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“La educación depende de todos, no únicamente de los profesores”

Tiene raíces sevillanas pero corazón ceutí. Nunca había visitado nuestra ciudad hasta que hace ahora trece años cruzó el Estrecho para ejercer como profesora de Lengua y Literatura en el Centro de Adultos Miguel Hernández.

Y desde entonces, salvo un período de tiempo de tres años donde estuvo en Los Barrios, se ha identificado plenamente con la sociedad educativa local, hasta el punto de mostrar sus inquietudes en una serie de informes que ha elaborado tendentes a que el profesorado se adapte más a la realidad actual.
Como asesora del Centro de Profesores y Recursos desde hace cuatro años, es plenamente consciente de que la educación no depende exclusivamente del profesorado sino que se trata de una labor conjunta de toda la sociedad, principalmente de los padres de los alumnos.
Entiende que la dificultad lingüística es muy importante, por el hecho de los jóvenes que no tienen el castellano como lengua materna, y aboga por poner en marcha una serie de medidas para corregir unas diferencias que, en muchas ocasiones, desembocan en el fracaso escolar.

–¿Qué hace una sevillana por esta ciudad?
–Terminé la carrera en el 1997 en la Universidad de Sevilla y hice unas oposiciones en Ciudad Real porque en aquella época el Ministerio de Educación tenía las competencias en muchas comunidades autónomas. Me quedé a trece centésimas de aprobar y luego surgió la posibilidad de trabajar en Ceuta.
–¿Tenías algún conocimiento de Ceuta?
–No, yo había aprobado sin plaza y acepté venir porque estaba más cerca de Sevilla que otros lugares como Almería. Yo no quería trabajar en un pueblo perdido, por lo que me decidí por Ceuta sin que me imaginara que esta ciudad me iba a apasionar tanto.
–¿Cómo fueron esos primeros meses de cambio en tu vida?
–Yo tenía veinticuatro años y mis padres me apoyaron mucho. Siempre he sido muy independiente, por aquello de ser la mayor de mis hermanos, y estaba muy felíz. Yo iba todos los fines de semana a Sevilla pero, poco a poco, cada vez viajaba menos porque quería quedarme aquí.
–¿Qué tal la primera etapa en el Miguel Hernández?
-Daba clases para adultos y fue el primer contacto con la realidad lingüística de Ceuta. En esa época me llamóla atención el desconocimiento que había entre las dos culturas mayoritarias ya que cuando preguntaba lo que hablaban en su casa no sabían responderme.
–¿Cómo fue irte a Los Barrios?
-Aprobé la oposición en Málaga y pedí destino allí porque estaba cerca de Ceuta. Regresé en el año 2004 al Instituto Almina y allí empecé a llevar a la práctica la metodología de trabajo.
–¿Qué supone profesionalmente tu paso por el Almina?
-Aprendí mucho de mis alumnos y me dí cuenta que lo que funciona realmente es el contacto con la familia, el cual es fundamental. Hay que escuchar a los alumnos porque si no sabes sus intereses y no encuentras elementos de motivación se pueden hacer pocas cosas.
–¿Cuándo empiezas a indagar por la influencia de la cultura en la educación?
–Sí, veía que nadie había estudiado este tema en profundidad, por lo que me puse a investigar porque pretendía tener una necesidad de conocimiento de la realidad educativa local. Por aquel entonces conocí a la directora del CPR, María José Navarro, que fue de las primeras personas que tuvo sensibilidad hacia los alumnos que no tenían el español como lengua materna.
–¿En qué se traduce tu preocupación por este asunto?
–Empecé a escribir artículos porque me gusta la etnografía de la comunicación, es decir, estudiar el comportamiento de la sociedad a través de la lengua. Por ello, decidí hacer una tesis doctoral que presenté en el 2009 llamada “La comunicación español-árabe en Ceuta y sus repercusiones en la enseñanza lingüística”.
–¿Qué te permitió conocer a través de la tesis?
–Que el profesorado de Ceuta necesita una mayor concienciación y sensibilización hacia la realidad educativa en el sentido de que hay que tener en cuenta que el 70 por ciento de los alumnos que entran en Primaria no tienen el español como lengua materna, hay centros que el porcentaje es del cien por cien, y no se puede enseñar la lengua igual que a otros jóvenes ya que la única exposición del niño a la lengua es en el colegio.
–¿No es un reto muy complicado de llevar a la práctica?
–Sí pero tenemos que utilizar la lengua para que se comuniquen entre ellos para evitar el fracaso escolar.
–¿Hay reticencias en el profesorado para cambiar los métodos de enseñanza?
