La Duna se desinfla

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La Audiencia Nacional se encargó ayer de pinchar el globo de la operación Duna hasta dejar en evidencia todo aquello que se publicitó como una de las operaciones antiterroristas más importantes de la época.

La Sección Cuarta de la Sala de lo Penal se encargaba ayer mismo de firmar las absoluciones de todos y cada uno de los imputados por un delito de pertenencia a organización terrorista, dejando en una mera garzonada aquella actuación policial. Uno a uno y así hasta los nueve ceutíes acusados de dicha trama terrorista han recibido la absolución del máximo órgano judicial, dejando en evidencia las tesis defendidas por el Ministerio Fiscal hasta el último momento.
Mohamed Fuad Mohamed Abdeselam, Hiasin Mustafa Mohamed, Karim Abdeselam Mohamed ‘Markitos’, los hermanos Yusef y Mustafa Abderrahaman Ahmed, Ahmed Abderrayat Laarbi ‘Tajina’, Reduan Ahmed Abderrahaman, Abdelkrim Chaib Abdelaziz y Ahmed Mustafa Mohamed quedan absueltos de cualquier vinculación con prácticas terroristas.
Todos ellos fueron detenidos en diciembre de 2006 y permanecieron dos años en prisión preventiva, hasta dictarse los autos de libertad provisional previo pago de las fianzas oportunas. Así han permanecido hasta la celebración de la vista oral el pasado 20 de marzo, en la que se puso de manifiesto la clara ausencia de pruebas con peso suficiente como para enervar la presunción de inocencia de los acusados.
Contra ellos había peticiones carcelarias duras que fueron mantenidas hasta el último momento por el Ministerio Fiscal, que reclamaba penas de entre 8 y 11 años de prisión. La sentencia, a la que ha tenido acceso ‘El Faro’, desbarata estas tesis y exculpa a todos los detenidos de cualquier posible vinculación con una célula islamista cuya misión era la de planear atentados para liberar Ceuta y Melilla y convertir de nuevo España en Al-Ándalus bajo dominio musulmán.
Eso es lo que mantenía la Policía y eso es lo que avaló judicialmente Baltasar Garzón, en una época de juez estrella que parió multitud de crónicas periodísticas y que poco a poco se fue desinflando.
A la Duna le ha pasado lo que a la Tigris. Los detenidos en una y los detenidos en la otra, todos ellos relacionados con prácticas terroristas, han terminado por quedar absueltos, desbaratándose las acusaciones policiales que se habían llevado a cabo en su contra. En ambas prevalecen conclusiones judiciales comunes, centradas sobre todo en la ausencia de pruebas.
En el caso de Ceuta ha pesado el hecho de que ni los propios agentes de la Policía Nacional fueran claros en sus testificales -llegaron a manifestar que nada recordaban- y que en ningún momento apareciera en escena el testigo clave: el imán. A pesar de los múltiples requerimientos nunca declaró siendo él la persona que dio pie a la operación.

Los detalles

Origen de la historia: Diciembre de 2006
Se produce, de madrugada, la detención de varias personas en la barriada del Príncipe. La Policía desembarca varias de sus unidades en la ciudad, llegadas expresamente de la península para poner en marcha el operativo. Traen consigo a un cámara de una cadena de televisión nacional para garantizarse la cobertura de la operación. Las primeras detenciones comienzan a producirse de madrugada, contando con el apoyo de la comisaría de Ceuta. Los mandos de aquí guardaron absoluto secretismo e incluso engañaron a la Guardia Civil ya que nunca les contaron que la operación era para detener a presuntos terroristas. Les dijeron que tenía que ver con la inmigración clandestina.
Ingreso en prisión: Baltasar Garzón, juez
El por aquel entonces juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, dicta autos de entrada en prisión de nueve de los detenidos, quedando otros en libertad. Así permanecieron dos años, hasta que se les concedió la libertad provisional previo pago de importantes fianzas. Desde 2008 las familias de los acusados y ellos mismos esperaban la celebración de una vista judicial que finalmente tuvo lugar el pasado marzo durante dos semanas completas.
En el príncipe: El escenario
Todos los detenidos son de esta barriada y fueron arrestados uno a uno tras que uno de los testigos protegidos fuera señalando a la Policía las viviendas en las que tenía que entrar. Todo el operativo se desplegó en esta barriada en donde residían todos y cada uno de los arrestados.
La información: Partió de Ceuta
Los agentes de la brigada de información de Madrid, que coordinan toda la actividad antiterrorista, actuaron al recibir informaciones de la comisaría de Ceuta. A su vez las informaciones que tenían los policías nacionales de aquí se basaban en las que les remitía el testigo clave de esta historia: el imán de la mezquita que no ha aparecido.

