Estado y Ciudad preparan un nuevo proyecto para construir la instalación dentro del recinto de la estación en una inversión que podría alcanzar los cinco millones de euros.
Estado y Ciudad preparan un proyecto para dotar a la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de un punto de secado térmico para el tratamiento de los desechos resultantes del proceso de depuración.
Los lodos o el fango que se separa de las aguas procedentes del saneamiento se ha convertido en un tema espinoso dentro de los planes de gestión de residuos que, cada vez más, suele solucionarse con la creación de compos para la fertilización de los campos. El fango de las depuradoras se debe mandar a un vertedero especializado a través de un gestor autorizado. Su traslado no es fácil, una vez pasado por los procesos de secado y compactación con los que cuentan la mayoría de las estaciones sigue presentando un elevado porcentaje de humedad, del orden del 80 por ciento, formando una suerte de “torta pastosa”, tal y como la definió la directora técnica de Aquavir, Rocío Rodríguez; que es moldeable y difícil de manejar.
Cuando entre en funcionamiento la depuradora de Ceuta, las última fechas que aportó la compañía situaban el inicio a finales del verano, la gestión de sus lodos correrá la misma suerte que la de todos los residuos sólidos urbanos: se trasladará a la península asumiendo los costes derivados del tráfico marítimo.
Por ello tanto el Estado como la Ciudad hablaron de la posible instalación de una estación de secado térmico en un proyecto que sería independiente al que se está ejecutando actualmente. El secado térmico, “un lujo para cualquier otra estación depuradora” cobra mayor sentido en Ceuta. Si el resultado de los procesos convencionales dirigidos a la reducción del residuo dejan como resultado una pasta aún húmeda, el proceso del secado térmico deja un sólido con un volumen entre siete y ocho veces menor gracias a la disminución drástica del porcentaje de humedad. La aplicación de este tratamiento abarata el coste de transporte por dos razones: el menor volumen de materia a trasladar a un vertedero autorizado tras haber reducido su humedad y una mayor facilidad a la hora de trabajar con un material ya completamente sólido.
Espacio
Los costes dependen del tipo de secado que se empleará y la eficiencia que se espera de su tratamiento. La cifra ronda los cinco millones, incluyendo la asistencia técnica posterior a su edificación por lo que la obra civil y la propia obra en sí tendrán un coste bastante menor.
El proyecto lleva siendo estudiado desde que se inició la propia obra de la depuradora en Santa Catalina. El proyecto fue redefinido con la intención de dejar un espacio para que el edificio fuese construido en el propio recinto, aunque no exista la necesidad de que el secado térmico esté próximo a la EDAR.