuta, y que pretendía llegar a algún país europeo dejando atrás Marruecos y España, dejando atrás los pasos de las Policías que se habían marcado ponerle las esposas.
La patera en la que se enroló con más inmigrantes fue localizada por Salvamar el pasado 3 de julio en Tarifa. Ahí, entre los tripulantes, camuflado con una de sus falsas identidades fue auxiliado, en uno de esos servicios marcados por la improvisación, rapidez y falta de recursos que se están evidenciando en un sur masificado.
A los agentes, el detenido les proporcionó una falsa filiación, pero el cotejo de huellas no traicionó e hizo saltar todas las alertas al arrojar que tenía una orden de búsqueda judicial pendiente por un crimen.
El auxilio se tornó en detención, traslado a la comisaría de Algeciras y aviso urgente a la de Ceuta, en donde podía desempolvarse la historia de un crimen que no fue vencido por las artimañas empleadas por los delincuentes.
La fuga en patera fue la única salida para escapar, fue la pretensión frustrada para un hombre que estaba más que identificado y al que se le situó perfectamente en la noche violenta que terminó con la vida de este ceutí.
Los flecos que quedan por concretar en el camino de las investigaciones policiales apuntan a la identificación de quienes pudieron facilitarle el embarque en esa patera y de quienes le han protegido durante un periodo en el que las Policías de ambos países se empecinaban en poder practicar el arresto. Se consiguió y el viaje a Europa de un falso inmigrante terminó en una celda de Mendizábal.