Tengamos en cuenta que Entrevías ofertó una baja temeraria del cuarenta y un por ciento, dado que puso encima de la mesa siete millones cien mil euros, cuando el pliego de condiciones establecía una licitación de doce millones de euros por un periodo de cuatro años.
El gasto anual para la Estación Depuradora de Aguas Residuales se había calculado en unos tres millones de euros anuales aproximadamente.
Por tanto, la mesa de contratación no ha tenido más remedio que pasar a la segunda oferta más bajada que era la realizada por esa Unión Temporal de Empresa JOCA-ACC, cuya oferta era un poco más cara que la anterior, un total de siete millones setecientos mil euros.
Plazo de diez días
También se le dio a los responsables de la UTE un plazo de diez días para que justificaran con documentación esa baja temeraria y debe ser que los mencionados argumentos son correctos, porque de otra manera no se habría producido la adjudicación y los técnicos han entendido que es posible la gestión durante los cuatro años con esa baja tan importante. El proceso establecía que un 70% de la puntuación global de las licitadores vendría dado por su mejor oferta económica y un 30% por su mejor propuesta técnica.
Además de las dos mencionadas, al concurso se habían presentado otras nueve propuestas, las de Aqualia, Cadagua, Drace, Sadyt, Saconsa y Socamex, todas ellas en solitario, y otras tres Uniones Temporales de Empresas (UTE), las que formaban DAM-SAV, Inima-FACSA y Hidralia-Aqualogy. El contratista quedará encargado de “las labores para que los elementos del sistema de saneamiento y depuración de aguas residuales cumplan los cometidos para los que fueron diseñados y para que lo hagan en condiciones óptimas, sin olores y de forma continua e ininterrumpida” asumiendo “cuantos gastos ello genere” y manteniendo el equipamiento “en buen estado”.