“La felicidad no está sólo en el Producto Interior Bruto, podemos vivir con menos”

Ángela de la Cruz Mera, subdirectora general de Urbanismo del Ministerio de Vivienda, cerró la serie de conferencias de la mañana de las III Jornadas de Urbanismo. Aportó las claves del estallido inmobiliario vivido en España y los desordenes urbanísticos y de sostenibilidad que trajo.

–Ha dicho que el suelo debería empezar a considerarse un bien escaso como el agua. En Ceuta supongo que eso tendrá una especial relevancia.  

-Creo que toda ciudad cuando se plantea un desarrollo urbanístico debe estudiar dos cosas: qué suelo va a necesitar de verdad para ese desarrollo y luego, una vez definidas claramente las demandas, tratar de ubicar dónde está ese suelo que necesita para el crecimiento. La apuesta fundamental es que el suelo sea idóneo, hay que localizar un suelo que no tenga valores que haya que proteger. Sí es cierto que en territorios insulares o donde el suelo es muy limitado como es el caso de Ceuta lógicamente si dejas protegido lo que hay que proteger, la decisión está prácticamente definida de antemano.

–¿Y es preciso mirar a lo que ya está edificado?

–En estas ciudades se vuelve especialmente importante e interesante  la idea de la regeneración. Lo que tenemos a veces es suelo ya transformado pero que se transformó en un momento determinado donde las necesidades no responden a las actuales y lo que hay que hacer es una reordenación del territorio. Ahí hay que plantearse una redensificación y cambiar las dotaciones del territorio. Ahora la población nos pide una serie de equipamientos que hace 50 años no reclamaba como espacios libres, zonas verdes o equipamiento deportivo  

–En ese sentido es difícil aceptar unos límites al crecimiento de la ciudad.

–Los límites hay que ponerlos. El suelo es escaso y no renovable e igual que le ponemos límites al consumo del agua, que llegará un momento que con la alegría que vivimos disfrutando del agua que queremos, en relativo poco tiempo no podremos disfrutarlo. La propia Unión Europea es consciente de que ciudades europeas necesitando crecer no pueden hacerlo. Porque el suelo no es idóneo o porque es preferible frenar el crecimiento para proteger territorios con un alto valor. El planificador sí tiene que ponerse límites y estos se encuentran en la idoneidad del suelo.

–¿Cómo cumple eso el Plan General de Ordenación Urbana que se está elaborando aquí?

–El Plan de Ordenación Urbana está en una fase muy temprana que no permite pronunciarse, es simplemente un avance y gran parte de las decisiones más importantes están por tomar. De los contactos que tenemos con la Ciudad, la revisión está afrontando operaciones interesantes sobre suelos urbanos que a lo mejor requieren un proceso de regeneración o redotación casi de reurbanización, a la vez que prevé sectores urbanizables al igual que cualquier plan general de otra ciudad. De momento nuestra valoración es buena, hay que tener en cuenta que un plan de Ceuta se somete a la evaluación ambiental estratégica y se está haciendo de manera paralela al plan. El Ministerio de Medio Ambiente ha exigido 13 ó 14 informe en esa memoria de Sostenibilidad Ambiental, lo que significa una garantía.

–En el informe se piden una serie de indicadores como un mapa de territorios inundables o mediciones de dióxido de carbono que están por hacer en Ceuta. ¿Van a ser rigurosos con todas esas exigencias?

–En cuanto al Informe de Sostenibilidad tiene dos contenidos diferentes. Nosotros podemos ser todo lo rigurosos que sea necesario con los requisitos de ordenación, si del informe se deduce que hay propuestas de ordenación que no caben en esa memoria sí podemos controlar que esas proposiciones se lleven al instrumento de planificación. En cuanto a la propuestas de ordenación seremos todo lo rigurosos que tengamos que ser. En cuanto a la actividad de seguimiento es otra cosa porque no es competencia nuestra. Quizás es un desfase en el control ambiental que establecen todas estas normas derivadas de directivas comunitarias, el seguimiento de esa Memoria de Sostenibilidad en cuanto sale del órgano medioambiental le compete al promotor del proyecto. Lo que se requiere es un grado de responsabilidad alta de la Ciudad para que se ejecute aquello que forma parte de la Memoria. La ley de Suelo sí que exige un informe de seguimiento.  

–En su ponencia ha venido a decir que el crecimiento inmobiliario de los últimos años ha sido poco menos que descabellado. 

–Ha sido desorbitado. La palabra es desorbitado. Hemos urbanizado mucho más suelo de las necesidades reales que se requerían. Hay un dato estadístico clarísimo: tenemos 1.300.000  viviendas nuevas vacías en manos de los promotores. 

–Hay un axioma ecologista que parece difícil de echar por tierra: No se puede tener un sistema económico basado en un crecimiento ilimitado con recursos limitados.

–Creo que en los mismos términos en los que se plantea la pregunta, se contesta. No podemos seguir creciendo como si los recursos del planeta fueran ilimitados porque no lo son. Tenemos que ser plenamente conscientes de que son limitados, acomodar el uso que hacemos con esos recursos y sobre todo una cosa que la sociedad actual no entiende: podemos vivir con mucho menos de lo que vivimos.  

–¿Se va a tener que aceptar eso?

–No se tiene que aceptar eso, lo que tenemos que ver es que si los recursos son limitados y nos hemos acostumbrado a consumir algo como si fuera ilimitado llega un momento que los niveles de consumo son tan exigentes que estamos en muchos casos consumiendo por encima de lo que de verdad necesitamos. No es que tengamos que vivir con la idea de que tenemos que consumir menos o acostumbrarnos, hay que ser capaces de ser felices consumiendo menos porque es posible. La felicidad no está sólo en el Producto Interior Bruto, porque no marca la calidad de vida ni el bienestar de una población.