Categorías: Tribunales y justicia

La cruzada personal de John B.

Aunque parecía que había pocas posibilidades de que un ciudadano británico, John B. B., acudiera ayer a la cita en el Juzgado de lo Penal número 2, allí estaba en tiempo y forma, como un clavo. Se trata de una persona, un hombre negro, que dispone de tan escasos recursos económicos que vive en la calle. Se presentó en las dependencias judiciales del Ceuta Center con todas sus pertenencias, recogidas en tres pequeñas maletas muy pulcras. Su juicio estaba previsto a las 11.20 horas, aunque no fue hasta cerca de las 13.00 horas cuando finalmente pudo marcharse, contrariado, por cierto.
Esperó y esperó a que comparecieran los dos agentes de Policía Nacional que el día 20 de marzo lo detuvieron y avalaron un atestado en el que se le acusaba de atentado y lesiones. En el citado atestado, figura que este hombre, en compañía de otras personas inmigrantes, pernoctaba en una zona un tanto inhóspita de la ciudad. Los agentes acudieron al lugar en un coche camuflado. Mientras que todos sus compañeros de pernoctación huyeron a la carrera, John B. B. permaneció en el lugar, en pie. Se le acusa de resistencia a la autoridad y de lesiones a uno de los agentes, concretamente de unos hematomas en los brazos y caderas. En el accidente no constan las lesiones que sufrió John, aunque sí que fue trasladado a un centro médico. Los dos tardaron aproximadamente unos siete días en recuperarse de sus lesiones
En todo caso, sólo compareció uno de los policías, precisamente el que no resultó herido.  Previamente se había ya dado prácticamente por suspendido el juicio, ante la incomparecencia de los agentes.
Incluso se había llegado a fijar fecha para una nueva vista, pero finalmente compareció, como se ha dicho antes, uno de los policías. Como faltaba el testimonio del presunto herido de las fuerzas policiales, finalmente se suspendió el juicio. Se le piden a John dos años de prisión por delito de atentado a la autoridad más una multa por una falta de lesiones.
A pesar de que se le ofreció una rebaja en la petición de pena, se negó en redondo y quiso ser juzgado, puesto que, afirmaba –mediante intérprete, pues no habla español– que no había hecho nada y que quería ser juzgado con todas las garantías.
Fuentes de la defensa indicaron que no dudan de la veracidad del testimonio del hombre, ya que incluso indicaron que dadas las circunstancias podría haberse marchado de Ceuta rumbo a Reino Unido, su país, ya que su pasaporte está en regla y quiere volver a su patria. Desde la defensa se incidió en que el hombre, John B. B., había manifestado categóricamente que no pensaba abandonar la ciudad sin que su nombre quedara fuera de cualquier sospecha. Finalmente, el juicio se celebrará en agosto. Algunas fuentes consultadas, sin poner en tela de juicio la actitud honrada de los agentes policiales, se preguntaban cuál sería el comportamiento de una persona que es despertada de madrugada, en un lugar oscuro y desconocido, por otras dos personas que van de paisano. Su actitud, pues, se achaca a una autodefensa ante la percepción de una situación de riesgo inesperada, lo que motivaría un forcejeo.
Por otra parte, la mañana en la Sala de lo Penal número 2 transcurrió con algunas suspensiones de juicios, algunos por tráfico de drogas y otro por delito contra la seguridad vial. Fundamentalmente por incomparecencia de testigos.
De otro lado, se produjeron sentencias firmes –no habrá apelaciones por ninguna de las partes– por varios delitos contra la salud pública. En todos los casos, los condenados aceptaron las penas. Por un lado, Aichya B. aceptó cumplir tres años y un día de cárcel y pagar una multa de 6.534 euros, después de confesar que el día 21 de febrero fue interceptada a las 19.00 horas en la Estación Marítima cuando transportaba 4,189 kilogramos de hachís en su vehículo, en el bolso y adosados a su cuerpo. Badr L. aceptó tres años y un día y una multa por el transporte de casi tres kilogramos de hachís en el interior de un vehículo. También fue condenado Mario M. N. , a quien se le encontraron 22 kilogramos de hachís, a tres años y cuatro meses de prisión y una multa de más de 34.000 euros.
Además, Youssef K. aceptó seis meses de prisión, sustituibles por 12 meses a razón de dos euros de multa diarios, por adquirir un ordenador portátil sabiendo que procedía de un robo en un centro educativo, esto es, un delito de receptación.
También se celebró una vista oral por malos tratos en el ámbito familiar que concluyó con la absolución del acusado, Bilal M., ya que la  denunciante, Fatima S., rechazó declarar en su contra, por lo que el magistrado juez dictó sentencia ‘in voce’.

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