La defensa, en su gran mayoría de Marcos García Montes

Cinco de los nueve acusados han estado defendidos en esta causa por el abogado Marcos García Montes; el mismo que llevó, por ejemplo, el caso del llamado talibán ceutí, que también fue absuelto por el Tribunal Supremo tras ser acusado de prácticas radicales, tumbándose la sentencia de Baltasar Garzón. Y es que en ambas historias aparecen los dos nombres y, curiosamente, ambas terminan con sentencias absolutorias. Con Garzón apartado, tras perder su condición de juez, sus dos asuntos más mediáticos que tienen que ver con Ceuta han terminado con absoluciones. Con la operación Duna ahora esclarecida, al menos judicialmente, continúa la lucha de H’mido por conseguir que se haga justicia por su periodo de detención en Guantánamo.

De las fotos de Messi y Al Zarqaui a la amnesia de los agentes policiales

C.E. /ceuta
¿En qué quedará la operación Duna?, ¿qué hubo realmente detrás de aquella operación? Esas son cuestiones que ahora estudian los abogados de los acusados ya que, en cuanto se venzan los plazos del recurso y el fallo sea firme, pueden empezar un camino -cada uno por su lado- para pedir responsabilidades y las consiguientes indemnizaciones. Al menos esa es la situación de los que fueron acusados de prácticas radicales, seis años después de que Ceuta amaneciera rodeada de policías y fuera portada de la operación más importante -al menos en apariencia- que se ha producido en la ciudad.
Todo aquello se ha caído como un castillo de naipes, dejando atrás testificales curiosas y otras hasta irritantes. Por ejemplo las que ofrecieron ante la Sala los policías nacionales pertenecientes a la brigada de coordinación antiterrorista que padecieron una amnesia absoluta al recordar, más bien poco, de la mítica operación. Desesperaron hasta al fiscal Bautista. Los agentes, que integran el conocido como ‘CNI de la Policía’, la auténtica cabeza pensante de la inteligencia policial, reconocieron que habían actuado en Ceuta al recibir una información de la brigada de la Jefatura Superior. Es decir, desde Madrid no tenían sospechas de supuestos atentados contra Ceuta y Melilla, sino que desde la ciudad se les cursó el oportuno informe sobre lo que estaba sucediendo en el Príncipe.
Aquel informe nació de las declaraciones e informaciones que iba facilitando el imán que había sido desalojado por los vecinos de la mezquita. Su declaración tenía que ser la más importante, pero nunca acudió ni a Madrid ni a la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, a pesar de que en la sede ceutí se habían preparado para estas testificales.
Entre las declaraciones de los propios acusados hubo también conclusiones llamativas. Como la de Mustafa Abderrahaman, quien llegó a comparar las fotos que poseía de Abu Musab Al Zarqaui, líder de Al Qaeda en Irak, con las de “Messi o Cristiano Ronaldo”. A uno de los detenidos se le acusó de prácticas radicales al descubrírsele un video en el que aparecía con un arma comprada en el chino, de juguete, posando ante las Torres Gemelas.
Durante varias sesiones judiciales se visionaron videos y analizaron escuchas que habían sido transcritas, además se contó con la lectura de diversos informes especializados que se hicieron para hablar sobre el terrorismo, la guerra santa o las prácticas radicales. La Audiencia Nacional ha tardado muy poco en dictar sentencia al tener claro la falta de motivaciones para inculpar a los acusados.

La otra operación que nunca se llegó a desarrollar

¿Qué hubo realmente detrás de la Duna? El desarrollo de aquel operativo puso de manifiesto que las relaciones entre Policía Nacional y Guardia Civil no era todo lo buenas que aparentaban ser. De hecho los primeros desarrollaron una operación sin informar a los segundos de su contenido. Curiosamente el Instituto Armado estaba llevando a cabo un informe paralelo sobre presuntas redes islamistas. Policía Nacional y Guardia Civil trabajaban sobre el mismo asunto pero por distintas vías. Así sucedía a pesar de que el Gobierno de la Nación vendió un protocolo de actuaciones tras el 11-M que conllevaba incluso el intercambio de confidentes. Todas aquellas promesas de nada sirvieron. Madrid ordenó a la Nacional montar su particular Duna, mientras que el trabajo de la Guardia Civil quedaba anulado. Lo curioso de todo esto es que los propios policías nacionales de Madrid que prestaron declaración reconocieron que las investigaciones habían partido de una lista sospechosa que afectaba a 30 personas que podrían estar detrás de esta célula islamista. Esos nombres nunca aparecieron y al final de ese grupo de 30, se pasó a 20 nombres de los cuales sólo tres de ellos se corresponden con alguna de las personas que ha sido enjuiciada. En el aire siempre quedarán las dudas de si realmente había un grupo radical intentando asentarse en la ciudad cuyos protagonistas nunca fueron señalados.