–Sí pero últimamente los profesores de Infantil cada vez se acercan más al CPR para tener datos sobre este cambio de metodología porque los maestros ven más necesidad de aprender al llegar niños de tres años que no saben nada de español. Antes nadie se acercaba al CPR por este tema y cada año vemos más implicación en los profesores.
–¿Cuál es el principal mensaje que debe llegar?
–Que la lengua no se estudie como un objeto sino que se utilice para algo, es decir, hay que utilizar la lengua en lugar de estudiar la lengua para que tenga sentido y se motive al alumno.
–¿No crees que es muy complicado poder cambiar costumbres ancestrales?
–Es muy difícil pero estamos viviendo un cambio muy grade en la sociedad que no se parece en nada a la anterior. Cuando un profesor empieza a dar clases se encuentra solo y tiende a reproducir los modelos que utilizaron con é pero ahora esos modelos ya están anticuados.
–¿Por qué entras a trabajar en el Centro de Profesores y Recursos?
–El CPR tenía cinco asesores y en el año 2007 ampliaron la cifra hasta siete, una de ellas en el ámbito sociolingüístico y opté por la misma.
–¿Qué te ha reportado esta nueva labor?
–He aprendido un montón porque veo la educación desde otra perspectiva y me he dado cuenta que la educación no depende sólo del profesorado ni de la familia sino de todo el mundo. Me gusta que se diga que el éxito escolar es el éxito de la sociedad, por lo que no se conseguirá el éxito hasta que no nos impliquemos todos.
–¿Es posible alcanzar ese nivel de implicación que sería el adecuado?
–Poco a poco se puede conseguir porque con la participación de todos ya que el profesor puede tirar de la familia, otras veces una institución puede ayudar mucho y también los medios de comunicación.
–¿Qué primeras medidas se pueden tomar?
–El próximo año tenemos previsto hacer varias actividades no sólo para los profesores sino también para la familia y los periodistas, además de buscar otras fórmulas para lograr una mayor implicación con la colaboración de todos. Hay que tener claro que lo que no sale en los medios de comunicación parece que no existe.
–¿Qué otras actividades hay previstas?
–Tenemos previsto hacer más actividades conjuntas para los profesores de Primaria y Secundaria porque existe un poco de desconocimiento. Es importante trabajar juntos y que exista más coordinación entre el último año de Primaria y el primero de Secundaria porque hay muchos niños que el paso del colegio al instituto les cuesta mucho y algunos optan por abandonar.
–¿Cómo se puede recortar esas diferencias?
–Hay que trabajar con otra metodología porque hay muchos alumnos que abandonan en Secundaria o que sus notas se resienten bastante. Para ello, se tiene que trabajar bastante con la familia y que los centros escolares se abran a toda la comunidad.
–¿Es bien entendida la labor que desempeña el CPR y sus integrantes?
–Cada vez más es más comprendida, al contrario de lo que sucedía hace unos años donde el CPR se dedicaba a organizar cursos que, en general, no tenían mucha trascendencia y ahora hay más actividades y tienen más repercusión en el ámbito educativo. Cada vez que organizamos algo se piensa en la mejora de los resultados académicos de los alumnos como enseñar español, trabajar por proyectos o la escuela 2.0.
–¿Me imagino que es una labor a largo plazo?
–Sí, los resultados no se pueden ver a corto plazo porque donde hace falta más concienciación es entre el profesorado de Secundaria, por lo que es un reto que tenemos por delante.
–¿Alguna reflexión personal para terminar?
–Sí, sólo decir que se deben elaborar propuestas para abordar la enseñanza del español a alumnos que tienen el árabe ceutí como lengua materna.

Una gran aficionada del Real Betis

FICHA. Verónica Rivera Reyes (Sevilla, 1974) es la mayor de una familia de tres hermanos, todos ellos naturales de la capital hispalense.
Profesora de Lengua y Literatura, cruzó el Estrecho por primera vez cuando terminó la carrera y tuvo la oportunidad de trabajar profesionalmente, lo que ocurrió en el año 1998.
Casada y con una hija -María, de cuatro años-, el 16 de octubre de 1998 comenzó su actividad en el Centro de Adultos Miguel Hernández, donde estuvo dos años antes de aprobar unas oposiciones en Los Barrios.
En el período 2004-2007 ejerció en el Instituto Almina y desde octubre del 2007 ocupa el puesto de asesora del ámbito sociolingüístico del Centro de Profesores y Recursos.
Le gusta la lectura, “de todo y en cualquier soporte” como ella misma reconoce, y es una gran aficionada del Real Betis Balompié.

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