La espiral siria

¿Cómo resolver el conflicto sirio que ya no se oculta tras el blindado CETI sino que nos abofetea a diario, a cada paso, en plena plaza de los Reyes? Las administraciones se muestran incapaces de acordar una solución conjunta para un número de personas que supera el centenar y que arrastra a decenas de menores, entre ellos varios bebés.

Las declaraciones, el pasado viernes, del delegado del Gobierno tras la celebración del 170 aniversario de la Benemérita dejan claro que cada vez es más evidente la existencia de esa disparidad de criterios sobre quién es el que debe intervenir. ¿Se está ante un problema de ordenanzas, de mera ocupación de suelo público?, ¿o más bien existe un problema de extranjería e inmigración que no ha sido controlado como se debiera ni en la frontera ni en el CETI? Ni unos ni otros se ponen de acuerdo y mientras, familias de sirios han construido un campamento de tiendas en pleno centro de la ciudad.
La pasada madrugada, agentes de la Policía Local se personaron en la plaza para aplicar el decreto dictado por la Consejería de Fomento sobre ocupación y buen uso de la vía pública. Su labor se centró en la retirada de las tiendas informando a los sirios que se hacía  porque está prohibido acampar, facilitando además de esta manera que la empresa de limpieza Trace pudiera limpiar la zona.
Agentes de la UIR ocupaban el interior de la plaza mientras se procedía a la retirada de las tiendas. Al fondo, agentes de la UPR y de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, miraban en segundo plano el desarrollo de los acontecimientos, poniendo de manifiesto más claro aún ese separatismo entre administraciones políticas de las que depende cada fuerza de seguridad para coordinarse en la resolución del problema.
Los operarios de Trace limpiaron con mangueras la plaza, mientras que la Policía Local permitió que se quedaran entre cinco y seis tiendas en el lugar porque estaban ocupadas por menores y los padres se negaron a sacarlos del interior a esa hora, las dos de la madrugada. Desde un primer momento se dejó claro que la Policía no iba a intervenir con contundencia habiendo menores de por medio, así que se ordenó la retirada de las 12 tiendas tipo iglú restantes. Antes de actuar, separaron a las mujeres y niños de los varones para evitar que se incrementaran las tensiones en una madrugada que podía presentarse complicada. ¿Hasta cuándo se va a actuar de esta manera?, ¿se resuelve el conflicto sirio con la constante retirada de sus tiendas? En la tarde de ayer, varios de los inmigrantes trasladaron otras nuevas en taxis. Llevaron mantas, maletas y demás pertenencias, dando una forma definida a lo que ya constituye un campamento en toda regla. “Estamos ante un problema de extranjería, no de ordenanzas, de sanciones o de retirar tiendas”, explicaba de madrugada uno de los agentes.
El delegado del Gobierno advertía a quienes llevan alimentos a los sirios o les entregan tiendas, que dicha actitud en nada les ayuda. “En el CETI, que nos cuesta una porrada de millones, tienen todos los servicios a su disposición”, explicó a los periodistas.
Los sirios han explicado que no se van de la plaza porque quieren dar a conocer que el CETI no es lugar bueno para mujeres y niños, que ven a los subsaharianos cómo van desnudos por la zona. “No está preparado para las familias”, denuncian.
La Defensora del Pueblo fue clara en una de sus directrices a la hora de exigir a la Administración que ofrezca un centro en el que las familias con menores a su cargo dispongan de módulos propios, al objeto de garantizar los derechos del menor. El problema es que el CETI, blindado a los medios de comunicación y sin transparencia alguna, no puede atender este requerimiento con casi 700 residentes en sus instalaciones. Mucho menos cuando en solo cuatro meses han sido casi 150 los sirios que han entrado de forma clandestina por el coladero del Tarajal incluyendo más de 70 menores, muchos de ellos bebés.
Tras la marcha, de madrugada, de la Policía Local y la retirada de las tiendas los sirios les dedicaron una ovación en forma de aplauso. No todos los sirios están secundando la protesta en pleno centro de la ciudad. Hay familias que han optado por esperar en el centro que se les autorice su salida al exterior.