Para un ceutí, la festividad de la Virgen del Carmen está íntimamente relacionada con el mar, de cuya gente es la venerada Patrona. Marinos de guerra, marinos mercantes, pescadores y, en general, todas las personas relacionadas con la navegación marítima, celebraron ayer el día grande de su profesión. En nuestra ciudad, con emotivos actos. como la entrada en el mar de su imagen, allá en la Almadraba, a hombros de pescadores, y la procesión, primero por tierra, con la tradicional escolta de la Compañía de Mar, y después marítima, por la bahía.
Lo que nos puede resultar extraño es comprobar cómo, tierra adentro, también hay celebraciones en honor de Ntra. Sra. del Carmen.
Sin ir más lejos, existe un amplio paraje situado a caballo entre los términos municipales de Arriate y de Ronda, denominado Llano de la Cruz, que la tiene por Patrona. Se trata de un bello lugar, en el que se combinan casas de labor y chalets, y en cuya periferia rondeña se encuentra la finca solariega de mi familia materna, hoy propiedad de mi hermano y mía. En este lugar se organizan diversos actos en honor de la Virgen, desde la procesión de una pequeña imagen suya, a hombros de chiquillos que la portan con toda seriedad y solemnidad, hasta una gran verbena en los aledaños de la Venta “El Polvorilla”.
La capilla que hay en nuestra finca está dedicada precisamente a la Virgen del Carmen, pues tanto mi abuela, como mi madre, mi hermana y mi sobrina -todas ellas, por desgracia, fallecidas- llevaron ese nombre. Ahí, en el altar, y flanqueada por Santiago Apóstol y San Francisco de Asís, está la imagen de Ntra. Sra. en su advocación del Carmen. Desde hace varios años, el día 16 de julio se abren una cancela de la finca y la propia capilla, para que pueda ser visitada por residentes en el contorno.
Así, pues, estando como estamos a bastantes kilómetros del mar, tenemos nuestra particular festividad del Carmen. No obstante, echo de menos la de mi tierra, y recuerdo con nostalgia ña época en la que el antiguo Muelle de Pescadores, con aquel bello edificio de la Lonja, contenía en sus aguas numerosas traíñas, cuando los pescadores ceutíes eran multitud y, en sus momentos de asueto, llenaban la balaustrada del Puente Almina; rememoro el sonoro petardeo de los motores de dos tiempos de las traiñas cuando salían a la mar o cuando, seguidas por multitud de gaviotas, regresaban cargadas de pescado, que era subastado por aquel gran cantaor que se apellidaba Borrego.
Lamentablemente, de toda aquella fuente de riqueza y de puestos de trabajo queda ya muy poco, aunque sí lo bastante para mantener con toda solemnidad los actos en honor de la Patrona de la gente de mar, cuya permanencia a lo largo de los años deseo de todo corazón.Qie jamás pasen al olvido, pues constituyen una de nuestras señas de ifdentidad.