La dualidad de una tierra

El Foro de El Faro de Ceuta retoma su actividad con una conferencia de la mano de Antonio Carrillo, que hizo un recorrido por la ciudad que le vio nacer durante el que resaltó las dualidades permanentes de su esencia cotidiana.

El tío del conferenciante, Manolo, siempre le decía “Antonio, bandido. ¿Cómo puedes acordarte de todo esto?”. Y ayer hizo gala, dando la razón a su tío, de que tiene una memoria privilegiada. El espacio de opinión que El Faro de Ceuta ha puesto en marcha, retomaba su actividad de la mano del secretario general de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Antonio Carrillo Alcalá, que bordó una historia de dualidades compleja y sencilla por estar basada en sus recuerdos personales. Las memorias que han marcado su vida tras nacer en la mitad del siglo pasado en Teniente Arrabal. Con cuatro años se fue a Tetuán y ya “desde entonces tengo metido dentro mi amor por esta  tierra”. Una tierra, para él, caracterizada por la dualidad. Del Mirador de San Antonio al de Isabel II, de los isleros de Santa Catalina a la Roca del Toro bendecida por la Virgen del Carmen. Del Chorillo a la Ribera, de Benzú al Tarajal, de San Amaro al Sarchal o a la Peña de los Alemanes o a Restinga... y de la Plaza de los Reyes a la de África, de la de Azcárate a la de Teniente Ruiz y del Parque de San Amaro al del Mediterráneo.

Del Foso de San Felipe al Baluarte, de la Almadraba “por entonces llena de atunes” a la ballenera y de la Potabilizadora a los pantanos. Antes de la conferencia, Carrillo ponderaba las claras mejoras de la ciudad en los últimos años y las posibilidades de esta tierra “ubicada en una geografía privilegiada”. Pero también reconocía los problemas de empleo que deben solucionarse y recomendó “que el joven no espere a que alguien conocido le ofrezca un trabajo, sino que se embarque en ser él mismo “creador de empleo”. Hizo además un guiño a la posibilidad de explotar turísticamente lugares como La Sirena, y en la conferencia guardó un hueco muy especial para hablar de la convivencia, base de la unión de las cuatro religiones que salpican la sociedad ceutí. Antes de recibir los aplausos de los asistentes que posteriormente disfrutarían de una cena, recordó que está dispuesto “a que se me utilice por el bien de mi tierra”.

ANTONIO CARRILLO: UN ‘EMBAJADOR OFICIOSO’ DE ceuta allá por donde va

De él, momentos antes de iniciar su conferencia, Ricardo Lacasa dijo que es “un ceutí de los que sabe ejercer aún habiéndose ido hace muchísimo tiempo”. Pero Antonio Carrillo sigue estando. No se ha ido del todo, algo que quedó claro tras la presentación que realizó José María Campos en la que quedó muy clara su condición de embajador oficioso de estas tierras y una figura “clave para montar la estructura empresarial de Ceuta”. Campos recordó su colaboración en el 92, gracias a la cual Ceuta tuvo pabellón en la Expo de Sevilla, su mano tendida que permitió crear un puente con Bruselas, portavocía ante Europa de las reclamaciones y condiciones específicas de la ciudad. Apostó y trazó líneas para que se introdujeran en Ceuta las grandes empresas y en definitiva “sin duda es uno de esos ceutíes en la distancia que ejerce un compromiso permanente de ayuda y que conforma una tela de araña necesaria junto a otros muchos”. Carrillo se quitó mérito en los pasillos del Parador minutos antes de entrar en la sala de conferencias. “Para mí Ceuta lo es todo y nunca he perdido relación, conexión y contacto con esta tierra plagada de familiares, amigos y por la que hago cuanto sea preciso y esté en mi mano como haría cualquier otro en mi situación”, apuntaba.